Nuestros treinta mil

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POR UNA COMUNICACION POPULAR

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lunes, julio 12, 2010

FRENAR LA OFENSIVA RETROGRADA Y GOLPISTA

BERGOGLIO, AGUER, MARINO, VILLALBA, VON WERNICH, BASEOTTO ¿EL GENOCIDIO NO ATACO A LA FAMILIA? Asistimos como sociedad a un espectáculo de una inusitada hipocresía. Si no dejara traslucir la tragedia de un genocidio, hasta movería a risa. Resulta que la jerarquía de la Iglesia Católica agita fantasmagorías muy caras a la simbología de sus creyentes y hasta se permite interpelar a representantes del pueblo que se deben a sus votantes, independientemente del culto que profesen estos, para presionarlos a que voten según los prejuicios de los monseñores de turno. Quienes callaron y miraron para otro lado transformándose en cómplices por acción y/u omisión del genocidio perpetrado contra matrimonios con hijos, hombres y mujeres solteros, mujeres embarazadas y criaturas inocentes que conformaban miles de familias argentinas. Entonces no movilizaron ninguna diócesis, no presionaron a los padres de los alumnos con expulsiones ni quita de becas, ni los obligaron a movilizarse con consignas como “Queremos a papá y mamá, no se los lleven señores asesinos”. No hago mención sólo a los que llevan sotana o purpurados vestidos, sino al coro de políticos oportunistas que denigran su rol de opositores, en altares de conciencias sojuzgadas por valores que apañan torturas y violaciones. ¿Dónde estaban esas sotanas y vestidos purpurados cuando en la ESMA vaciaban vientres, torturaban madres y padres y robaban criaturas. Precisamente en ese instante y lugar ¿cuál era el plan de dios, monseñor? ¿Por qué no movilizaron con la misma enjundia, ira y apasionamiento cuando en los cientos de centros clandestinos asesinaban a familias enteras? Familias cristianas. Familias judías. Familias argentinas. ¿Por qué, monseñor? ¿Dónde estaban, cuando en los vuelos de la muerte lanzaban cuerpos vivos al río, muchos de los cuales eran de madres que acababan de dar a luz? Uno de ellos sabemos dónde estaba. Von Wernich bendecía esos vuelos. ¿Dónde estaban los obispos castrenses de los diferentes regimientos, mientras asesinaban feligreses, integrantes de familias argentinas. Tal vez sea que para esta jerarquía vulnera más la familia argentina una ley de matrimonio igualitario, que el aniquilamiento de miles de hombres, mujeres y niños. Si tan distanciados están hoy las jerarquías eclesiásticas de los deseos y necesidades de la sociedad y del estado como regulador de la vida de la sociedad ¿no estará siendo hora de separar a semejante Iglesia del estado? ¿no será hora que la iglesia institución y sus integrantes sean iguales ante la ley, esa igualdad que le niegan a los demás? ¿No sería más sano para la sociedad que los obispos dejaran de cobrar sus privilegiados sueldos de manos del estado? DISGRESION: Parece que los obispos que reciben un sueldo del estado, no son tildados por los medios hegemónicos ni por las caricaturas opositoras como “Obispos K”. ¿Es para pensar no? Daniel Mojica

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