LA SOBERANÍA NO SE NEGOCIA. SE DEFIENDE
Argentina ofrece una realidad rica en
contrastes. En tanto las grandes mayorías apuntan a la construcción de un
futuro mejor que el pasado recibido no hace mucho tiempo, una fauna menor
quiere gatillar un retroceso hacia aquel pasado.
Sin percibir o sin importarle el costo social y
cultural de semejante aventura fogoneada por los mismos personajes que agitaron
el tornado cegador de vidas.
En esta nueva intención de golpismo siglo XXI
son varios los protagonistas que no por conocidos dejar de ser peligrosos.
Lo que sorprende a quienes aún creemos en
valores como el patriotismo, la soberanía nacional y un proyecto de liberación
es ver la reacción de estos personajes ante el artero ataque de una potencia
extranjera. Están los socialistas respetuosos de “la mano invisible del
mercado”, los apocalípticos (perdón U. Eco) pronosticadores de
catástrofes, los nostálgicos del uno a
uno, los aspirantes a devaluaciones, que buscan afanosamente diferenciarse en
su particular estilo de girar a la derecha, quienes se suman a los reciclados
“fabricantes de humo”, los “especialistas de río revuelto” y los que ofrecen
“espejitos de colores” desde el panóptico de la cornetita. Todos estos son los
que ofrecen el suicidio colectivo para salvar a la minoría que habla de
democracia pero no se aviene a presentarse en elecciones, habla de preservar
las instituciones mientras las socava y debilita, habla de respetar los fallos
de la justicia cuando es extranjera, pero cuando la ley autóctona los pone en
evidencia de su incumplimiento hablan de autoritarismo y dictadura.
Mientras los medios
corporativos distraen la atención del momento crucial que atravesamos como
sociedad, de cuya resolución depende el futuro de los cuarenta millones de
argentinos, sus pantallas, emisoras y titulares ocultan, tergiversan y mienten
desde sus múltiples canales de difusión. Hecho que hace evidente que el futuro
para ellos no será el mismo que para la
sociedad en su conjunto. Porque los que especulan con el dólar, los que
esgrimen los mismos argumentos de quienes nos quieren someter, los dirigentes
de los bancos y medios que conspiran contra la democracia no forman parte del
mismo entramado social de quienes nos veremos perjudicados si se cumplen sus
deseos golpistas. Porque ellos antes del estallido del 2001/2002 ya habían
sacado del país sus riquezas rapiñadas. Hoy quieren provocar el mismo
escenario.
Pero hay grandes
diferencias entre aquella Argentina y esta del 2014. La más importante es que
contamos con una presidenta que tiene el coraje que no ha tenido ninguno de los
presidentes que se sucedieron desde que recuperamos la democracia hasta el 25
de Mayo del 2003. Además tenemos una sociedad que ha tomado conciencia del
desafío que enfrentamos y que no tiene que ver con ningún partidismo. Lástima que la dirigencia política opositora,
salvo muy pocas excepciones, no está a la altura que la historia está
reclamando.
Daniel Mojica
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