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POR UNA COMUNICACION POPULAR

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miércoles, septiembre 14, 2016

MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y EL ROL DEL ESTADO

MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y EL ROL DEL ESTADO

CONTEXTO
La disputa, tal vez histórica, en la lucha de los pueblos por su liberación, es el rol del Estado. En tanto es el que debe regular las relaciones entre los distintos sectores de la sociedad.
Uno de los triunfos del capitalismo es haber construido la creencia de que “el poder” reside en el Estado. De esta manera se cambia el eje de las tensiones entre las grandes empresas, los sindicatos y otras organizaciones sociales.
También de esa manera, se pretende invisibilizar la enorme capacidad de ejercer presión sobre los gobiernos, de las corporaciones empresarias.
Esta introducción abre un sinnúmero de abordajes posibles, que reflejan esa solapada o no tanto, disputa de poder en nuestra América.
Voy a enfocarme en lo que esta contienda provoca en los medios de comunicación y su relación con nuestra realidad.

REFERENCIAS
Noami Chomsky cita un estudio de Benjamín Gisberg sobre “la movilización de la opinión pública”, este sostiene que”…los gobiernos occidentales han utilizado mecanismos de mercado para regular las perspectivas y los sentimientos populares. El mercado de las ideas…disemina con eficacia las creencias e ideas de las clases superiores…” (Nosotros las llamamos clases dominantes).
La reflexión de Ginsberg termina así: “Aunque los ciudadanos occidentales suelen equiparar al mercado con la libertad de opinión, la mano oculta del mercado puede ser un instrumento de control casi tan potente como el puño de hierro del estado”. (Nótese que equipara el poder del “mercado” con “el puño de hierro del estado”. Lo que habla de la fuerza reguladora que posee en aquellos países que quieren convencernos de tener un estado que no regule). (Fuente: Noam Chomsky, “Ilusiones necesarias, control del pensamiento en las sociedades democráticas”).
El concepto que expresa Benjamín Ginsberg, fue plasmado casi visionariamente y llevado al paroxismo por George Orwell en su novela “1984”, que ya he mencionado en otras notas.

¿ Y EL ESTADO?
Vamos llegando al meollo del asunto, que es la importancia del rol del estado en los países coloniales. Pero no cualquier Estado. Sino uno que refleje, defienda y sostenga los intereses populares. En este caso, en el contexto de los medios de comunicación y la circulación de la información y el conocimiento.

Vuelvo a Chomsky, no porque no tengamos excelentes estudiosos y referentes sobre estos temas en nuestros pagos. Simplemente lo hago porque proviene de las entrañas del capitalismo. Además, no puede ser “acusado” de peronista.

Dicho lo cual, cito: “Los segmentos de los medios de comunicación que pueden llegar a un público considerable son conglomerados aún mayores… venden un producto a los consumidores. Su mercado son los anunciantes, y el producto son los públicos…” (El subrayado es mío)
A veces “los anunciantes” no necesariamente pretenden imponer un producto, también suele ser, una idea, un sistema de gobierno, un candidato, un modo de vida en sociedad, un modelo económico, una visión del mundo.

Con facilidad podemos asociar el concepto “anunciante”, con “el que pone la plata”, y no cambia el sentido de lo expresado.

Retorno a la obra del lingüista, “…los proyectos inadecuados para su patrocinio” (de los “anunciantes”)…”tienden a morir en la rama…” dice, citando al diario “Economist” de Londres, quien da el ejemplo del canal público de TV, WNET, que “perdió su suscripción empresarial de GULF+WESTERN por un documental: Hambre a cambio de beneficios”, que trata de una empresa multinacional que compra una inmensa cantidad de terrenos en el tercer mundo.

El responsable ejecutivo de la GULF, le escribió a WNET, que esas acciones “No habían sido las de un amigo” y añadió que el documental era “violentamente anti empresa, si no anti norteamericano”.

