AGITADORES. ENCUBRIDORES. GOLPISTAS. APOLOGISTAS
Estamos protagonizando un cambio de época. Los paradigmas ideológicos y culturales que rigieron hasta fines del siglo XX están siendo demolidos por la realidad, mediante los pueblos que eligen gobiernos que se les parecen (al menos en nuestra América) para que por fin, defiendan los propios intereses. No los que impusieron a sangre y fuego los poderes dominantes desde mediados de los 70.
Sucede que esos poderes, en decadencia pero aún con fuerte peso en el mundo, no se resignarán a perder los privilegios y beneficios que rubricaron desde los organismos que crearon a su medida luego de la segunda guerra. Desde donde monitorean la propia impunidad y la de sus aliados.
El mundo está cambiando. Aunque ese cambio no se traduce todavía en la debida institucionalización que lo refleje mediante nuevos organismos.
Estoy convencido, que respecto de la dictadura genocida cívica, militar y mediática, tenemos que darnos un amplio debate. De manera especial por el componente civil de esa dictadura genocida, en cuanto a los socios, beneficiarios, usufructuarios, a los cuadros de funcionarios en diversas áreas de gobierno, incluida y de manera fundamental la justicia.
Un debate complementario y más profundo, si se quiere, nos lo debemos como sociedad.
Si hacemos un poco de memoria, los meses previos al golpe, hubo una especie de “preparación de la conciencia ciudadana” acerca de la conveniencia de “terminar con ese estado de cosas” haciendo referencia a medidas tomadas por el gobierno democrático de entonces. No hago una valoración de las medidas, porque el mecanismo en democracia es proponer mejores medidas y lograr consenso para las mismas.
En aquel momento, el principal partido de oposición, la Unión Cívica Radical, no aceptó una propuesta de la dirigencia del Partido Justicialista, de adelantar las elecciones. No haré análisis contrafactuales al respecto.
Lo cierto, es que luego del ultimátum dado por la cúpula de las FF. AA. a la dirigencia política para “solucionar el estado de cosas”, la respuesta la dio el titular de la UCR, el doctor Ricardo Balbín. Sus palabras fueron: “no tenemos soluciones para dar”. Con esa frase, le abrió la puerta al genocidio, a la tortura, al saqueo, a las violaciones y robo de bebés que produjeron los subhumanos que se apropiaron del poder en nuestra patria.
Hoy se escuchan y leen conceptos que remiten a aquel oscuro y trágico pasado. Desde la múltiple cantidad de medios y repetidoras que tienen los que fungieron como socios y beneficiarios de la genocida dictadura, digo el grupo Clarín y el diario “La Nación”.
Pero, aunque no tienen justificación, se puede llegar a entender las mentiras y manipulaciones informativas que cometen esos medios, por las consecuencias que sufrirán, cuando la justicia esclarezca su siniestra participación y complicidad con los delitos de lesa humanidad cometidos en aquella funesta época.
Lo que no tiene ninguna justificación, es la actitud de cierta dirigencia política, en particular la de algunos dirigentes de la UCR. Que parecieran ser inspiradas en aquella deplorable, denigrante y golpista actitud que tuviera Ricardo Balbín.
Pienso en Oscar Aguad y Gerardo Morales.
A Gerardo Morales, en contraposición a la creación de J. L. Borges (“Funes el memorioso”) se lo podría tildar de “desmemoriado” respecto del último gobierno de su partido, que presidió Fernando de la Rua. Porque habla y reclama como si fuera un recién llegado a la política nacional.
Parece haber “olvidado” las desastrosas políticas llevadas a cabo por su gobierno de entonces, incluidos los muertos previos a la huida en helicóptero. Tan suelto de lengua y sin sonrojarse.
Hoy, los mismos medios socios y cómplices del genocidio, buscan mediante diversas operaciones de prensa, desgastar al actual gobierno, recientemente votado por más del 54% de la ciudadanía. No casualmente, encuentran en dirigentes de la UCR fervientes apologistas.
Desde las páginas manchadas con la sangre de los 30 mil hermanos desaparecidos, agitan a los fantasmas desaparecedores. Hoy son sólo desalmados monigotes que repiten sus mantras de muerte ante la atenta y límpida mirada de quienes siempre pidieron justicia y nunca venganza.
Tremenda diferencia.
La elección es simple, podemos optar por el camino de la memoria, la verdad y la justicia. Que es el camino que lleva a la vida. El camino de un país para los 40 millones de argentinos. Ignorando los cantos de sirena de los que quieren llevarnos a tiempos superados.
La otra opción, es la del país para pocos, que empezamos a superar en Mayo de 2003.
Daniel Mojica
www.facebook/leopoldomarechalII
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