MENEMISMO RADICAL: ALFONSIN-FRAGA-DE NARVAEZ
Lastima la inteligencia constatar la distancia que existe entre el discurso de ciertos dirigentes, con los que pretenden convencernos y sus gestos políticos.
¿Quién puede creer en el progresismo del hijo de Alfonsín, luego de las alianzas y acompañantes que eligió?
¿Alguien puede pensar que tiene sólidas convicciones?
Si aún parecen resonar las palabras con las que denostaba al candidato a la gobernación de buenos aires.
¿Se puede hablar de justicia social y al mismo tiempo elegir como compañero de fórmula a tan nefasto personaje del coloniaje económico?
Pareciera que ni siquiera respeta, el hijo del padre, la mejor tradición del partido que lo postula.
Me pregunto, si como sociedad habremos sido capaces de quitarnos el estigma de a quienes votamos en 1989, 1995 y 1999.
Porque para parir esa nueva dirigencia que necesitamos, para el camino de liberación que transitamos, tenemos que ser consecuentes con los nuevos vientos que hicimos soplar desde Mayo de 2003 y que con renovados bríos alumbramos en el 2007.
Si nos dejamos llevar por los espejismos y por las frases de hueca sonoridad que patéticos dobles implantaron desde
Creo, que hemos aprendido la lección. Los festejos del bicentenario nos reconciliaron con nosotros mismos. Con nuestra verdadera historia. Nos reencontramos con la alegría que nos habían arrebatado y vencimos el miedo que nos infundían para no recuperarla.
Por este camino vamos hacia el futuro que nos merecemos.
Los reciclados fantoches del pasado quieren arrastrarnos otra vez hacia el abismo.
El titiritero pretende ocultarse detrás de premios que se otorga a sí mismo. Pero la sangre que ayudó a derramar se cuela por los piolines de sus marionetas y las va manchando de a poco. Una a una.
Se equivocan hondamente.
Nos prometimos que la sangre derramada, no será negociada.
Por eso juramos, ni un paso atrás.
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