Ante semejante mensaje ¿quién se atrevería a cometer “el mismo error”?
Acá surge la pregunta sobre el rol del Estado, y por qué, más arriba aclaré que no cualquier Estado.
Si el Estado no está al servicio de las grandes mayorías populares y de sus organizaciones sociales, no defenderá sus intereses.

POR CASA ¿CÓMO ANDAMOS?
En lo atinente a los medios de comunicación y la circulación de la información, es crucial. Porque está demostrado que sólo con las leyes, no alcanza, si no hay voluntad política en todos los actores involucrados, de defender el derecho a la información y a la pluralidad de voces.

Porque, si el Estado y los funcionarios responsables de regular, y regularizar la situación de los medios comunitarios y vecinales, no tienen la conciencia política y social de su responsabilidad en cuanto a facilitar la sustentabilidad de estos medios alternativos de comunicación, la pluralidad de voces, es sólo una expresión de deseos y no un objetivo político.

Con dolor debo decir que perdimos una enorme oportunidad de contar, hoy, con medios comunitarios y vecinales, para defender con herramientas comunicacionales propias, el proyecto iniciado el 25 de Mayo de 2003.

Por impericia, amiguismo, falta de lucidez, egoísmo, sectarismo, cada quien tendrá su mirada para aportar. Lo cierto es el tremendo error político que significó semejante actitud.
Entonces, hoy, el campo nacional y popular no tiene la cantidad necesaria de medios y comunicadores para contrarrestar la desinformación, el apagón informativo y el cepo comunicacional que existe. Porque no se los regularizó como era de esperar, si realmente queríamos dar la famosa “batalla cultural”.

Quienes tuvieron la oportunidad y las posibilidades de hacerlo no estuvieron a la altura del desafío en que la historia los puso. Por otro lado, las voces que se escuchan y las plumas que escriben en los medios que sobreviven, son los mismos que ocuparon los medios oficiales durante los últimos doce años, salvo muy contadas excepciones.
Hubo valiosos compañeros y compañeras que no tuvieron espacio antes en aquellos medios y hoy siguen dando pelea desde la misma marginalidad de las que no se les permitió salir entonces.

“QUE NO ELIJAN LOS MEDIOS”
Agustín Rossi, dijo en un reportaje, aludiendo a figuras reconocidas, en el contexto de la pérdida de los espacios oficiales: “que no elijan los medios”. Gran observación.
Porque quienes sostuvimos y sostenemos “la batalla cultural” desde los medios comunitarios y vecinales, comprobamos que resultó imposible conseguir notas de dirigentes políticos, sindicales, legisladores y opinadores varios, que desfilaban por los medios públicos durante los años del gobierno popular. Salvo contadas y honrosas excepciones.

Durante las primeras semanas del actual gobierno, algunas notas se consiguieron en los medios alternativos, hablando de manera directa con los interesados. Con la aparición de las “nuevas islas opositoras” en ciertos medios. Los mismos dirigentes con los que logramos hablar “personalmente” nos remiten a sus “responsables de prensa”. Con las mismas honrosas y contadas excepciones. Recordamos las palabras del ex ministro de Defensa Nacional: “que no elijan los medios”.

Por todo esto es fundamental el rol del Estado. Porque sin los recursos necesarios que debe ofrecer ese Estado, los medios comunitarios no sobreviven en una democracia capitalista como la nuestra.

Con amargura debo decir que el Estado que tanto hizo en otros aspectos falló en cómo encaró “la batalla cultural”. Hoy lo sufrimos.
Es de esperar que los dirigentes políticos, sindicales, legisladores y referentes sociales y culturales reflexionen. Porque, si cuando volvamos, porque vamos a volver, cometemos los mismos errores que saltan a la vista, y que no están todos contenidos en estas líneas, no será posible llegar a la ansiada liberación nacional. Por la que han dejado la vida tantos compañeros y compañeras desde las primeras páginas de nuestra historia, que no comenzó en 1492.



Daniel Mojica


lunes, septiembre 05, 2016

¿CÓMO DEMANDAN DIOS Y LA PATRIA?

¿CÓMO DEMANDAN DIOS Y LA PATRIA?

