¿HACIA DONDE VAMOS?
Se pregunta mediante el título (QUO VADIS) Ernesto
TNembaum, en su nota del 05/01 en la
Revista 23.
Ese presunto inocente interrogante, encierra una
concienzuda vocación de confundir. Tal como nos tiene acostumbrados en cada
nota semanal. Donde el cinismo, y el pretendido aire de perdona vidas, hacia
quienes tenemos un compromiso y reconocimiento hacia el proyecto iniciado en
Mayo de 2003 por Néstor Kirchner y que hoy conduce Cristina Fernández de
Kirchner.
La gran confusión que pretende instalar surge del
comentario, escrito casi como al descuido “…cual es la esencia del “proyecto” y
cual es su desviación, es una pregunta para quienes están desesperados por
encontrar o mantener una identidad, a favor o en contra de lo que hay…”
Es para destacar que la palabra “proyecto” está
encomillada como negando la existencia del mismo.
Como hábil prestidigitador, pretende hacerle creer a
sus lectores, que un proyecto nacional sigue un derrotero lineal, esquemático.
Como si una vez fijado el objetivo, hay un solo sendero que conduce hacia él.
Entonces, los vaivenes lógicos de cualquier
emprendimiento humano, con sus marchas, contramarchas, avances y retrocesos, es
presentado como inconsistente. Carente de coherencia. Errático.
De esta manera, en medio de esas trampas cazabobos (en
las cuales es experto) que coloca en sus columnas de opinión desliza las
mentiras que el Cártel Clarín pretende instalar en el humor social. Como por
ejemplo la que dice “…El gobierno envió la Gendarmería a
Cablevisión…” cuando es de público conocimiento que la orden partió de un
Juzgado de Mendoza.
Otra de las desinformaciones que escribe en su nota es
la siguiente: “…El Gobierno eligió como su enemigo público número uno, a su ex
aliado Hugo Moyano, el jefe de la
CGT…”
Nadie que observe la realidad, puede sostener que “…el
gobierno eligió…” a Hugo Moyano como enemigo. Esto, de ninguna manera quiere
decir que no existan contradicciones entre los aliados del gobierno.
Y si esto sucede, es precisamente, porque el proyecto
nacional no es una línea recta y sin obstáculos a sortear.
En otro tramo de su escrito, nos da, sin quererlo, por
supuesto. Algunas pistas para entender su sinuoso tránsito por el periodismo,
que el prefiere diferenciar de lo que discrimina como “periodismo militante”.
Tal vez sin percatarse que “su” periodismo es “militante” a favor del poder que
se opone a la voluntad popular que eligió a este proyecto con el 54,11% hace un
par de meses.
Las pistas están aquí, cuando escribe: “…Eso es lo que
ocurre en política, cuando uno decide encolumnarse en un proyecto: se atacan
las debilidades ajenas, se justifican u ocultan las propias. Con límites, que
cada uno sabrá cuales son los suyos, lo que hace un militante o un político es
defender al proyecto en el que está incluido…”
Esta es la descripción más certera acerca del trabajo
que realizan los “periodistas independientes” que reciben el sueldo del Cártel
Clarín.
¿Cuál es el límite de estos “profesionales” de la
mentira, la injuria, la tergiversación? Y de la deshumanización, como lo
demostraron los comentarios incalificables sobre la reciente operación de
Cristina Fernández.
Parece que no existen límites en tratar de encontrar o
inventar “debilidades ajenas” para “atacar” mientras “se justifican u ocultan
las propias”.
Creo que es toda una definición de la línea política
que siguen los escribas del monopolio: justificar y ocultar las propias
¿bajezas, faltas de ética, mentiras, operaciones desestabilizantes, negocios
oscuros, aprietes mafiosos, apropiaciones indebidas, sociedades genocidas?
Cada uno sabrá cuales son sus propios límites ¿no?
Periodista independiente.
Mientras tanto, no te preocupes, que los que votamos
este proyecto, y los que no lo votaron, pero lo acompañan y lo votarán en las
próximas elecciones, o sea, la mayoría; sabemos hacia donde vamos.
Por eso defendemos este gobierno, este rumbo y a esta
Presidenta. Porque nos avisó hacia donde vamos, y la elegimos para ir juntos.
Así, que, entiendo que termines tu nota escribiendo
“Qué nervios”.
Porque el país que existía en los 90, donde tipos como
vos usaban la máscara del progresismo, ya se terminó.
El país que viene, es el de la dirigencia política que
cumple lo que promete, porque no vamos a aceptar a otra clase de políticos.
Hacia allá vamos.
Daniel Mojica
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