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POR UNA COMUNICACION POPULAR

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viernes, febrero 24, 2012

ANGLOFILIA INTELECTUAL II


SOBRE EL DOCUMENTO “MALVINAS: UNA VISION ALTERNATIVA” (A LA NACIONAL)

Ayer esbocé algunas reflexiones sobre el documento firmado por una serie de personalidades de la cultura (colonial). Luego de leer con más detenimiento la declaración (de sometimiento y genuflexión) considero pertinente agregar algunos comentarios. Como simple ciudadano de a pie. Ya que no pertenezco a la Academia (soy un sufrido riverplatense) ni poseo pergaminos ni blasones de los que algunas elites se vanaglorian para no debatir con nosotros, los simples ciudadanos que ejercemos nuestro inalienable derecho (gracias a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual) a expresarnos. Ley, que dicho sea de paso es denostada y vituperada por los “iluminados” que nos miran desde sus cúpulas de cristal, como quien te mira por sobre el hombro, enarcando las cejas. Como muchos de los firmantes del mencionado documento.
¿Tal vez porque la nueva Ley de Medios de la democracia, apunta a la desmonopolización de la información, y de esa manera  aprendimos a poner en su lugar a los tecnócratas de la palabra? De la misma manera que desde Mayo de 2003 ya no dependemos de los tecnócratas de la economía.
Paso a mis comentarios.
Ya desde las primeras líneas del documento se nota que la realidad les es esquiva. Arrancan diciendo “…carecemos aún de una crítica pública del apoyo social que acompañó a la guerra de Malvinas”…
Salvo que por crítica pública entiendan que todos los que fueron a Plaza de Mayo en aquel momento se convoquen al mismo lugar para pedir disculpas, así los firmantes del documento se sienten un poco mejor. La Presidenta de la Nación en el acto en el que convocó a todos los representantes de la sociedad, diferenció con meridiana claridad el justo sentimiento nacional por la causa Malvinas, del mesiánico y criminal hecho cometido por los genocidas.
O sea desde el Estado se dejó en claro (para los que hablan y piensan en castellano) ese tema.
En un segundo párrafo critican que  se hace “…de su recuperación una cuestión de identidad…” y la coloca “…al tope de nuestras prioridades nacionales y de la agenda internacional del país.”
Por lo visto tienen un problema con la identidad que asumimos la enorme mayoría de los argentinos respecto de este tema. Pero además, no observan el panorama internacional: las invasiones y matanzas cometidas en nombre del petróleo y otros recursos en Afganistán, Pakistán, Irak, entro otros. Las amenazas a Irán.

