LA MISMA CARA

LA MISMA CARA

No hay diferencia entre quienes arrasaron pueblos a lo largo de nuestro territorio designando a esa matanza “campaña del desierto” con los que masacraron a una generación simulando “enfrentamientos armados”.
La “tribuna de doctrina” justificó y apoyó ambas masacres.
“El gran diario argentino” junto al que fundó Bartolomé Mitre fueron socios, beneficiarios e instigadores de la genocida dictadura cívica y militar que robó bebés al cabo de nacer y asesinar a las madres luego de parir. Crímenes que ocultaron a cambio de quedarse con la empresa “Papel Prensa” y otros favores económicos y financieros.
Aunque no sólo hubo y hay intereses económicos de por medio en los hechos sucedidos. Los mismos tuvieron y tienen profundas raíces políticas e ideológicas que nacen en los intereses foráneos que sólo buscan someter a los pueblos para quedarse con sus riquezas.
La geopolítica mundial es una clara muestra de estas maniobras. Durante los siglos XIX y XX el sometimiento era por lo general con guerras, invasiones y/o con la utilización de las fuerzas armadas del propio país. Convenientemente corrompidas.
Los medios hegemónicos siempre han sido funcionales a aquellos intereses. Hoy esos mismos medios son las armas privilegiadas para lograr los mismos fines de dominación. Preparando el terreno en las conciencias de las poblaciones hasta que llegan a aceptar propuestas que van en contra de su propio bienestar.
De esta manera esos medios lograron que la sociedad acepte la idea de que las empresas privadas administran mejor que el estado el patrimonio público, tal como antes ocultaron los secuestros, torturas y asesinatos de militantes sociales.
Esas empresas mediáticas, los dirigentes políticos y funcionarios judiciales que sirven a los mismos intereses ajenos al bienestar popular, tienen la misma cara.
El rostro de la pobreza, la marginalidad, la desigualdad, el privilegio, la impostura, la hipocresía, la mentira, la manipulación.
La impunidad de la que hacen ostentación cada vez es más evidente. Sus máscaras y disfraces ya no los ocultan. Sólo dejan a la luz lo ridículo que resulta verlos tal cual son cuando ellos creen que muestran algo diferente.
Quedan pocas semanas para que se den cuenta que sus trucos ya no engañan a nadie.

Daniel Mojica