EL MIEDO…DE PERDER
LOS PRIVILEGIOS
Entramos de lleno
en un año electoral. La crisis económica provocada por quienes manejan,
todavía, los resortes del poder financiero mundial, no impactó de lleno en
nuestra América.
Gracias a las
políticas nacionales y regionales encaradas por nuestros gobiernos democráticos
y populares.
A pesar, incluso,
del “periodismo corporativo de mercado”, sus comunicadores afines y el coro de
dirigentes anunciadores de catástrofes, que tal vez, extrañan.
Por eso mismo, ya
no sólo están “nervioshos”, inquietos, perturbados. Están con miedo (como bien
definieran en ese programa que nadie ve, pero a esos mismos que no lo ven, les
molesta hasta la desesperación, como si lo vieran. Seis, siete, ocho veces) Digo,
están con miedo porque como dijo uno de los portavoces del sistema de poder
“este gobierno está haciendo cosas que nunca se hicieron en 30 años” (Macri
dixit)
Traducido, quiere
decir, que desde que recuperamos la democracia, ningún gobierno se animó a
tener una política soberana, sin someterse a las corporaciones acostumbradas a
condicionar gobiernos e imponer funcionarios. En el orden nacional.
A nivel
internacional, el correlato es interpelar a los poderosos y las instituciones
creadas para someter a los pueblos a sus designios, mediante los organismos
como el FMI, el Banco Mundial, la
OEA, la UN,
la Organización Mundial
de Comercio, etc.
Desde el 25 de
Mayo de 2003, las decisiones se toman en la Casa de Gobierno, y no n las oficinas de las
grandes empresas. Aunque aún, falta mucho por hacer.
El poder aún está
en disputa. Pero la relación de fuerzas está cambiando a favor de las fuerzas
populares. De cualquier manera hay que estar atentos.
Aún pueden causar
mucho daño. Es amplio todavía el sector que está obnubilado por los falsos destellos
que emanan desde esas alturas a las que nunca llegarán. Pero no dejan de hacer
méritos.
Es ardua la tarea
cultural que tenemos por delante.
Parafraseando
aquella conocida canción popular, podemos decir “a descolonizar, a descolonizar”.
Ese espíritu es el
que nos anima. Tenemos treinta mil razones para no claudicar.
Las Madres y las
Abuelas iluminan el sendero.
La Presidenta empuña las viejas y queridas banderas
jamás rendidas.
Hacia allá
avanzamos.
La
Patria
Grande
soñada, cada vez más cerca.
Daniel Mojica
Daniel Mojica
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