Nuestros treinta mil

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memoria, verdad y justicia

POR UNA COMUNICACION POPULAR

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miércoles, diciembre 12, 2012

JUSTICIA PARA MARITA VERON

LA CONSPIRACIÓN DE LOS TOGADOS




Cuentan los memoriosos de la comunidad que siempre ha sido así. O casi.

Como si ciertas instituciones hubieran sido creadas con el sólo fin de proteger a minorías poderosas. Aunque suene a sin sentido. Porque si son poderosas para qué necesitan protección.

Más bien, la pregunta es de quién deben ser protegidas.

Algunos dirán, de la ampliación de derechos. Otros de la igualdad ante la ley. Muchos dirán de la soberanía popular.

Seguro todos tendrán razón.

Los mismos memoriosos saben decir a quien quiera oírlos, que las leyes que conformaron la Nación, se han fundado en pilares que consolidan privilegios para esas mismas minorías que no debían “ahorrar sangre de gauchos” en su afán civilizatorio.

Tal vez de ahí venga esa honda necesidad de protegerse. De darse las herramientas necesarias para defender esos primigenios privilegios.

Quizás no sea casualidad que los funcionarios que surgen del voto popular tengan plazo de vencimiento desde que son elegidos. Así se conforman dos, de los tres poderes en que se apoya la democracia representativa. El tercer poder, vaya causalidad, es vitalicio.

Ese poder, al que con los usos y costumbres ha devenido en una especie de guardaespaldas de las clases más acomodadas. Nunca mejor usado un concepto. Acomodadas.

Hubo épocas, en que esos privilegios eran vistos por el resto de la sociedad, como algo natural. Casi como si fuera producto de una fuerza superior, invisible e intocable. Que nada ni nadie podía modificar.

Esa misma sensación ha degenerado en amplios segmentos de ese poder, en una inusitada impunidad.

Impunidad de los “protectores” y de los “protegidos”.

Sucede, que desde hace un tiempo a esta parte, la época ha cambiado. Pero no ha cambiado por arte de magia, ni por una fuerza superior, invisible e intocable. No.

Cambió de la mano de la misma sociedad, que supo encontrar quien pusiera en acto sus anhelos de igualdad.

Hete aquí, que ese segmento de “protectores” y “protegidos” no se resignan al cambio de época. Se aferran a sus privilegios. Defienden la impunidad de la que siempre han gozado.

Entonces embisten, con todo el poder que aún tienen, contra la ampliación de derechos, contra la igualdad ante la ley. En fin, contra la soberanía popular.

Así es como resbalan por los pringosos pliegues de la condicionada justicia, escapando del castigo que merecen, pedófilos con sotana, procesados jefes de gobierno, tratantes de blancas, camaristas viajeros, medios audiovisuales filo genocidas.

Pero el cambio de época, se está consolidando. La comunidad lo está consolidando.

Más temprano que tarde, los cambios que faltan llegarán. Por la vía de las mismas manos que cambiaron la época.

Para construir una realidad en la que los únicos privilegiados, vuelva a ser los niños.

Como nos cuentan los memoriosos.



Daniel Mojica

Escritor público miembro de COMUNA

www.cuestioncultural.blogspot.com.ar













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