Nuestros treinta mil

Nuestros treinta mil
memoria, verdad y justicia

POR UNA COMUNICACION POPULAR

POR UNA COMUNICACION POPULAR
POR UNA COMUNICACION POPULAR

viernes, agosto 27, 2010

NOTA DE UNA DELEGADA DEL DIARIO "LA NACION"

Los trabajadores de prensa y una disputa de sentido (Reflexiones de una delegada del diario La Nación)

Hace dieciséis años trabajo en la redacción del diario La Nación. Soy diagramadora del área suplementos. Mi familia y yo pudimos transitar la década del neoliberalismo rabioso, los años del gobierno de De La Rúa y la crisis que estalló en 2001, gracias a mi puesto en el diario centenario.

Quienes vivimos de un sueldo no siempre podemos elegir que patrón nos paga, somos asalariados que perseguimos la manera más digna de llevar adelante nuestras vidas. Quienes tenemos oficios vinculados a la comunicación: periodistas, reporteros gráficos, diagramadores, ilustradores, correctores, así como quienes trabajan en temas administrativos específicos de los medios periodísticos: circulación, avisos, entre otras especialidades, hemos visto como se fueron cerrando o achicando nuestras opciones de empleo al ritmo de la concentración de los medios en pocas manos. El crecimiento del monopolio junto al cierre de editoriales grandes y medianas: Abril, el diario La Razón (el original, de la calle Hornos), entre otros, sumado a la pérdida de derechos laborales, fue dejando pocas posibilidades de ocupación para los trabajadores de prensa. No podemos elegir a nuestros empleadores por su ideología, sí mantener nuestra dignidad y nuestra ética personal y profesional.

Con las elecciones del 2003 llegaron los Kirchner. De entrada supe que iba a votar a Néstor, no por él, a quien casi no conocía, sino por Cristina Fernández, de quien admiraba la actuación parlamentaria y su manera de pararse ante los movileros y responder precisa cualquier pregunta que se le realizase. Ella siempre sabía de qué hablaba, jamás una respuesta evasiva o una generalización, siempre con fuertes argumentaciones y mucha información sobre el tema que trataba. Cuando su marido resultó candidato a presidente en quién confié fue en ella. Si esa mujer había elegido a ese hombre de compañero en la vida, seguro que el tipo valía la pena. Y ahí fue mi voto. Es la primera vez que no me decepcionan.

Por ese nuevo proyecto político, porque me crié en valores como la solidaridad, la justicia social y los derechos humanos, con un fuerte sentido de pertenencia al pueblo argentino, y porque veía como se profundizaba el modelo neoliberal en mi lugar de trabajo, es que hace tres años me presenté a elecciones con la decisión de incorporarme a la comisión interna del diario La Nación. Dos objetivos concretos: primero defender los derechos de todos los trabajadores de prensa del diario, y segundo intentar instalar otra voz que contrarrestase la del discurso patronal que editorializa a diario dentro de las cabezas de los laburantes.

Hoy se anunciaba el discurso de Cristina sobre Papel Prensa. Hace mucho que pienso que me gustaría tener una cámara para filmar la vida cotidiana en la redacción, para mostrar cómo el discurso hegemónico de los medios fue minando el pensamiento de los trabajadores. Los anuncios del gobierno en torno a las empresas periodísticas impactan directamente en ese sentimiento de inseguridad que las prácticas menemistas dejaron instalado entre mis colegas. De la flexibilización quedó un miedo profundo a la perdida del trabajo, por ahí no tan arraigado en los más jóvenes, pero si muy fuerte en los de más de 40 años. Hace algunos años, con la excusa primero de los cambios tecnológicos, y después por la crisis internacional, las grandes empresas empezaron un plan de achique de sus dotaciones que aún no termina y que les permite maximizar sus ganancias a costa de nuestros derechos laborales y nuestra salud. A esto se suma la aparición de diarios que a poco de andar desaparecen y dejan en la calle a más de cien trabajadores, como es el caso de Crítica.

