Nuestros treinta mil

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memoria, verdad y justicia

POR UNA COMUNICACION POPULAR

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martes, julio 15, 2014

IMAGINEMOS



IMAGINEMOS

Imaginemos. Que existe un país que fue elegido como banco de pruebas por el sistema financiero internacional para experimentar con teorías económicas que produciendo desmedidos ajustes presupuestarios, rebaja de sueldos, destrucción de fuentes de trabajo, enajenación de las empresas del estado, privatización de los servicios públicos, paralización de la obra pública, estatización de la deuda privada, reducir el estado a su mínima expresión, para luego convencer a la población mediante los medios de comunicación afines a esos objetivos, que eso posibilitaría el desarrollo y crecimiento del país, y que luego al final de todo ese proceso se produciría un derrame mágico de bienestar para todos los habitantes de ese país.
Imaginemos también que antes intentaron hacerlo en los finales de un gobierno democrático pero la resistencia de las organizaciones sociales hizo fallar el intento.
Sigamos imaginando que los que deciden en los centros de poder mundial se dieron cuenta que por las buenas no iban a lograr su cometido. Entonces deciden implementar un sangriento plan de represión, muerte, torturas, robo de bebés y producen un genocidio en aras de lograr los objetivos que se propusieron.
Imaginemos que con la masacre producida matan a gran parte de la dirigencia política y social más lúcida de ese país generando además un incremento abismal de la deuda externa.
Imaginemos que un grupo de Madres de aquella generación masacrada empieza a reclamar respuestas a las autoridades y generan un amplio arco de solidaridad internacional.
Imaginemos que la situación política y social de la dictadura genocida se hace insostenible y para ganar más tiempo deciden recuperar un territorio usurpado por una potencia extranjera siglos atrás creyendo contar con la neutralidad del aliado histórico de aquel país colonizador. Consecuencia: guerra y derrota, un apurado y negociado llamado a elecciones previo dictado de un decreto que declara la impunidad por los crímenes cometidos.
Imaginemos que gana las elecciones un espacio político diferente al que fue desalojado por el golpe genocida y que nace condicionado por los asesinos que siguen acechando.
Imaginemos que este nuevo gobierno luego de tímidos intentos de dictar medidas populares los medios de comunicación que apoyaron y se beneficiaron con el genocidio y las corporaciones económicas mediante extorsiones y corridas cambiarias logran arrinconarlo hasta que consiguen que se vaya antes de terminar su mandato constitucional.
Imaginemos que un dirigente disfrazado de nacional y popular logra vencer en las elecciones y asume de manera anticipada el gobierno poniendo en marcha el experimento mencionado más arriba nombrando al sicario económico de los poderes internacionales para conducir el experimento.
Sigamos imaginando que como consecuencia de estas políticas el país se queda sin el patrimonio nacional, acrecienta la ya inmensa deuda externa y genera una bomba de tiempo con efecto retardado que bautiza “convertibilidad”.
Imaginemos que uno de los integrantes de ese gobierno colonizado pergeña dos leyes que crearán el andamiaje jurídico que además de profundizar la dependencia atará de pies y manos a la justicia nacional. Se promulgan, a saber: “Ley de Reforma del Estado” (que posibilitó el gran negocio antinacional de las privatizaciones) y “Ley de Emergencia Económica” (que permite gobernar con “Decretos de Necesidad y Urgencia”).
Imaginemos que lo primero que se privatiza son los medios de comunicación que sirvieron para convencer a la población de las bondades de las privatizaciones.
Imaginemos que este gobierno negoció con el ex presidente que lo precedió una reforma constitucional que posibilitó que fuera reelecto y el partido del anterior gobierno logró que se sumara un tercer senador para quien fuera minoría en las elecciones legislativas.
Imaginemos que el finalizar su segundo mandato el presidente de las relaciones carnales con la potencia del norte, la desocupación era insostenible, no había producción industrial porque casi terminó con la industria ya que no hacía falta si se importaba lo que necesitaban. El panorama económico y social era desolador.
Imaginemos que en las nuevas elecciones presidenciales gana una alianza de partidos diferentes al que se va del gobierno, compuesta por el partido que pactó la reforma constitucional y otro que se creyó progresista.
Imaginemos que lo más importante que sucedió durante ese breve gobierno antes de irse por los techos ha sido el Mega canje, el blindaje, estafas que sirvieron para incrementar sideralmente la deuda externa, sancionar mediante coimas una ley de reforma sindical, declarar el estado de sitio sin pasar por el Congreso Nacional y desatar una represión con numerosos muertos.
Imaginemos que le sucedieron en el lapso de una semana varios presidentes uno de los cuales decretó alegremente el no pago de la deuda externa y renunció desde su casa al día siguiente. Más tarde el Congreso designó a un Presidente interino hasta que se produjeran las nuevas elecciones presidenciales.
Imaginemos que mientras tanto hubo una feroz represión que causó la muerte de militantes sociales a manos de la policía y que los dirigentes con responsabilidad política por el hecho no fueron llamados por la justicia.
Imaginemos que ese presidente interino dictó una ley a medida de uno de los medios de comunicación que veía peligrar la continuidad de los actuales dueños a manos de capitales extranjeros con los que tenía una deuda importante. Tan a medida fue esa ley que se la conoce con el nombre del medio beneficiado.
Imaginemos que se produjeron las elecciones y el ganador fue el que disfrazado de nacional y popular vendió al país y que no se presentó a la segunda vuelta necesaria ya que ninguno de los candidatos logró el 50% más uno. Así que quien salió segundo con menos porcentaje de votos que de desocupación asumió el gobierno.