La necesidad de las potencias imperialistas de garantizar el paso de “sus” barcos por “sus aguas navegables” ante el posible cierre del estrecho de Ormuz. La necesidad de apropiarse del territorio antártico además de las riquezas de los mares que circundan nuestras Islas. Ahora tenemos en nuestra América del Sur una base de la OTAN (NATO para ellos)
(Tratado del Atlántico Norte (¿))
Haciendo gala de la misma miopía política (¿o mala fe?) dicen que la “…cuestión Malvinas…” tiene “…escasa relación con los grandes problemas políticos, sociales y económicos que nos aquejan…”
¿Desde cuando en un país colonial “tienen escasa relación con los grandes problemas políticos, sociales y económicos” que una potencia colonial se lleve nuestras riquezas (petroleras, pesqueras) construya un enclave militar con armas nucleares en una zona declarada libre de armas nucleares, y los medios hegemónicos hagan causa común con la potencia colonialista para socavar, cuando no desestabilizar al gobierno nacional?
Acaso las riquezas que nos saquean ¿no podrían ayudar a una mejor distribución de la riqueza?
Luego  en un alarde de tergiversación digno del Cártel Clarín dice que estamos maduros como sociedad para darnos una estrategia que “…concilie los intereses nacionales legítimos con el principio de autodeterminación sobre el que ha sido fundado este país.”
No queda claro de qué intereses nacionales habla, ni la autodeterminación de quién. Porque nuestros intereses nacionales son legítimos y los habitantes de las Malvinas, no tienen derecho a la autodeterminación, así lo ha consignado la ONU en reiteradas oportunidades.
En todo caso si habla de los intereses legítimos de los Kelpers, esos valen en Gran Bretaña. Si tan importante es el principio de autodeterminación de los pueblos, para el Reino Unido, allí están Irlanda y Escocia esperando por ellos. Tal vez quieran elaborar un documento al respecto.
Más adelante, en este manifiesto que parece haber sido escrito por  súbditos de la corona británica, expresan “…no consideramos tener derechos preferenciales, que nos permitan avasallar los de quienes viven y trabajan en Malvinas desde hace generaciones, mucho antes de que llegaran nuestros ancestros…”
Parece un deliberado intento por desviar el eje de la discusión, que siempre es la soberanía sobre nuestros territorios australes, y no acerca de los derechos de quienes las habitan. Que si están por generaciones, es precisamente porque en 1833 expulsaron por la fuerza de las armas al pueblo y gobernante argentino que las habitaban originariamente.
Además, el actual gobierno no se caracteriza precisamente por avasallar derechos. Antes bien ha ampliado derechos para minorías siempre postergadas o ignoradas.
Luego en una evidente manipulación de los términos (para lo que son muy avezados) escriben “…La sangre de los caídos en Malvinas, exige sobre todo, que no se incurra nuevamente en el patrioterismo que los llevó a la muerte  ni se la use como elemento de sacralización de posiciones que en todo sistema democrático son opinables…”
La manipulación que advierto es sobre “la sangre de los caídos” estableciendo una semejanza entre la decisión tomada por la dictadura genocida cívica, militar y mediática que describe acertadamente como “patrioterismo” porque hubo una utilización demagógica de un sentimiento nacional, aviesamente utilizado por el Cártel Clarín y los medios para los que muchos de los firmantes del documento trabajan y/u operan tomando posiciones que “en todo sistema democrático son opinables” y además publicables gracias a la nueva Ley de Medios de la democracia, que la mayoría de los firmantes (sino todos) execran.
No es ingenuo comparar el sentido clamor patriótico de la amplia mayoría de argentinos, con el patrioterismo de los genocidas, que también condujo al robo de bebés, violaciones, torturas y crímenes de lesa humanidad.
Atrocidades de las que fueron socios y cómplices, los medios en los que cumplen tareas muchos de estos intelectuales y periodistas que se expresan mediante el escrito mencionado.
En una nueva muestra de ingenuidad (o manifiesta mala fe) o quizás como argumentación premeditadamente falaz escriben “…La afirmación obsesiva del principio “Las Malvinas son argentinas” y la ignorancia o desprecio del avasallamiento que este supone debilitan el reclamo justo y pacífico de retirada del Reino Unido y su base militar, y hacen imposible avanzar hacia una gestión de los recursos naturales negociada entre argentinos e isleños.”
Para este grupo de intelectuales reclamar lo que por historia y derecho nos corresponde supone ignorancia, desprecio y avasallamiento (¿) vaya a saber a qué cosa. Pero la muestra de mala fe está dada en “…avanzar hacia una gestión de los recursos naturales negociada entre argentinos e isleños…” porque una vez reconocida y recuperada la soberanía que nos corresponde, la “gestión de los recursos naturales” tendrá el mismo protocolo administrativo y de gestión que con el resto de las provincias que componen nuestra patria.



En uno de los últimos párrafos dicen algo que es razonable: “…Los principales problemas nacionales y nuestras peores tragedias no han sido causados por la pérdida de territorios ni por la escasez de recursos naturales, sino por nuestra falta de respeto a la vida, los derechos humanos, las instituciones democráticas y los valores fundacionales de la República Argentina, como la libertad, la igualdad y la autodeterminación.”
La pregunta que me surge ante esta aseveración, es ¿qué sentirán los firmantes, que defienden la postura de una potencia colonial que ha mostrado a lo largo de su historia pasada y reciente “falta de respeto a la vida, los derechos humanos, las instituciones democráticas…la libertad, la igualdad y la determinación…” de los países que ha sometido y cuyos pueblos ha masacrado?
Contradicciones, de quienes hacen de la palabra su herramienta, sucede que los conceptos, muchas veces se vuelven contra quien los esgrime, o muestran la incongruencia entre lo que se dice/escribe y lo que se hace.

Daniel Mojica



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