Para ambas situaciones no se encuentran respuestas, ni desde nuestro sindicato, que se ha vaciado de contenido gremial, ni desde el gobierno que no siempre ha jugado con decisión y claridad a favor de los trabajadores de prensa en los conflictos que nos tocaron vivir durante los últimos años (es una honrosa excepción el caso de los despidos del grupo Vila-Manzano en Rosario, donde se aunó la acción del gobierno con la de las dos centrales obreras). En este panorama complejo y doloroso es notoria la ausencia del sindicato que no llega hasta su gente para explicar qué es la Ley de Medios Audiovisuales ni qué pasa con Papel Prensa. Tampoco aclara hasta dónde podemos aceptar las exigencias de las empresas frente a los cambios tecnológicos y la incorporación de la Internet al mundo de la comunicación. En su ausencia nos vamos convirtiendo en trabajadores orquesta que tanto podemos escribir una nota, como grabar un video, o sacar fotos con nuestros celulares. Y cada vez somos menos…

En las redacciones predomina un solo discurso, el de los dueños de los medios concentrados. Página/12, 6-7-8, Miradas al Sur, Radio Nacional, Canal 7, y todo el abanico de medios cercanos al proyecto que representan los Kirchner, no alcanzan para equilibrar la balanza, salvo en compañeros con fuerte ideología de origen, el temor a quedarse en la calle termina conquistando el pensamiento y la capacidad de crítica, domestica las conciencias. En la batalla contra las empresas periodísticas monopólicas que se han hecho cargo, hoy por hoy, del rol que ayer cumplían las fuerzas armadas como portavoces de la derecha y custodios de los intereses del poder económico. Ellos representan la oposición más visceral al modelo nacional y popular.

A nosotros nos está faltando una mirada y una propuesta para quienes somos los más vulnerables en esta disputa de sentido: los trabajadores. ¿Qué culpa tiene el laburante de una tabacalera sobre lo que el tabaco provoca a quién lo consume? ¿Cuál es su posibilidad de optar? De la misma manera y en este contexto ¿cuánto puede elegir o decidir un trabajador de prensa sobre lo que los empresarios imponen? Hay, seguro, periodistas profundamente consustanciados con la ideología de sus patrones, aunque creo que no son la mayoría. Hay, también, muchos que no acuerdan con este gobierno, pero tampoco comulgan con quienes se le oponen. Hay periodistas que coinciden en algunos temas con la política oficial y no lo hacen en otros. Y estamos también los que compartimos plenamente el proyecto que encarnan la presidenta Cristina Fernández y el ex presidente Néstor Kirchner. Pero ante todo, todos nosotros, los que hacemos a diario los diarios, las radios, la televisión, somos laburantes que quedamos invisibilizados, acallados o camuflados con las patronales y que merecemos, como cualquier trabajador, que se nos respete, que no se avasallen nuestras convicciones personales, que se nos asegure la continuidad del empleo, la posibilidad de vivir dignamente haciendo lo que sabemos hacer: medios periodísticos.

Quiero decir también que me siento orgullosa de la decisión de nuestra presidenta de presentar esta batalla, que admiro la valentía de los protagonistas que sufrieron en carne propia los hechos aberrantes de público conocimiento y que aún hoy siguen poniendo el cuerpo para exigir justicia. Que crecí en el resguardo de la memoria de otro pueblo oprimido y perseguido, el pueblo de mis ancestros que es el pueblo judío, aquel que sufrió persecución y muerte y vino a estas tierras buscando refugio, como tantos otros pueblos. El dolor no se entierra, no se disipa, mientras no se haga justicia con el origen de ese dolor.

Irene Haimovichi

Delegada Diario La Nación, Agrupación La Gremial de Prensa, Integrante de Copla (Comunicación y Política para el Proyecto Nacional)

No hay comentarios.: