martes, enero 06, 2009

El mundo sigue en manos de unos locos con carné

OTRO MUNDO ES POSIBLE Para eso es necesario terminar con la hipocresía de la clase dirigente que lo gobierna. O lo que es mejor elegir otros dirigentes. Ardua tarea la que tenemos por delante los ciudadanos de a pie que todavía somos conmovidos por el dolor ajeno. Ya sea de nuestro próximo prójimo o de aquel que sufre la injusticia en otras latitudes. Porque, así como en el orden interno de nuestra Argentina el sistema de justicia ha sido construido para que los que sientan el rigor de la misma sean de una determinada clase social (de clase media hacia abajo por lo general) en el plano internacional sucede lo mismo. Los organismos creados para supervisar la convivencia entre los países (OEA, UN, etc.) Fueron creados a instancias y bajo la atenta mirada de quienes triunfaron en las grandes guerras del siglo XX, y los representantes de esas poderosas naciones son los que toman las grandes decisiones. Hasta el año 1989/90 ha sido así, manteniéndose un precario equilibrio entre los países del mundo socialista y los seguidores de EE.UU. el primer mundo occidental y cristiano. Los que no estaban ni en uno ni en otro bando éramos llamados países del tercer mundo. Hoy somos los países gobernados en su mayoría por dirigentes populistas. Esa categoría de populistas es asignada por quien quedó como única potencia mundial luego de la caída del muro de Berlín y la debacle de los países de la órbita soviética. Esos gobiernos populistas, son más o menos peligrosos o designados como integrantes del eje del mal, según acepten o no sin chistar las directivas del dueño de la pelota internacional, o sea EE.UU. Un ejemplo, aquellos que a todo le responden “yes sir” son aliados y no populistas, como el gobierno de Colombia. El otro extremo es el presidente de Venezuela. Tenemos un ejemplo reciente en nuestra Latinoamérica de cómo mide la vara de la justicia de EE.UU. a través de la ONU. Cuando las fuerzas armadas del gobierno colombiano invadieron territorio de Ecuador para asesinar a un grupo de guerrilleros, apoyados logísticamente y materialmente en el terreno de los hechos por EE.UU. El hecho fue condenado por todos los gobiernos populistas del continente. Las Naciones Unidas por supuesto emitieron una declaración de repudio. Como siempre los medios audiovisuales y escritos que responden a los designios de EE.UU. y que se llaman a sí mismos “periodismo independiente” estuvieron a tono con las Naciones Unidas. ¿Qué hubiera pasado si el país invasor hubiera sido la República Bolivariana de Venezuela? Cada quien tendrá su propia respuesta. Hoy la conciencia de los hombres de bien está conmocionada por el bombardeo del estado de Israel contra la población civil palestina de la franja de Gaza. Ante los tibios y timoratos reclamos de las Naciones Unidas las autoridades del gobierno de Israel dicen que desconocerán cualquier pedido de tregua o cese del fuego, de los organismos que fueron creados para que en el mundo no rija la ley de la selva (al menos eso creímos durante un tiempo) El ministro de defensa del estado de Israel dijo “…continuaremos la guerra hasta que haya paz…” es toda una declaración de principios sin salida. O sea que como cantaba Serrat hace veinte años: el mundo sigue en manos de unos locos con carné. En este mismo mundo hace cincuenta años que el gobierno de Cuba debe soportar el bloqueo que le impuso el dueño de la pelota, si la justicia internacional existiera ¿qué condena le debería corresponder al estado de Israel por la matanza indiscriminada de la población civil en la franja de Gaza? Otra pregunta que cada uno sabrá como responder. Mientras la justicia internacional sea manejada por quienes se sienten libres de invadir preventivamente el país que les venga en gana y masacrar cómo y a quien quieran porque para algo son los primeros fabricantes de armas del planeta, el mundo no será un lugar seguro. Vuelvo a Serrat “entre esos tipos y yo hay algo personal” Daniel Mojica

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