DEMOCRACIA HERIDA
Los jueces de Tucumán, Salvador Ruiz y Ebe López Piossek han sentado un precedente nefasto en la historia nacional. En un acto que especialistas del derecho no dudan en calificar de “sedicioso”, han violentado la voluntad popular.
“El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución. Toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuya los derechos del pueblo y peticione en nombre de este, comete delito de sedición” (Art. 22 Constitución de la Nación Argentina).
No es la primera vez que sectores del Poder Judicial, vale recordar que es el único que el pueblo no elige, confrontan por sí o en connivencia con factores de poder internos y externos en contra de la voluntad del pueblo, que representa el gobierno nacional democráticamente elegido.
¿Qué objetivo buscan estos sectores poderosos económicamente al enfrentarse de manera directa con la gran mayoría de la población? Si el sistema elegido para vivir es la democracia, hasta ahora no superado por ningún otro. ¿Tal vez volver a épocas donde los enfrentamientos no eran discursivos?
Basta echar una mirada a otras regiones del planeta donde la lógica de los poderosos se ha impuesto para lamentar semejantes consecuencias.
Es doloroso ver a la mayoría de la clase dirigente opositora volver a la lógica impuesta en los 90 “el fin justifica los medios”. Que es la misma que las potencias guerreras imponen a sangre y fuego sembrando muerte, dolor, miseria y desamparo.
¿Esto quieren para nuestra patria?
Tal vez temen el triunfo de una fuerza política que no se arrodilló ante este sistema. Tal vez temen que avancen los juicios que involucran a los civiles que participaron del genocidio. Lo que no terminan de comprender estos eunucos ideológicos, es que luego de ser usados por los que quieren seguir mandando, serán descartados como lo que son: serviles y traidores. Porque nadie soporta a los traidores, tampoco quienes se benefician de la traición.
Mientras tanto, el pueblo sigue firme en su camino de profundizar derechos y en no resignar el futuro. Ni el presente.
Daniel Mojica
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