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jueves, mayo 26, 2016
POLITICA Y MILITANCIA. MIRANDO EL FUTURO
POLÍTICA Y MILITANCIA.
REFLEXIONES Y ENSEÑANZAS PARA EL FUTURO
ACTUALIDAD
Los argentinos vivimos en una suerte de esquizofrenia comunicacional. Los medios de mayor caudal de emisoras y los funcionarios del gobierno hablan de una realidad que se contradice de manera rotunda con la que efectivamente experimentamos.
Sin embargo hay algunas certezas. Estamos frente a un gobierno que maneja el país con una impronta de empresa privada. Los hombres y mujeres somos números en una planilla de computación. Somos datos. Los salarios son costos a reducir para que cierre esa ecuación que alimenta la fantasía del derrame. Mientras quedan fuera de toda protección y derechos hombres, mujeres y niños.
En alguna medida somos responsables de estas consecuencias que se originan en causas diversas. Algunas de estas causas tienen que ver con el fondo y la forma. Con las apariencias que obstruyen la conciencia de que vivíamos mejor hasta hace no mucho tiempo. Aunque a ciertos sectores les molestaba la forma de hablar de una presidenta que cumplía con el mandato constitucional de informar al pueblo los actos de gobierno. Además de brindar precisiones políticas sobre la realidad nacional e internacional. También se tomaba su tiempo para hablar con la militancia que asistía a esos eventos.
Basados en esas formas que ocultaban fondos de, por ejemplo, diversas políticas sociales, económicas y políticas que le cambiaron la vida a una gran mayoría de argentinos y argentinas. Los grandes medios hoy oficialistas, se encargaban de amplificar ese descontento e inocular odio en las audiencias. Odio hacia el ideario y las personas que encarnaron en leyes, necesidades que urgían soluciones. Porque esas soluciones, en la mayoría de los casos significaron beneficios para los sectores vulnerados y recorte de ganancias para factores de poder acostumbrados a manejar a su antojo sectores claves de la economía. O directamente a los gobiernos. Sean surgidos por el voto popular o por golpes contra gobiernos democráticos.
UNA MIRADA HACIA AQUELLOS DOCE AÑOS
Es verdad que no todos fueron aciertos. No vivíamos en el paraíso. Cada cual hará su propia evaluación comparativa entre el antes y el hoy. Pero sería necio negar que a pesar de los errores, de lo hecho y lo que faltó, no mirábamos el futuro con temor.
Desde el punto de vista político, analizado desde el llano y como militante. O sea, lejos de donde se tomaron las decisiones y sin posibilidad de influir en esa materia. Uno de los errores, sin duda, tiene que ver con esa imposibilidad. Porque los canales de comunicación entre la militancia y los mandos de conducción estaban obstruidos.
¿Por defender posiciones políticas propias?
¿Por ser “más papistas que el Papa”?
¿Por patrullaje ideológico?
¿Por temor a que las ideas fueran aceptadas y pensar que los perjudicaría?
Con seguridad los compañeros de las diferentes UB de cada provincia, intendencias, municipios, organismos oficiales, barrio o pueblo tendrán sus propias miradas al respecto.
PENSANDO EL FUTURO
Cae de maduro que si queremos volver al gobierno y ejercer el poder, tenemos que revisar con honestidad intelectual, amplitud de conciencia y fuertes convicciones, los errores políticos cometidos.
Un capítulo inevitable es la necesaria evaluación crítica que nos llevó a perder las elecciones. Y ante quien perdimos. Un posible camino tiene que ver con hacer un repaso de lo sucedido luego de la reelección del año 2011. Se había prometido profundizar el proyecto e ir por la sintonía fina. Tarea que quedó pendiente.
Los que estamos lejos de los centros de decisión desconocemos las razones, presiones, aprietes y afines, que el Poder Ejecutivo debe haber afrontado de parte del sistema de poder.
Una de las consignas que circuló antes de que Cristina Fernández de Kirchner fuera reelecta decía “NO AVANZAR ES RETROCEDER”. Creo que dejamos de avanzar. Sentí además, que hubo una especie de relajamiento en algunos sectores, que, tal vez pensaron “con lo realizado alcanza”. Vimos con tristeza y dolor que no alcanzó.
LEY DE MEDIOS, CAUTELAR Y DESPUÉS
Con la necesaria sanción de la ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual nos imbuimos de una mística, a recuperar, y denominamos “batalla cultural” a la lucha que empezaba. Con las herramientas en la mano, con la declaración de Constitucionalidad de la norma, luego de años de cautelares, no fuimos a fondo, sin embargo.