El Art. 93 de nuestra Constitución Nacional (CN) prescribe una fórmula de juramento para el presidente y para el vicepresidente.

“Al tomar posesión de su cargo el presidente y vicepresidente prestarán juramento, en manos del presidente del Senado y ante el Congreso reunido en Asamblea, respetando sus creencias religiosas, de: "desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo de presidente (o vicepresidente) de la Nación y observar y hacer observar fielmente la Constitución de la Nación Argentina". ( Art. 93 CN)

“…El nuevo presidente cambió una palabra en la jura que encabezó ante la Asamblea Legislativa, que se transmitió por cadena nacional. “Honestidad” por “patriotismo” fue el trueque que sorpresivamente pronunció el mandatario, quien durante su discurso se comprometió a “combatir la corrupción” durante su gestión que durará hasta el 2019”. (Portal de TN del 10/12/2015)

“Yo, Mauricio Macri, juro por Dios, nuestro Señor y estos Santos Evangelios desempeñar con lealtad y honestidad el cargo de Presidente de la Nación Argentina y observar y hacer observar con fidelidad la Constitución de la Nación Argentina. Si yo no lo hiciere, que Dios y la Patria me lo demanden”.

“Señala Alberdi que el juramento sólo debería limitarse a la promesa de cumplir con la Constitución; pero que generalmente suelen incluirse en la fórmula de su otorgamiento, otros objetos que la Ley Fundamental estima como necesarios a tal fin. Y de allí que el juramento requerido al presidente y vicepresidente, contempla varios aspectos, según lo explica Joaquín V. González: “1° Obliga al hombre por su religión a ser honrado y sincero en el ejercicio de sus funciones, y en la tutela y salvaguardia del bienestar social y de los derechos y garantías acordados; 2° Se obliga por el honor a ser leal con sus deberes y hacia sus conciudadanos, que tan grande poder le confían; 3° Se obliga por el patriotismo a no cometer actos indignos del honor colectivo de la Nación; 4° Confirma un poder general del Presidente, y a la vez un deber correlativo de obligar a todos a obedecer la Constitución, y obedecerla él mismo. Si falta, el Dios de sus creencias y el sentimiento del honor le reprocharán su delito, y la Nación hará efectiva su responsabilidad por medio del juicio político, establecido como facultad del Congreso”. (03/12/2015, Carlos R. Baeza, “El juramento del presidente”, La Nueva, Bahía Blanca)

Es muy clara la reflexión de Joaquín V. González, acerca de lo que significa el juramento. No es una simple fórmula vacía y sin consecuencias políticas, éticas, o, incluso penales.

Precisamente, por el no cumplimiento del juramento de asunción del presidente, es la pregunta que formulo en el título de las presentes líneas: ¿Cómo demandan dios y la patria al mandatario que no cumple con el mandato popular según la CN?

De este interrogante surge otro ¿Quién tiene la responsabilidad de llevar adelante esa demanda?

“Corresponde a la Corte Suprema y a los tribunales inferiores de la Nación, el conocimiento y decisión de todas las causas que versen sobre puntos regidos por la Constitución, y por la leyes de la Nación…” (Capítulo II, Atribuciones del Poder Judicial, Art. 116 CN)

“Capítulo 1: De la Cámara de Diputados” (CN) Art. 53 Sólo ella ejerce el derecho de acusar ante el Senado al presidente, vicepresidente, al jefe de gabinete de ministros, a los ministros y a los miembros de la Corte Suprema, en las causas de responsabilidad que se intenten contra ellos, por mal desempeño o por delito en el ejercicio de sus funciones; o por crímenes comunes, después de haber conocido de ellos y declarado haber lugar a la formación de causa por la mayoría de dos terceras partes de sus miembros presentes.”

