CON RIVER SE CAE UN MODELO DE DIRIGENCIA
El club de mis amores y desvelos, no desciende por un percance deportivo.
Es consecuencia de un estilo de conducción política, que no por casualidad comienza con los inicios de la década del 90.
Esa nefasta década marcó a fuego un modo de conducir, que a nivel país nos llevó al infierno del 2001/2002, y al centenario club a una debacle sin precedentes.
No es antojadizo el paralelo.
Podemos identificar como signos de esa época la liquidación patrimonial de los bienes nacionales (recordar que nos dijeron que con el producto de la entrega de nuestras empresas se iba a saldar la deuda externa) y la insolente y degradante dependencia del llamado “primer mundo” (las famosas “relaciones carnales”).
Soy conciente de que hubo muchas más defraudaciones que se podrían señalar. Pero estas dos me sirven para graficar la comparación que me propongo.
La gestión del presidente José María Aguilar en River Plate estuvo signada por esos mismos dos flagelos que lo condujeron al descenso que hoy sufrimos los hinchas. Que son, sin lugar a dudas la liquidación del patrimonio del club, con la venta de los jugadores más destacados en cada temporada en cifras millonarias, que no se condicen con el estado de endeudamiento en el que dejó a la institución. El otro punto en común es la obsecuente dependencia y genuflexión con el presidente de
¿Cómo puede ser, que habiendo vendido jugadores por varios millones de dólares en sus dos mandatos (otra ¿casualidad?) la deuda del club esté en el orden de los 200 millones de pesos?
Es una pregunta lacerante que nos hacemos los hinchas, y que además lastima nuestra inteligencia. Porque nos duele la impunidad.
Así como la lentitud de la justicia para juzgar los latrocinios de los funcionarios que nos gobernaron durante los 90.
Creo que muchos hinchas nos preguntamos ¿hay denuncias hechas en la justicia por los posibles negociados vinculados con esas “diferencias” en los números de River Plate?
Si las hay ¿en qué juzgados se tramitan?
Si no las hay ¿qué esperan los dirigentes que le sucedieron para hacerlas?
No quisiera pensar que las nuevas autoridades son cómplices de la posible defraudación que sufre “mi” club. Tampoco que el descenso es un “castigo” por no seguir “las reglas del juego”.
¿Qué reglas?
Las que hacen que desde
Me duele en el alma, ver al equipo de la banda roja en esta situación, de la que los hinchas no tenemos la culpa. Pero si esto sirve para que la dirigencia tome conciencia y cambie. Bienvenido sea, aunque duela.
¿En qué consiste el cambio?
En darse cuenta que presiden una institución que debe responder no sólo a los socios, sino a la infinita cantidad de hinchas que se alegran y sufren por esos colores. Cuando digo responder, lo digo en toda la amplitud del término.
Por si no se entendió: QUE RESPONDAN CON SU PATRIMONIO.
De la misma manera que el gobierno, debe velar por el bienestar de todos los argentinos y no sólo por aquellos que lo han elegido.
El gobierno nacional, desde Mayo de 2003, interpreta y defiende los intereses de las mayorías. Lo que implica un cambio trascendente a nivel dirigencial. Porque los gobiernos que se sucedieron hasta entonces, no defendieron ni siquiera a sus propios votantes.
Necesitamos este cambio en la dirigencia en toda la geografía del país y en cada una de las organizaciones.
Los hinchas de los diferentes clubes, también somos ciudadanos y como tales, parte del pueblo. Queremos una nueva dirigencia para estos nuevos tiempos que inauguramos en Mayo de 2003.
Que el fútbol deje de ser parte del pan y circo.
Que hoy exista el “fútbol para todos” forma parte de ese cambio.
Vamos por el cambio de los que dirigen los clubes, para que el fútbol vuelva a ser un juego para todos y no un negocio para pocos.
Daniel Mojica
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