Desde la AFSCA no se regularizó a numerosas radios comunitarias en condiciones de “legalizarse”. Quedaron atrapadas en una maraña mezcla de burocracia y apatía. Con discursos no se vence a un monopolio. Perdimos la batalla por el sentido en la sociedad. Más allá de quienes estaban convencidos, no logramos “persuadir” (sic J. D. Perón, “Conducción política”) a los indecisos. Los llevó por delante la “lógica mediática”. También hay que resaltar que hubo dirigencia que no estuvo a la altura del desafío.
A la hora de poner en acto las “convicciones” que Néstor Kirchner no dejó en la puerta de la casa rosada. Muchos las olvidaron en la puerta de los despachos oficiales.
PREGUNTAS QUE INTERPELAN
¿Qué pasó con el 54% de 2011?
¿Qué pasó con los 3,5 millones de puestos de trabajo creados?
¿Qué pasó con los 5 millones de nuevos jubiladas y jubilados?
Nadie realizó el trabajo político necesario para que formen parte activa del y en el proyecto nacional.
Esto no pretende afirmar que eran 8,5 millones de votos para el FPV, pero muchos, si se hacía política ¿no eran posibles?
Los interrogantes precedentes no significan que las respuestas las tiene quien las plantea. Pero lo cierto es que necesitan un ámbito para ser analizadas. Los que sean errores hay que reconocerlos para no volver a cometerlos.
Ese análisis, ese imprescindible debate interno debe darse de cara a la militancia y a quienes sin serlo de manera orgánica salieron en los días finales de la campaña a ponerse la misma al hombro.
Si fuera algo más grave que errores, resulta peligroso para el conjunto del pueblo y de la causa nacional no resolverlo de manera contundente. Hay un discurso del general Perón del año 1971 que es esclarecedor al respecto.
LIBERACIÓN O DEPENDENCIA
Formamos parte de un proyecto que lucha por la liberación nacional. Esto es, por la Soberanía Política, la Independencia Económica y la Justicia Social. La inclusión es el primer paso del camino hacia la Justicia Social, no es la meta. Este razonamiento remite nuevamente a la no profundización. En este punto siento que no es productivo repartir culpas.
Hay quienes culparán a la conducción. Otros a los cuadros intermedios.
Lo concreto es que perdimos casi la razón de ser del Movimiento Nacional, cual es la movilización. La movilización con consignas y propuestas concretas. Con planteos y reclamos a los cuadros dirigentes que tienen el deber de escuchar al pueblo para efectuar las correcciones necesarias para que los encuentros en la calle entre las multitudes y los que conducen sean el necesario diálogo inaugurado el 17 de Octubre de 1945.
Esa característica que es la concreta garantía de escuchar y ser escuchados. Que es la que ha mantenido vivo al peronismo y que el pueblo sintetizó y expresa claramente cuando canta “a pesar de las bombas, de los fusilamientos, los compañeros muertos, los desaparecidos, no nos han vencido”.
Claro que hubo movilizaciones y encuentros callejeros multitudinarios donde celebramos la Patria, o también defendimos y festejamos políticas concretas y derechos conquistados. Tal vez nos faltó proponer más, plantear, desde el seno de esas multitudes militantes, caminos, alternativas. No sólo ser receptores de medidas de gobierno siempre bienvenidas. Ser también protagonistas. Porque cuando el pueblo se siente parte de las decisiones que toma el gobierno al ser escuchadas sus propuestas, necesidades, reclamos, la defensa de las mismas suele ser más contundente y masiva.
Tenemos mucho que aprender de estos fructíferos doce años. El pueblo debe asumir el protagonismo que reclama así la conducción podrá contar con más alternativas.
Para el sistema de poder es muy fácil desde los medios y las organizaciones del mismo sistema, condicionar a los dirigentes.
Por mejores ideas y políticas que propongan, las que surgen del seno del campo popular, se defienden con otra energía en la calle. Que es donde se dirime una parte importante del poder. Con la fuerza que da el codo a codo y una conducción con escucha sensible.
Si el P. E. es ejecutor de los deseos del pueblo, no hay presiones que puedan doblegar ese impulso. Porque la conducción puede y debe convocar al pueblo cuando es extorsionado por los factores de poder. Para juntos encontrar y seguir el mejor camino para la causa nacional y popular.
Daniel Mojica
Poeta, escritor, peronista. Estudiante de Periodismo en UNDAV.
Productor de “Hablemos de Política” en FM 90.1 Radio La Boca, programa que se emite todos los Viernes de 18 a 19.
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