Vivimos tiempos fundacionales y de recuperación. La democracia se consolida en la práctica diaria. Y se profundiza con hechos significativos. Por ejemplo: EL VOTO FEMENINO, LA LEY DE DIVORCIO, LA ASIGNACION A LA NIÑEZ, EL MATRIMONIO IGUALITARIO. Se puede decir que son medidas estratégicas. Porque modifican toda una serie de mecanismos de análisis. Porque trastocan la realidad. Porque a partir de medidas como esas, la realidad, ya es otra. Otros son también los ojos con los que miramos. Precisamente en los ojos, en la percepción está el pequeño gran cambio. Porque los derechos que se consagran en cada uno de los hitos mencionados, está la semilla de la transformación que vendrá. Por esta razón, es que hay instituciones que se oponen a cualquier cambio. Porque al cambiar las reglas de juego, cambian las relaciones de poder. Estas relaciones de poder son las que han permanecido inmutables, desde el genocidio cívico militar hasta Mayo de 2003. Sucede que desprestigiadas las dictaduras, el sistema imperante, no tuvo más remedio que tolerar la RECUPERACION de la democracia. Es así, como desde las corporaciones y los grupos de poder, el sistema se dedicó a condicionarla. A fijarle un molde del que no pudiera salir. Fijó un modelo económico y un sistema de control del mismo, en el que los medios audiovisuales tuvieron, y aún tienen un rol preponderante. En ese esquema de poder, la iglesia también asume un rol fundamental: en la construcción de subjetividad y control social de ciertos valores. El gobierno que asume en Mayo de 2003, vino a romper con esos condicionamientos. Por eso se ganó la antipatía y el odio del sistema de poder. El actual gobierno, se decidió a profundizar esa actitud de cambio, para ampliar los derechos de la democracia. Toda ampliación de derechos choca contra intereses y privilegios establecidos y declarados inamovibles por los mismos beneficiarios de esos privilegios. Estas son las tensiones que desde el poder intentan ocultar bajo la fórmula de “consensos”, que en definitiva es dejarse condicionar por ese poder. Hay etapas en las cuales la sociedad, sus integrantes, aceptan esos condicionamientos y se produce una notable chatura de valores, perspectivas y posibilidades de desarrollo económico y humano. Hay otros momentos, como el que estamos protagonizando, en los cuales los actores sociales deciden avanzar, profundizar, correr los rígidos límites que ahogan el desarrollo y el crecimiento. Entonces se desemboca en conflictos de poder entre los que frenan el cambio y los que lo motorizan. Cuando el gobierno se suma a detener los cambios, se termina en represión. Cuando el gobierno acompaña esos cambios y los defiende como propios, la sociedad avanza, y la democracia se profundiza. Es un paso más hacia una democracia participativa. Hacia allá vamos. Daniel Mojica
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por dejarme tu opinión. A la brevedad te hago llegar mi respuesta.