COMUNA CONDENA LA MATANZA DE PARIS
La matanza perpetrada
el 7 de enero en París contra los periodistas de "Charlie Habdo", que
Comunicadores de la Argentina (COMUNA) condena con todas sus fuerzas,
vuelve a poner en evidencia el desprecio absoluto por la vida que
caracteriza a los conflictos internacionales en curso, en los que se
entremezclan fanatismos religiosos, intereses económicos, proyectos de
supremacía e intervencionismo descarado.
Como ante todo hecho
que capta la atención y provoca conmoción, las fuerzas más retrógradas,
incluidas las de la Argentina, se encaraman en el dolor, con desprecio
absoluto por las vidas perdidas, para manipular informaciones y
opiniones y reducir la masacre a un acto demencial de individuos por el
solo hecho de responder supuestamente a una religión y a una cultura que
el discurso dominante trata con menosprecio y sectarismo.
Tomar en cuenta todos
los factores que generan las condiciones para que una masacre como la de
París sea cometida no significa, como se dice con fines de
manipulación, extender un manto piadoso de comprensión hacia los
asesinos. Todo lo contrario, es la única forma de apreciar
verdaderamente la vida, porque se trata de generar las condiciones para
que estas y todas las acciones criminales cesen, incluyendo las que
cometen los estados, las coaliciones militares internacionales que se
rodean a sí mismas de "legalidad" y que intervienen en países donde los
muertos se cuentan por cientos de miles, aunque sin generar títulos al
unísono.
Los enemigos de la
libertad de expresión proliferan en el mundo pero no todos se visten
igual y muchos de ellos se disfrazan. Son quienes asesinan en acciones
de grupo o siendo parte de una fuerza organizada, estatal o no estatal,
en nombre de un "dios" o en nombre de una supuesta cultura de la
libertad. O en aras de la "seguridad" propia y hasta hablando de
promoción de los derechos humanos, que en verdad son negados a pueblos
completos con cada bomba, cada atentado, cada misil "inteligente".
Detrás de todo ello hay pretensiones de supremacía, en cualquiera de sus
facetas, que se valen del exterminio, de la matanza brutal en un solo
acto para dominar mediante el terror, el bombardeo de ciudades y países
para apropiarse de territorios y sus bienes, y también mediante
genocidios que se cometen por goteo.
Es la máxima expresión
de degradación humana: disponer de la vida de los otros por
considerarse superior, por darle a la creencia propia más validez que a
la ajena, por codicia y afán de acumulación y dominación. Condenamos
estos crímenes, consecuencia del fundamentalismo imperial y colonial y
también de un nacionalismo criminal que dice inspirarse en un mandato
divino. Llamamos a todos los periodistas y trabajadores de la
comunicación a defender la libertad y a condenar cualquier intento de
violar los derechos humanos en nombre de la defensa de Occidente.
Buenos Aires, 9 de enero de 2015
COMUNA - Comunicadores de la Argentinawww.comunanet.com.ar
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