PANORAMA DESOLADOR DE LA CLASE OPOSITORA.
SIN IDEAS ES CONDUCIDA POR EL PARTIDO CLARIN
Parece que es cierto, que para tener espacio en los canales de difusión del partido Clarín, hay que pegarle al gobierno.
El carné de antiK garantiza páginas, micrófonos y cámaras que el monopolio ofrece de manera generosa, para sumar voluntades en su cruzada golpista.
Es patético el lugar que aceptan estos dirigentes en el escenario de la realidad nacional. Ser los payasos que el dueño del circo manipula a su conveniencia.
¿Son concientes que juegan contra los intereses del país?
¿No les importa?
¿Es tanto el egoísmo de la casta opositora que sólo piensa en su propio posicionamiento electoral?
Es evidente que el partido Clarín busca la caída del gobierno constitucional por varias razones, entre las cuales se cuentan: La nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual; la causa por apropiación de los hijos adoptados para la señora Ernestina Herrera; y el rechazo a hacer lobby a favor del ingreso del monopolio en Telecom.
Por esta misma razón, de ser tan evidente la operación golpista que lleva adelante el monopolio, es que resulta agraviante para la voluntad popular que la gran mayoría de la dirigencia opositora que no tiene propuestas alternativas, se sume alegremente a esa intentona.
¿Será por no tener alternativas?
¿Será para aprovechar las prebendas de los grupos de poder cuando hay dirigentes que se subordinan a esos intereses mezquinos en contra de las mayorías?
Por eso será que asoman la cabeza desde el suelo donde reptan, para hacer declaraciones como las de Luis Juez que califica a la presidenta Cristina Fernández de “pésima presidenta” y comparando la actual gestión con la de Isabel Martínez, sostuvo “hizo un mejor papel, conforme a las circunstancias”
Me pregunto si ante algunas declaraciones ¿no se les debería hacer a estos personajes un análisis toxicológico?
Algunos de estos impresentables, deben hacer cada tanto una declaración, para que su nombre no se borre por completo de las mentes ciudadanas.
La diferencia entre esta caterva de conjurados contra el gobierno peronista de Cristina Fernández, y precisamente, la actual presidenta es abismal.
En cuanto a realizaciones para poner en la balanza, en cuanto a la defensa del bien común. Para no mencionar la estatura política y la visión estratégica.
Por allí debe pasar la envidia de quienes la odian.
Es escalofriante mirar el desfile mediático de esta bandada de dirigentes sin ideas propias, que sólo atinan a repetir lo que el partido Clarín pretende instalar como agenda.
¿Son estos políticos los que en algún momento tendrán que guiar los destinos del país?
¿Nos llevarán nuevamente al espejismo de los noventa?
¿O nos conducirán al abismo del 2001?
¿Acaso Mauricio Macri, con su fascismo disfrazado y su total ignorancia de cómo se gestiona la cosa pública en función del beneficio de la mayoría, pretende ser candidato? ¿No puede con una intendencia y pretende gobernar el país? ¿Se creerá que es como manejar un club de fútbol?
Con frases escritas por asesores no se gobierna. Si ni siquiera sabe cuales son las leyes que veta ni por qué las veta.
Tal vez De Narváez, que los medios (propios y los del monopolio) pretenden instalarlo como la gran esperanza blanca del sistema. Si en los dos años anteriores como diputado no presentó un solo proyecto propio y sólo repite frases que quedan bien como publicidad de productos. Además, miente. Mintió con su declaración de bienes (que nadie le cuestiona en igual medida que al ex presidente Kirchner, ni lo denuncian por el oscuro origen de los mismos) Mintió cuando dijo que el año pasado y en 2008 no compró y sacó cientos de miles de dólares del país.
Cobos y su naturaleza traidora.
Carrió con sus delirios de Apocalipsis, matanzas indiscriminadas y locas comparaciones.
Gerardo Morales y los fantasmas armados que vio en Jujuy de la mano de Milagro Salas. Lo que no vio es la inmensa obra de esta mujer y su organización Túpac Amaru.
Eduardo Duhalde y su afiebrado afán de ver a las fuerzas armadas patrullando las calles del país.
Carlos Reutemann, que cuando no tiene parálisis discursiva, cae en una verborrea absurda y sin sentido. Durante cinco años apoya un proyecto y pugna por salir en las fotos con los gobernantes que ahora denosta.
¿Esta es su seriedad, más allá de su falta de sonrisa?
¿Esta es su coherencia?
Si a esta calaña de dirigentes con pretensiones que exceden sus capacidades les quitan las cámaras, micrófonos y letra que les da el monopolio Clarín, tendrían que dedicarse a otros menesteres.
¡Lo bien que le harían al país!
Daniel Mojica
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