LOS TIEMPOS DE
CAMBIO NO SON LINEALES
Estamos viviendo
un tiempo de cambio. Protagonizando la revolución que hoy somos capaces de
encarar.
Todo tiempo de
cambio produce reacomodamientos en la sociedad.
Los que
acompañamos ese cambio. Y los que van quedando relegados, porque su discurso
del cambio y la profundización del proyecto en marcha es sólo eso, un discurso.
El cambio de época
iniciado el 25 de Mayo de 2003, sigue su rumbo. No es lineal, porque la
historia no lo es. Pero sí es coherente, con su esencia, con los grandes trazos
enunciados oportunamente. Tal vez no sea todo lo prolijo que algunos prefieran.
Pero no es engañoso, por eso la juventud no se cansa de cantar y de poner el
cuerpo “Cristina, Cristina, Cristina corazón, acá tenés los pibes para la
liberación”.
Ese y no otro es
el objetivo desde aquel 25 de Mayo (el de 1973) que quedó trunco y que
retomamos en el 2003. La liberación nacional.
Ese también es el
problema para quienes sólo se quedan en el discurso, o en la letra muerta de
los libros que hablan de una revolución ideal; para la cual nunca están dadas
las condiciones, y cada vez que surge un gobierno popular, los atentos a “las
condiciones” pregonan “cuanto peor, mejor”.
“En los países
coloniales como la República Argentina,
donde un alto porcentaje de lo producido nacional se desvía hacia las capitales
financieras, el régimen liberal sólo sirve a la oligarquía, cuyo
enriquecimiento es el resultado de su comunidad de intereses con el
imperialismo, mientras el país y el pueblo se empobrecen. Ese orden de
injusticia permanente, impuesta a través del sistema, es propiciado por una
serie de estratos que lo defiende: desde la prensa comercial, los grupos
profesorales, los intelectuales cipayos, la masonería, hasta los partidos
políticos llamados “tradicionales”. Una parte de la pequeña burguesía siempre
se alinea con la opresión, ya sea porque cree que ejerce una parte del poder
social, ya sea por influencia de la propaganda que masivamente se descarga
sobre ella desde hace un siglo.”
(J.W. Cooke “Lucha
por la liberación nacional”)
Es por eso que la
profundización del proyecto nacional, popular y democrático que encabeza y
conduce nuestra Presidenta, nos enfrenta con nuestras propias convicciones
¿somos capaces de unirnos de hecho, esto es poniendo el cuerpo, tal y como
cantan hoy los pibes y ayer cantamos los que quedamos?
Es por eso mismo
que algunos se van bajando del proyecto, porque flaquean de convicciones.
Porque están atados a los vicios de la vieja política. Esa vieja política que
Néstor Kirchner vino a sepultar cuando dijo que no iba a dejar sus convicciones
en la puerta de la casa de gobierno, cuando dio la orden de bajar los cuadros
de los genocidas.
Porque están
encuadrados en las características que denunciaba Cooke en el fragmento
trascripto.
O porque encajan
en la certera denuncia de la compañera Evita:
“Los ambiciosos
son fríos como culebras, pero saben simular demasiado bien. Son enemigos del
pueblo porque ellos no servirán jamás al pueblo sino a sus intereses
personales…son los caudillos. Tienen el alma cerrada a todo lo que no sean
ellos…Hay que buscarlos y marcarlos a fuego para que nunca se conviertan en
dueños de vida y hacienda del pueblo…La causa del pueblo exige nada más que
hombres del pueblo que trabajen para el pueblo, no para ellos…” (Eva Perón “Mi
mensaje”)
Cuando antes
tomemos conciencia de la revolución que estamos protagonizando, será menos
traumático sostener el rumbo y apoyar las medidas que implementa nuestra
Presidenta. Porque no hay duda de hacia donde vamos.
El camino no es ni
será fácil.
“La primera línea
de defensa de la casta dominante está ubicada en el sistema del 53, que otorga
libertades políticas a cambio del respeto por la organización que permite el
mantenimiento de las desigualdades sociales… …Una clase dominante no abandona
sus ventajas ni siquiera por consecuencia con sus propios principios
políticos.” (J.W. Cooke idem)
¿Será por esto que
los políticos “tradicionales” y tanto “republicano” suelto se oponen tan
cerradamente a la necesidad de darnos una nueva Constitución Nacional que
refleje los cambios que hemos producido?
Daniel Mojica
Columnista de Radio Gráfica
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