HUGO MOYANO: del
MTA al PRO. FLEXIBILIZACION IDEOLOGICA
¿Desde qué lugar
en la defensa de los trabajadores, se puede justificar siquiera una foto con el
jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires? No ya los gestos y palabras que acompañaron la escenificación.
No hay que olvidar
los negocios que existen entre el gobierno capitalino y las empresas
recolectoras de residuos. Recordemos las indemnizaciones “logradas” no hace
mucho para los trabajadores de este sector.
Creo que al ex
líder de los trabajadores, sólo le falta encontrarse con Patricia Bullrich y
elogiarla por el pasado como Ministra de Trabajo y su defensa de los
asalariados.
Parece que la
ambición personal de Hugo Moyano, ni siquiera tiene en cuenta el daño que le
infringe a su hijo Facundo. Opacando la coherencia política que hubo tenido,
hasta que su padre giró 180 grados de su apoyo incondicional al proyecto
nacional. Tengamos memoria, no hace mucho el líder camionero dijo “después de
Perón y Evita están Néstor y Cristina”, creo que es casi textual.
Hoy, Facundo
Moyano tiene que hacer un insano malabarismo discursivo para no dejar en
evidencia el error estratégico cometido por su padre, y la falta de cintura
política en sus alianzas.
Si en algún
momento Hugo Moyano quiso compararse con el ex presidente de Brasil Lula Da Silva, queda demostrado de manera
contundente y casi por el absurdo, la distancia entre uno y otro. La diferencia
de estatura política y coherencia ideológica es abismal.
Las palabras de
Mauricio Macri, luego del encuentro con Moyano, no resisten la más mínima
comparación con los hechos que genera el jefe de gobierno capitalino: “…estamos
juntos con los gremios porque creemos en lo mismo: en la cultura del trabajo,
del esfuerzo y en el compromiso con la productividad…” Estas declaraciones
podrían formar parte de un relato de ciencia ficción.
Las siguientes,
lastiman la inteligencia de los argentinos: “…va quedando más claro quienes
estamos del lado del diálogo y quienes del lado de la confrontación y de la
división…” Pero es sabido, que esta clase de dirigentes no tienen la más mínima
consideración por otra cosa que no sean sus intereses y ambiciones personales,
que no son criticables. Lo que se cuestiona es que el fin justifique los medios
para lograrlo.
Daniel Mojica
Columnista
de Radio Gráfica
Prensa
CC La hora de los pueblos
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