EL PARTIDO DE LA SUMISION CULTURAL
A medida que el Proyecto Nacional y Popular avanza en su
consolidación, continúa iluminando segmentos de la realidad. Así, van quedando
a la vista de la sociedad en su conjunto los verdaderos rostros de cada uno de
los protagonistas de la escena nacional. Expuestos en su real dimensión
existencial.
Más allá de los discursos de ocasión y del maquillaje, con el
cual los gerentes de imagen y mercadotecnia quieren venderlos. Porque estos
personajes, nos ven a los ciudadanos, como clientes y consumidores. Desde que
se asumen como productos en venta, más que como dirigentes.
A tal punto llegó el vaciamiento cultural al que se
sometieron, desde el momento que aceptaron formar parte del espacio político
que ataca a la democracia y sus instituciones. Ese espacio político que no se
constituye como partido y elige actuar por fuera de esa regulación legal.
Pretendiendo estar por encima de los poderes constitucionales que gobiernan la
Nación.
El conductor de esa suerte de partido en la oscuridad, ha
logrado que gran parte de la dirigencia opositora renuncie a las convicciones
que alguna vez supieron representar. Para seguir con una ceguera temeraria, el
guión escrito para ellos, en defensa de intereses y privilegios de terceros.
Quienes no dudarán en desecharlos y sacrificarlos cuando sea necesario. Como en
la fábula del escorpión y la rana.
Esta dirigencia que se “afilió” al partido de la sumisión
cultural, tal vez piense que los millones de compatriotas que apoyamos y
defendemos la asignación universal por hijo, la recuperación de YPF, de
Aerolíneas Argentinas, los fondos de jubilación, el desendeudamiento, la inclusión
social, la industrialización, el matrimonio igualitario, la Ley de Servicios de
Comunicación Audiovisual, las paritarias, etc., etc., etc. Digo, tal vez piense
que acaso dejaremos de apoyarlas y defenderlas luego del 2015.
¿Tendrán la fantasía de que al terminar el mandato del actual
gobierno democrático, aceptaremos que el que lo suceda, elimine alguna de las
conquistas de estos 10 años?
Si creyeran eso, tendremos que darnos cuenta como sociedad,
que al vaciamiento cultural voluntario, le sobrevino el vaciamiento cerebral, a
esa dirigencia que aceptó mansamente someterse al relato escrito para ellos. Sólo
por eso, deberían quedar moralmente inhabilitados para ocupar cualquier cargo
público. Porque ser funcionario público implica trabajar para el pueblo, no
para quienes lo someten.
Me viene a la mente una de las fundamentaciones escritas por
el Juez Eugenio Raúl Zaffaroni en el reciente fallo que declara la plena
constitucionalidad de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual “Ningún
estado responsable puede permitir que la configuración cultural de su pueblo
quede en manos de monopolios o oligopolios”.
Como pueblo, no nos podemos permitir que dirigentes que aceptan
“…que la configuración cultural de su pueblo quede en manos de monopolios u
oligopolios…” puedan quedar en condiciones de dirigir los destinos de la
Nación.
Daniel Mojica
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