jueves, febrero 19, 2015

¿Y AHORA QUÉ?



¿Y AHORA QUÉ?

El 18 de febrero una importante movilización marchó desde el Congreso a la Plaza de Mayo. La excusa fue homenajear al fiscal Alberto Nisman.
Los convocantes fueron un grupo de fiscales para exigir justicia. Olvidando quizás que ellos son quienes deben hacer lo necesario para que “sea justicia”.
Es para destacar la masividad que tuvo la convocatoria y que le hace bien a la democracia. A la vez que hecha por tierra una consigna de otras manifestaciones opositoras que clamaban por “el fin de la dictadura K”.
Con seguridad ninguno de los que hubieron coreado aquella frase ha sufrido en carne propia las consecuencias de la dictadura genocida que dejó un saldo de treinta mil desaparecidos y más de cuatrocientos bebés que fueron despojados de su identidad.
Aunque muchos de los convocantes y dirigentes que se sumaron oportunamente, nada hicieron para denunciar y/o condenar a esa verdadera dictadura.
Una pregunta surge ante semejante pedido de justicia ¿A quién le reclamaban? ¿A la Corte Suprema de Justicia que hace rato ejerce un estruendoso silencio?
El alcalde de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ¿Habrá pensado mientras marchaba junto a su esposa convocar a una marcha similar para que se esclarezca la causa de espionaje telefónico que lo involucra?
Julio Piumato y otros dirigentes sindicales con más de 20 años al frente de sus respectivos sindicatos ¿Convocarán a una marcha para terminar con “la burocracia sindical”?
Es saludable una sociedad movilizada porque robustece la democracia. Aún más saludable sería que la dirigencia que se sumó oportunamente a la manifestación, diera los debates que rehúye sistemáticamente, para enriquecer la democracia y que los ciudadanos, aún los que manifestaron ayer, sepan qué piensan sobre los hechos trascendentales para la República, la Democracia, la Soberanía y la Independencia Nacional.
¿Acaso habrán pensado esos dirigentes que sonreían para las cámaras, que los ciudadanos que ejercieron su derecho a manifestarse libremente, los estaban plebiscitando como sus líderes?
Mientras tanto pueden esperarse otras grandes convocatorias, por ejemplo de las corporaciones pidiendo el fin de los monopolios.
Tal vez una de los bancos y financieras en contra de la evasión, la fuga de divisas y el fin de los paraísos fiscales.
Seguramente serán tan multitudinarias como la del 18 de febrero.
Ahora, más allá de los diferentes motivos y convocantes a movilizaciones, lo importante es encontrar la coherencia entre el decir y el hacer. No basta nombrar a la democracia para ser democrático.
No basta tener un discurso que la sociedad quiere oír.
 Ese discurso debe sostenerse en hechos, en acciones, en actitudes acordes a las palabras pronunciadas.
Tampoco basta con firmar actas ante escribano público sobre lo que se hará o dejará de hacer políticamente.
La política es poner el cuerpo para sostener lo dicho.
El 18 de febrero se realizó una marcha multitudinaria ¿Y ahora qué?

Daniel Mojica

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