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POR UNA COMUNICACION POPULAR

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miércoles, marzo 03, 2010

ACERCA DEL DISCURSO DE MI PRESIDENTA EL 1/3/10

ORGULLO DE SER ARGENTINO Mientras escuchaba el brillante discurso que desgranaba Mi Presidenta, sentí la misma satisfacción que ante el primer discurso del ex Presidente Néstor Kirchner, cuando dijo que no dejaría sus convicciones en la puerta de la Casa Rosada. Sentí el enorme orgullo de ser argentino. Tal vez, llevado por ese sentimiento, pensé, ahora reconozco que ingenuamente, que la clase dirigente que trabaja de oponerse, no podría persistir en su despecho obstruccionista. Lamento haberme equivocado. De cualquier manera, creo que las personas bien intencionadas que han sido permeables al discurso destructor de la república, propalado por el partido Clarín y sus diversos centros cívicos (TN, canal 13, radio mitre) deberían ir despertando de la manipuladora anestesia del “periodismo independiente” (que escribe lo que Magneto quiere). Quizás siga siendo ingenuo. Pero me resisto a perder esa pequeña chispa que me permite creer, aún, en el prójimo. Aunque no piense como yo. Me resisto a dejar de soñar. Me resisto a perder la esperanza. Precisamente a esto apunta el “operativo desánimo” pergeñado por el monopolio mediático, y obedecido debidamente por la clase dirigente que trabaja de oponerse. Pretenden socavar la esperanza. Eliminar los sueños de un futuro mejor. Censurar la alegría. ¿O acaso vamos a creer que Tinelli es la alegría? Con una transparencia que sólo puede ser empañada por la tozuda oposición del partido Clarín, y la dirigencia que le hace de coro, la Presidenta blanqueó la existencia de un país real, el de las realizaciones y medidas de gobierno; y un país virtual o mediático el de “está todo mal”. Sin ninguna soberbia habló de los pronósticos catastróficos, que por suerte y para bien del país, no se cumplieron, y los contrastó con la realidad de los hechos. Tuvo la grandeza de pedir la colaboración de la dirigencia opositora. Que sin dejar de lado sus ideas y sus razonables ambiciones políticas, trabajen por el bien de la Nación. Contestó con altura y argumentos de inocultable veracidad, a quienes sostienen que este gobierno y el anterior de Néstor Kirchner humillaron a las Fuerzas Armadas. Dijo acertadamente que quienes las humillaron fueron los que le pusieron capuchas y les hicieron secuestrar, torturar y asesinar. Luego reafirmó su identidad peronista al afirmar que pertenece al único movimiento político que tiene vigencia actual y que fuera fundado por un general. Más adelante, hizo un breve recorrido de su paso como legisladora y mencionó que perdió muchas votaciones en las Cámaras y jamás se le hubiera ocurrido recurrir a la justicia para conseguir aquello que no pudo lograr con los votos. Con altura y astucia, sin llegar al agravio ni a la descalificación de la que ella misma es víctima, Cristina Fernández puso de relieve la falta de grandeza de gran parte de la clase dirigente que trabaja de oponerse. Remarcó la independencia de la Corte Suprema de Justicia respecto del gobierno nacional y solicitó a los jueces y magistrados del Poder Judicial, que tengan la misma independencia respecto de los grupos de poder económico y de las corporaciones. Aprovechó que mencionaba a la Justicia y pidió celeridad para los juicios contra los genocidas de la dictadura cívico militar. También tuvo palabras para los ciudadanos a quienes les pidió que interpelen, interroguen e inquieran a los dirigentes que quieran postularse para dirigir la República, acerca de las propuestas concretas que van a llevar a la práctica en los diversos temas de importancia: Salud, Educación, Deuda, Seguridad, Empleo, Fuentes de trabajo, Derechos Humanos. De todo esto tenemos que hablar, porque en el año 1999 no se habló de nada de esto porque había una gran Argentina virtual y mediática que sólo mostraba esteriotipos y se ocultaban ideas y proyectos. Entonces nos fue muy mal a todos. “Muchas veces siento que se discuten cuestiones absolutamente banales, algunos porque a lo mejor no tienen proyecto alternativo y les hubiera gustado poder hacer lo que hicimos nosotros, otros porque tal vez tienen proyectos que no los pueden contar porque sino no los votarían. Pero por una cosa o por otra no discutimos en la República Argentina las cosas que tenemos que discutir en profundidad: qué modelo de país queremos, qué vamos a hacer, ¿vamos a privilegiar endeudarnos a tasas al 14 ó al 15 y pagar la deuda y enfriar la economía? Sobre estas cosas tenemos que hablar y si no cuál es la solución, cuál es la salida, bajamos y enfriamos la economía. ¿Qué hubiera pasado si en el año 2007, cuando me eligieron Presidenta, hubiéramos enfriado la economía? ¿Cómo se enfría la economía? ¿Cuál es el economista que me explica cómo se enfría la economía? ¿Con qué swich la mueve, cómo lo pone a 28 grados, a 30 o a 5 y no manda al tacho las expectativas, como por ejemplo pasó durante el año 99, cuando vino la Alianza y con el impuestazo tiró por abajo las expectativas que parecía que estaban surgiendo? “ Debo confesar, que luego de escuchar atentamente el discurso de Cristina Fernández y emocionarme en muchos de sus pasajes y gritar, como si ella pudiera escucharme ¡GRANDE PRESI! Sentí un doble orgullo, el de ser peronista y el de ser argentino. Daniel Mojica

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