Imaginemos que el día de su asunción el nuevo presidente se reconoció como hijo de aquellas Madres, integrante de la generación masacrada y dijo que no iba a dejar sus convicciones en la puerta de la casa de gobierno.
Imaginemos que en representación del sistema de poder fue a verlo a poco de asumir su mandato un ejecutivo de uno de los medios de comunicación que fue socio, cómplice y beneficiario de la dictadura genocida antes mencionada y lo conminó a cumplir un plan de gobierno que proponía básicamente olvidar el pasado y seguir siendo colonia para contar con el apoyo de los medios corporativos y el sistema de poder establecido. De lo contrario le auguró que su gobierno duraría sólo unos meses.
Imaginemos que este nuevo presidente cumplió con lo que dijo al asumir. Renovó la Corte Suprema adicta al gobierno del disfrazado de nacional y popular, inauguró una política de Derechos Humanos que sería ejemplo mundial, y anunció que encararía una negociación de la deuda externa cosa que hizo con una quita histórica. Decidió aumentar el porcentaje asignado en el presupuesto a la educación y redujo el que correspondía al pago de los servicios de la deuda externa.
Imaginemos que la renegociación de la deuda fue un éxito y que al terminar su mandato la desocupación se redujo a menos de la mitad de la que recibió. Lo que posibilitó generar nuevos emprendimientos productivos que generaron mayor empleo y creó las condiciones para la incorporación de millones de jubilados que no reunían los requisitos que marca la ley.
Imaginemos que hubo nuevas elecciones y ganó la esposa de quien no dejó sus convicciones en la puerta de la casa de gobierno. La nueva presidenta asume con las mismas convicciones que su predecesor y profundiza las políticas económicas y sociales generando más encono y odio en los sectores de privilegio quienes a través de los medios de comunicación ligados al poder real hacen lo imposible por denigrarla, desgastarla buscando provocar sus destitución.
Imaginemos que antes de la finalización de su primer mandato muere el ex presidente y un océano de dolor y desolación recorre la Nación. Ningún alma medianamente sensible podría imaginar las barbaridades que se dijeron y publicaron sobre la muerte de este hombre providencial.
Imaginemos oleadas de jóvenes y no tan jóvenes que desfilan su llanto por la Plaza de Mayo pariendo una nueva era de participación política en el país.
Imaginemos que la sociedad fue tomando paulatina conciencia de que se está cambiando la época.
Imaginemos que la Presidenta elegida retempló su ánimo ante las manifestaciones de apoyo, afecto y amor popular. El dolor inenarrable no le impidió tener la lucidez necesaria para tomar medidas que fueron articulando una política de desarrollo y crecimiento con una fuerte presencia internacional que fue creciendo de manera paulatina y contundente.
Imaginemos que luego de soportar vanos intentos destituyentes y bajezas mediáticas de toda laya fue reelecta con la consigna de profundizar el proyecto en marcha e ir por más. Incrementó su estatura de líder internacional y de manera proporcional aumentaron los ataques mediáticos.
Imaginemos que hizo una segunda reestructuración de la deuda externa y que así se llegó al 92,4% de aceptación de las condiciones negociadas entre el gobierno nacional y los tenedores de bonos de la deuda.
Ahora imaginemos que de ese poco más del 7% que no aceptó entrar en las reestructuraciones mencionadas el 1% inicia juicio en los tribunales de Nueva York (producto del andamiaje jurídico que posibilitó las privatizaciones mencionadas) y la justicia del país que propició los golpes genocidas en nuestra América avala las pretensiones de esos capitales especulativos que además son apoyados por los mismos medios que fueron cómplices del genocidio nombrado más arriba.
Imaginemos que el sistema judicial del país que estamos imaginando hace silencio ante el artero ataque de este conglomerado de poder extranjero.
Imaginemos que nos preguntamos el por qué de ese silencio ¿Cuál sería la respuesta?
Imaginemos.
Imaginemos que hay un mundial de fútbol y que el técnico del país que imaginamos se dice afín al gobierno de esta presidenta que pretenden destituir.
Imaginemos que los periodistas y comunicadores de los medios que apoyaron el genocidio y todas las movidas destituyentes de los últimos años denigran y menosprecian al entrenador y a los jugadores elegidos.
Imaginemos que esa selección llega a la final y entrega todo lo que tiene sobre el verde césped y no logra el ansiado triunfo que le daría la copa como premio.
Imaginemos ese mismo país volcado a las calles y plazas de todo el territorio manifestando su inmenso agradecimiento a la entrega y el amor que se siente con los valores compartidos. Imaginemos el regreso de ese equipo a su patria luego del no triunfo y el cariño de los simpatizantes volcado en las calles y las redes sociales.


Imaginemos que la multitud de orgullosos subcampeones espera la presencia de sus héroes deportivos en la plaza emblemática de los festejos deportivos y un pequeño grupo organizado de delincuentes se hace presente para empañar e impedir la llegada de los jugadores y el cuerpo técnico. Imaginemos que los medios socios y cómplices del genocidio resaltan sólo el vandalismo.
Imaginemos que la presidenta recibe a los deportistas y se habla del trabajo en equipo para lograr objetivos y de los valores que puso en juego este grupo de deportistas. Valores que son reconocidos por la sociedad que se volcó masivamente a agradecer lo hecho por este equipo. Como dijo uno de los emblemáticos integrantes del plantel “no pudimos volver con la copa, pero volvimos con valores de cómo se debe trabajar para conseguir un objetivo”.
Imaginemos que ese mismo pueblo que salió a convalidar esos valores que pusieron en juego estos muchachos se vuelca a las calles a lo largo y a lo ancho del país imaginado para que el mundo se entere que este pueblo le dice ¡NO PASARÁN!! A esos buitres que quieren terminar con la soberanía nacional.
Imaginemos.

Daniel Mojica

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