CONFUSIONES 2
Un gran desconcierto recorre las filas oficiales.
Una fuente vinculada a las más altas esferas, y que pidió no ser mencionada, atribuye esta turbación a un motivo de singular importancia para “ellos”.
Cuando pronunció “ellos” hizo expresa mención a quienes siempre se sintieron seguros en las sombras. Manipulando detrás de la escena a distintos personajes de la vida política para que defiendan sus intereses económicos, políticos y corporativos.
Resulta que en los últimos años, “ellos”, quedaron a la vista de toda la sociedad.
No es lo mismo obtener fallos judiciales favorables, devaluaciones oportunas, pesificación de deudas en moneda extranjera, reprimir manifestaciones, fugar divisas, sin que se vea la mano que mueve los hilos de jueces, fiscales, y dirigentes varios.
Una cosa era cuando los golpes de estado resultaban bien vistos y hasta promovidos desde el exterior. O cuando la democracia estaba tan condicionada que nadie se ocupaba de ver más allá de los títulos o noticias de los grandes medios.
Otra, cuando la sociedad aprendió a leer entre líneas, a discernir lo que se dice y lo que se calla en los medios de comunicación.
En tales circunstancias, los funcionarios que “ellos” designaron en las diferentes áreas, se confunden. Olvidan que en democracia, la división de poderes existe y cada uno tiene una función determinada. Que la Constitución está por encima en el orden jurídico nacional y que los Tratados internacionales incorporados a la Ley Suprema tienen rango Constitucional.
Que un decreto no puede derogar una ley. Que por más que a un ministro no le guste la Ley debe cumplirla. O atenerse a las consecuencias.
La mencionada turbación lleva a que pretendan nombrar por decreto jueces de la Corte Suprema. O intervenir, en contra de la Ley, organismos descentralizados y autárquicos. Ante las cámaras hablan de consenso y diálogo, pero hacen gala de un autoritarismo que socava su propia legitimidad.
Están desorientados porque creen que aún tienen la impunidad del anonimato.
Ya no es así. La sociedad, aunque no cuente con los canales suficientes para equilibrar su voz con los gritos que buscan silenciarlos va encontrando senderos para que se la escuche.
Por el bien de la democracia, ojala recapaciten y comiencen a respetar la Constitución y las leyes. Si no ocurre, es seguro que la Patria se los va a demandar.
Daniel Mojica
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