BANDERA, PATRIA Y LIBERTAD
Las fechas patrias tienen la particularidad de ponernos
frente a nuestra propia historia, la que vivieron los patriotas que recordamos
y la presente que estamos construyendo. Así es como los vientos del tiempo
llevan nuestra memoria a recorrer territorios de la infancia donde
experimentamos ese orgullo indescriptible por nuestros símbolos patrios ante
cada celebración en los patios de cada escuela. Es difícil reconstruir de donde
nos brotaba esa sensación, tal vez de algún docente que nos marcó con su pasión
sumado a las vivencias y relatos familiares que condimentan lo que definimos
como patriotismo. Ese sentimiento de pertenencia a una nación que se nutre de
las personas que la conforman y de los actos cotidianos con que se relacionan
entre si. Como también de los gobiernos que elegimos para regir nuestros
destinos. Entonces sucede que a lo largo de esa historia hay épocas de
oscuridad donde grupos de intereses ajenos a los de la mayoría se arrogan la
representación de esa patria que es de todos y para ocultar los atroces
crímenes que cometen contra sus propios hermanos tratan de manipular los
símbolos que nos identifican y vacían del valor original a la bandera al himno
y a la nacionalidad misma. Porque la bandera y el himno nacieron con la
impronta de la independencia y el afán de soberanía, libertad e igualdad.
Para que esa marca de nacimiento no sea desvirtuada ni
tergiversada debe ser sostenida con actitudes que la reafirmen. Esos hechos que
rescatan y sostienen los valores que admiramos en nuestros patriotas que
marcaron el camino de la liberación de los yugos imperiales en cada época, son
los que unen a los pueblos en pos de un mejor futuro desde un presente
compartido. Ayer fueron batallas donde los sables y las balas marcaban el
destino de la derrota o la victoria y la libertad era la víctima o el premio.
Hoy las batallas se libran en campos diferentes. Las
palabras, los conceptos, las conciencias, las almas, son los componentes que
construyen el sentido. Ese mismo sentido que Belgrano puso cuando comprendió
que necesitaba un símbolo que uniera e identificara a los propios para
diferenciarlo de los ajenos.
Ese sentido es el que
buscan vulnerar quienes pretenden imponer por la fuerza actos y acciones
que nos alejan de aquel patrimonio por el que tantos entregaron su vida para
que la libertad, la independencia la soberanía y la justicia imperen en nuestra
tierra regada por tanta sangre de patriotas.
Ese valor es el que tienen los símbolos patrios que nos
legaron. Ese es el valor que defendemos cuando no nos dejamos avasallar por las
imposiciones ajenas que quieren vernos traicionar nuestros orígenes libertarios
y someternos a designios que mancillan la memoria de los que nos precedieron en
la historia.
Un pueblo que no defiende su historia de libertad se
traiciona a si mismo.
Un dirigente que no defiende la historia de su pueblo no
merece a ese pueblo.
Resignifiquemos de manera cotidiana esos valores que nos
fueron legados para ser dignos de nuestra propia historia de libertad, independencia
y soberanía.
Hoy en el día de la bandera honremos con nuestros actos el
sentido que le dieron nuestros patriotas a nuestra historia, para seguir
construyéndola.
Daniel Mojica
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