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POR UNA COMUNICACION POPULAR

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viernes, noviembre 01, 2013

UNA NUEVA ETAPA EN LA BATALLA CULTURAL

LA CONSTITUCIONALIDAD DE LA LEY DE SERVICIOS DE COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL. NUEVA ETAPA DE LA BATALLA CULTURAL

Luego del largo y trabajoso camino en estos treinta años de democracia ininterrumpida, que condujo al reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, culmina una etapa. Pero se abre otra en la continua batalla cultural por la descolonización y liberación nacional. Tal vez más intensa.
En estos treinta años de democracia que estamos celebrando, desde que la recuperamos, los primeros veinte han sido de una democracia condicionada. Condicionada y extorsionada por los genocidas civiles y militares. Luego, sin solución de continuidad, condicionada y extorsionada por los socios y cómplices mediáticos. Quienes ocultaron de manera sistemática, las torturas, robo de bebés y asesinato de las madres parturientas.
Esos medios, que gracias a ser funcionales a las necesidades de los criminales genocidas en el encubrimiento de los delitos de lesa humanidad cometidos, se quedaron con Papel Prensa. Como moneda de pago a tan sangriento pacto de silencio.
Comenzaron así, a construir una versión cultural acorde al objetivo de ocultar, suavizar, tergiversar, manipular y mentir sobre el genocidio cometido. El pasado reciente que aún persisten en negar.
De esa manera, estos medios trabajaron y trabajan en el sostenimiento de la teoría de los dos demonios, la estigmatización de la juventud, de la política y de la militancia en proyectos populares.
Además de sembrar en las conciencias la semilla del olvido y la “reconciliación”.
Estos son los intereses políticos. Pero además, estos medios, como miembros del sistema de poder corporativo, también tienen intereses económicos y financieros.
Basta con repasar, en los primeros veinte años de la democracia recuperada, los discursos de los economistas, analistas y periodistas especializados que nos hablaban casi en estado de éxtasis de “la teoría del derrame”. Antes, durante y después de la profundización del endeudamiento externo.
Poco a poco, estos grupos mediáticos fueron socavando, esmerilando y deslegitimando al primer gobierno de la recuperación democrática. Hasta provocar su salida antes de cumplir su mandato constitucional. Allí comienza el pacto de mutuos beneficios con quien sucedería a ese primer gobierno.
Llegamos a la década del 90. Donde uno de esos grupos mediáticos comienza a transitar los primeros pasos que lo conducirían a transformarse en el más poderoso y diversificado grupo mediático y financiero.
Luego de conseguir todo lo que se propusieron durante la década del 90. Hacen lo propio con el siguiente gobierno constitucional, que no tuvo la misma astucia política, ni el carisma de quien lo precedió al mando del Poder Ejecutivo.
Ese gobierno nació de una rara mezcla de dirigentes de derecha con cierta izquierda confundida, que aceptó en su gabinete a un personaje alumbrado en la genocida dictadura. Responsable del crecimiento de la deuda externa, luego en los 90 adalid de la privatización salvaje del patrimonio nacional, y que luego del espejismo de la convertibilidad, mandó a lavar los platos a nuestros científicos. Para recalar triunfalmente como salvador durante el gobierno que tuvo el nefasto mérito de dictar el estado de sitio, para irse en helicóptero, antes de cumplir su mandato y luego de reprimir y matar a decenas de manifestantes.
Lo que vino después, el desfile de efímeros presidentes provisionales, también le sirvió al multimedio del gran diario argentino, para conseguir que no lo remataran por sus deudas. Una demostración más de que “a río revuelto ganancia de pescadores”. Sobre todo cuando son los pescadores mismos los que revuelven el río.
Así llegamos a las nuevas elecciones presidenciales.
Desde el 25 de mayo del 2003 la realidad cambió sustancialmente. Porque la democracia dejó de estar condicionada. Aunque las extorsiones siguieron, el gobierno elegido hizo valer su palabra y demostró que no dejó “…sus convicciones en la puerta de entrada de la casa de gobierno…”
La toma de decisiones volvió a su lugar natural: la casa de gobierno.
El ya constituido como grupo mediático monopólico, ejerció su poder dominante con prácticas mafiosas. Luego de un corto período sin grandes enfrentamientos con el nuevo gobierno democrático. Llega un momento crucial en la batalla cultural, que tal vez se mantenía como solapada. En el año 2008 se produce la recordada votación por la resolución 125. A partir de entonces se produce un sinceramiento de las reglas de juego. Aparecen de manera más clara a los ojos de la sociedad toda, los dos proyectos de país. El país para pocos que tiene como estandarte “la libertad de prensa”, el “periodismo independiente”, “olvidar el pasado” y “el campo es la Argentina”. Enfrentado al país para los 40 millones de argentinos, el país de la inclusión social, de la recuperación y ampliación de derechos, de la reindustrialización y recuperación del patrimonio nacional.
Es el momento en el que caen la mayoría de las máscaras que tapaban el verdadero rostro de quienes fueron socios y beneficiarios del genocidio, donde la hipocresía ya está a la vista de los que quieran verla. Por eso el discurso que se quiere imponer es “olvidar el pasado”. Porque sigue siendo presente hasta que aparezca el último nieto apropiado.
Una nueva etapa de esa batalla cultural, es la promulgación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Hecho que produce un nuevo alineamiento en la sociedad. Las grandes mayorías toman partido por la pluralidad de voces.
Es tal el enfrentamiento del grupo mediático monopólico, que sus contactos judiciales logran frenar durante 4 años la plena vigencia, de la ley más transparente y más debatida. Sancionada con amplia mayoría en ambas cámaras, votada no sólo por el oficialismo.
Hizo falta que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en un fallo contundente y esclarecedor, luego de unas audiencia públicas donde quedó en evidencia la falta de argumentos jurídicos y de sentido común del monopolio mediático, dictara la constitucionalidad de la norma y por tanto la plena vigencia de la misma, para acabar con la disputa judicial. Ya es cosa juzgada.
Ahora comienza otra etapa de esta batalla cultural. Donde el gobierno nacional y las fuerzas del campo popular deben estar alertas a las maniobras de claro tinte golpista que comienza a pergeñar el grupo Clarín. Quien sin tener una plataforma partidaria, ha empezado a jugar como partido político, al que adhieren dirigentes de las diversas fuerzas de la oposición.
Pero como alertara en su magnífica fundamentación de su voto el Juez de la Suprema Corte Eugenio Zaffaroni, el monopolio de la información, la construcción de una cultura hegemónica pone en serio riesgo a la democracia.
A nosotros como pueblo nos toca defenderla.

Daniel Mojica



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