Según el Art. 116 tanto la Corte Suprema como los tribunales inferiores deben intervenir en asuntos “que versen sobre puntos regidos por la CN”, pregunta ¿si el presidente de la Nación no “observa ni hace observar con fidelidad la CN”, no corresponde que la Corte Suprema tome alguna medida al respecto? Otra pregunta ¿si la Corte Suprema no lo hace, corresponde que la Cámara de Diputados haga lo que prescribe el Art. 53 de la CN, hacia el presidente de la Nación o contra los miembros de la Corte Suprema?

Son interrogantes de un ciudadano común. Creo que no es necesario hacer una enumeración de los actos de gobierno que están reñidos con la CN y los Tratados Internacionales (Pacto de San José de Costa Rica), derogación de leyes por Decreto de Necesidad y Urgencia (Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual) eliminación de organismos autárquicos y desplazamiento de sus titulares sin seguir los requisitos establecidos al efecto (AFSCA y AFTIC), nombramiento de jueces para la Corte Suprema por decreto. Son algunas de las flagrantes violaciones cometidas impunemente. Es decir sin que la Corte Suprema cumpliera con la función que le otorga la CN como resguardo del bien común, la vida y los bienes de los habitantes establecidos por la Carta Magna.

¿Qué le queda por hacer al pueblo cuando el Poder Ejecutivo viola la CN, la Corte Suprema no se ocupa de emplazarlo al respecto, y la Cámara de Diputados en lugar de tomar nota y actuar en consecuencia por la gravedad institucional que conlleva, acompaña todas y cada una de las violaciones y arbitrariedades cometidas?

También el recorte arbitrario de derechos adquiridos olvidando que “Las declaraciones, derechos y garantías que enumera la Constitución, no serán entendidos como negación de otros derechos y garantías no enumerados pero que nacen del principio de la soberanía del pueblo y de la forma republicana de gobierno.” (Art. 33, CN)

Un párrafo aparte merecen también las negociaciones con los tenedores de bonos que no entraron en las reestructuraciones de los años 2005 y 2010, que fueron avaladas por el Congreso Nacional y que son pasibles, todos los funcionarios del Poder Ejecutivo y los legisladores de ambas cámaras de lo que prescribe el Art. 29 de la CN: “…El Congreso Nacional no puede conceder al Ejecutivo nacional…sumisiones o supremacías por las que la vida, el honor o las fortunas de los argentinos queden a merced de gobiernos o persona alguna. Actos de esta naturaleza llevan consigo una nulidad insanable, y sujetarán a los que los formulen, consientan o firmen, a la responsabilidad y pena de los infames traidores a la Patria.”

La máxima autoridad judicial, otra vez eligió el silencio.

Pero a pesar de sus falencias de época, la CN aún tiene sus anticuerpos para cuando los poderes del Estado no están a la altura del patriotismo y la observancia fiel de sus prescripciones: “Esta Constitución mantendrá su imperio aun cuando se interrumpiere su observancia…”(Capítulo II, Art. 36, primer párrafo) “Todos los ciudadanos tienen el derecho de resistencia contra quienes ejecutaren actos…enunciados en este artículo…Atentará asimismo contra el sistema democrático quien incurriere en grave delito doloso contra el Estado que conlleve enriquecimiento, quedando inhabilitado por el tiempo que las leyes determinen para ocupar cargos o empleos públicos.” (Ibídem, último párrafo)

El famoso tema denominado “dólar futuro” no es un “…grave delito doloso contra el Estado que conlleve enriquecimiento…”.

Vuelvo a la pregunta que origina esta nota ¿Cómo demandan dios y la patria?

¿Qué debe hacer un pueblo cuando ninguno de los poderes que la CN enumera como Gobierno Federal y según reza el Preámbulo de la misma, no cumplen “los pactos preexistentes”, ni “el objeto de constituir la unión nacional”, ni “afianzar la justicia”, tampoco a “consolidar la paz interior, proveer a la defensa común , promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad…”?

Si algún jurista, constitucionalista o especialista puede ayudarme a clarificar estas dudas, que tal vez, por no ser abogado no están bien planteadas o fundamentadas, me ayudaría a bajar el nivel de angustia e impotencia que motivaron estas reflexiones.

Daniel Mojica