lunes, agosto 18, 2008

Acerca de los valores, las convicciones y la coherencia

REFLEXIONES “NO POSITIVAS” ¿Cuántos exabruptos se le permiten decir a una persona pública en cámara y delante de un micrófono? Depende de si es oficialista u opositor. Y si es o no funcional al proyecto del sistema de poder (que no es el gobierno democrático, lamento decirlo, para cierta izquierda extraviada que sí lo cree) Es que los periodistas de la corporación mediática son independientes en un solo sentido. En el sentido de no parecer oficialistas, salvo con la Ciudad Autónoma de Bs. As. Y sus funcionarios. O con aquellos que se enfrentan al gobierno nacional, sean de donde fueren. Vienen a mi mente algunas frases: “Saqué la misma cantidad de votos que la presidenta”, “voto a conciencia, pero mi corazón dice otra cosa”. ¿Puede la conciencia estar en otro lado que dentro de la persona? Dejo a los filósofos una posible respuesta. ¿No es lo mismo que decir quiero mover mi cabeza afirmativamente, pero no me obedece? Algo le sucede a esa persona. Sin embargo “ya” es el candidato del sistema para el 2011. Tiene todas las cámaras, micrófonos y tapas de actualidad (salvo que le pase como a Blumberg) Tan poco se necesita para ganar una candidatura. Basta con dejar de lado la autoestima. Algo más viene a mi mente “el fin justifica los medios”. Esta idea se ha ido imponiendo con el correr de las últimas décadas. Sobre todo en ciertas capas dirigentes, sin distinción de rubros. Que condujeron los ’90 y aún perviven casi en los mismos lugares y defendiendo los mismos intereses. En las relaciones políticas ¿no se hacen presente valores similares que en las relaciones personales? O acaso allí, se pierde la persona, la humanidad. La conciencia ¿O será ese el doble comando del que tanto se habla? Una cosa es la vida pública y otra distinta la vida privada. Cada una con su escala de valores diferente y específica. Una reacción para la tribuna y otra en la intimidad. Desfasaje entre el decir y el hacer. Entre el pensar y el decir. Entre la conciencia y la acción. Me pregunto ¿qué clase de persona es? Si piensa una cosa y dice otra. Si dice una cosa y hace otra. Si no hay coherencia entre lo que siente y lo que acciona en la realidad. Si no puede armonizar sus convicciones con sus actos. Si predica lo que no hace. Si no hace lo que predica. Si todo vale. Si el fin justifica los medios. Sí, los medios lo justifican. ¿Será el futuro presidente de todos los argentinos? Nuestra autoestima, nuestra inteligencia, nuestros sentimientos, nuestras convicciones, nuestra memoria, ¿no tienen nada que decir? Yo digo ¡NO! ¡Esto no lo quiero! Aspiro a tener dirigentes que sean coherentes entre su pensamiento y su acción, que sus convicciones se traduzcan en actos, que su corazón, su conciencia, su palabra y su acción vayan en el mismo sentido. Que cumplan los compromisos asumidos y las consecuencias de los mismos. Tal vez sea hora de ir definiendo como ciudadanos qué dirigencia queremos tener, para de una vez poder construir el proyecto nacional y popular. Sin olvidarnos que debemos dar el ejemplo desde nuestro propio lugar. Para ser libres de exigir. Daniel Mojica Escritor/ Actor – Integrante del Espacio Carta Abierta

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