FIN
DE CICLO
En el libro “Otras
inquisiciones” de Jorge Luis Borges hay un cuento llamado “La muralla y los
libros” donde el autor relata la historia de Shih Huang Ti “…el hombre que ordenó la edificación de la
gran muralla china…” también dispuso que se quemaran todos los libros
anteriores a él. Hecho que Borges define como una “…rigurosa abolición de la
historia, es decir del pasado…”.
No es posible afirmar
que en Argentina haya seguidores del emperador Shih Huang Ti, aunque los grupos
de poder autóctonos han intentado siempre desde la enseñanza de la historia de
quitarle la idea de continuidad a las luchas populares. En este punto es
pertinente recordar a Rodolfo Walsh: “…Nuestras
clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia…Cada
lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia
colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como
propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas…”
El deseo recurrente de
quienes supieron ser “nuestras clases dominantes” es que este proyecto iniciado
el 25 de Mayo de 2003 termine con el mandato de la actual presidenta. Son los
mismos que pretenden hacernos creer que la democracia comenzó en 1983, cuando
fue recuperada de las garras de la dictadura genocida pergeñada por “los dueños
de todas las otras cosas”.
Esta pretensión de no
historicidad puede afirmarse que dio comienzo desde la misma asunción del
gobierno que asumió el 25 de Mayo de 2003 cuando se intentó borrar la identidad
peronista al proyecto que iniciaba su marcha.
A esta concepción de
“fin de ciclo” que pretenden instalar los sectores que se han beneficiado a
través de la historia con el cercenamiento de derechos de las grandes mayorías,
le dan una interpretación concreta, a saber: “el kirchnerismo es una anomalía
que se terminará cuando el apellido Kirchner ya no habite la casa de
gobierno”. Esta manera de ver la
realidad encierra una expresión de deseo que desde los medios de comunicación
hegemónicos intentan presentarlo como un hecho inexorable.
Para darle fisonomía
de “sentido común” poseen innumerables
canales de difusión, comunicadores y dirigentes políticos que se subordinan a
ese discurso y construyen el “sentido” de pretendida seriedad/objetividad al
menaje que instalan. De esa manera a fuerza de reiterarlo se busca
naturalizarlo en la sociedad.
Volviendo al personaje
del cuento de Borges “…Shih Huang Ti pensó: los hombres aman el pasado y contra
ese amor nada puedo, ni pueden mis verdugos…” por eso decidió la “…rigurosa
abolición de la historia, es decir del pasado…”.
Tal vez haya sido algo
similar a lo que pensaron los ideólogos del golpe de 1955 cuando elaboraron el
decreto 4161 donde prohibían nombrar a Perón y al peronismo, decretando su
proscripción suponiendo que sería el fin de ese proyecto.
Hoy asistimos a una
nueva versión de aquellos intentos de borrar la historia y el sentimiento de
quienes se identifican y defienden el proyecto iniciado el 25 de Mayo de 2003 y
que es continuador de la gesta popular que comenzó el 17 de Octubre de 1945.
Las grandes mayorías
tienen memoria y saben que la lucha del pueblo es una sola y que no terminará
hasta que la justicia social sea una realidad efectiva que se continúe a la
soberanía política e independencia económica.
Por un 2015 que sea la
continuidad histórica de los sueños construidos por las luchas populares.
Daniel Mojica
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