A EDUARDO GALEANO
Un triste viento recorre los pueblos de nuestra
América morena, las noticias dicen que el compañero Eduardo dejó este mundo.
Los pueblos saben que no es así. Que tuvo que ir a dar una charla allí donde
Mario Benedetti leerá sus poemas y Alfredo Zitarrosa cantará unas milongas.
Jamás podrá dejarnos porque llenó nuestros
corazones que aún palpitan sobre las gastadas páginas de las venas abiertas de
América Latina. Todavía no terminamos de gastar los abrazos de su libro donde
los relata.
La calidez de su mirada estará siempre que una
mano solidaria se extienda hacia un hermano. Su sonora sonrisa se escuchara en
todos los rincones cada vez que nuestros pueblos ganen cada pequeña batalla en
el camino hacia la liberación.
Su voz inigualable ya es millones de voces en
esta América que desmiente que nos haya dejado.
Tal vez haya partido a esparcir sus buenas
nuevas a otros horizontes.
Acompañarnos siempre. Dejarnos nunca.
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