VALORES CULTURALES
Somos parte de una
sociedad en que las redes sociales parecen ser la nueva realidad incontrastable
para algunas personas. Tal vez sea consecuencia del trabajo de construcción de
sentido que los medios hegemónicos han desarrollado desde que son múltiples y
simultáneos sus canales de difusión. Debido a esta desproporción es que las
desmentidas, la demostración de que muchas supuestas noticias que difunden la
mayoría de las veces no se corresponden con la verdad, no tienen la misma fuerza
que las aviesas tergiversaciones, falacias y mentiras propaladas. En
consecuencia si alguien sube algún comentario en la red, no hace falta
confirmación alguna. Se la toma como un hecho, aunque nadie lo pueda comprobar.
Quizás obedece a la misma lógica con la que hace algún tiempo se decía “si no
salió en televisión, no sucedió” o lo que es lo mismo, o tal vez peor: “si lo
dice la tele debe ser verdad”. Este hecho lo conceptualiza Ignacio Ramonet (en
“La tiranía de la comunicación”) como que el nuevo sistema de comunicación
acredita la ecuación “ver es comprender”
y agrega que sólo se puede comprender con la razón, que no se comprende
con los ojos ni con los sentidos.
Según el mismo autor
otro aspecto que se ha transformado es el “propio principio de la actualidad”,
porque hoy está marcado por “el medio dominante”. Si este medio dominante
afirma algo y lo determina como actualidad el conjunto de los medios se hará
eco (fundamentalmente los que pertenecen al mismo grupo hegemónico) entonces
para todos es verdad. Por lo que Ramonet
concluye “que el propio concepto de
verdad” ha sido transformado. Por ende “si la prensa, la radio o la televisión
dicen que algo es verdad, eso es verdad incluso si es falso”.
Sobran los ejemplos
en ese sentido. Basta con hojear uno de los diarios de mayor difusión de los
últimos años para comprobar la cantidad de mentiras, falacias y
tergiversaciones que hasta han debido ser desmentidas por autoridades de países
extranjeros. Pero la desmentida nunca tiene la misma difusión.
Este es el contexto
en el que deben leerse las declaraciones del conductor recientemente
distinguido por la legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires como
personalidad destacada de la cultura. Cuando
dijo: “Parece que el vamos por todo es incluso, ir por tu vida. Parece que el
diálogo no existe” aludiendo al gobierno. Algunos comunicadores parecen no
darse cuenta de la responsabilidad que significa tener un micrófono, o tal vez no les
importe incitar a la violencia de esa manera, porque agregó: “Parece que te tienen que cagar a trompadas
hasta que te des cuenta que sos enemigo y que con el enemigo no se
negocia". Esta fue la respuesta de Marcelo Tinelli a supuestas o reales
amenazas que recibió por las redes sociales.
Supuestas, porque no
puede afirmarse de manera fehaciente que quien las haya producido sea alguien
del gobierno o simpatizante del mismo. También se puede llegar a suponer que
pudo ser parte de una operación a la que el multimedios es muy afecto, para
generar una vez más un clima de temor en la sociedad.
No sería ilógico
pensar que alguien del mismo entorno de la corporación mediática o algún
allegado al mencionado conductor haya adoptado “la personalidad kirchnerista”
para llevar agua hacia el molino del descontento que tiene el afamado conductor
por su frustrado desembarco en “Fútbol para todos”.
Cuando se tiene una
cuota importante de poder (aunque los que lo tienen nos quieran hacer creer que
son “el más débil”) se está muy cerca de sentirse impune.
Si no que lo digan
los participantes (ya sean bailarines o jurados) del popular programa que se
emite por el canal de Constitución. Que deben soportar todas y cada una de las
“ocurrencias” de quien conduce.
Bajo pena del
escarnio público ante las mismas cámaras o irse del programa si no aceptan “democráticamente”
ser degradados por la pantalla de la tele.
Pero bueno, este
programa que “dignifica y enaltece la figura de la mujer argentina” con su
trato respetuoso y para nada cosificante ha sido distinguido, bien que de
manera indirecta por promover los valores culturales de los argentinos.
¡Mamadera! Como diría
un directivo del mismo canal.
Daniel Mojica
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