IMAGINEMOS
Imaginemos. Que existe un país que fue elegido como banco de
pruebas por el sistema financiero internacional para experimentar con teorías
económicas que produciendo desmedidos ajustes presupuestarios, rebaja de
sueldos, destrucción de fuentes de trabajo, enajenación de las empresas del
estado, privatización de los servicios públicos, paralización de la obra
pública, estatización de la deuda privada, reducir el estado a su mínima
expresión, para luego convencer a la población mediante los medios de
comunicación afines a esos objetivos, que eso posibilitaría el desarrollo y
crecimiento del país, y que luego al final de todo ese proceso se produciría un
derrame mágico de bienestar para todos los habitantes de ese país.
Imaginemos también que antes intentaron hacerlo en los
finales de un gobierno democrático pero la resistencia de las organizaciones
sociales hizo fallar el intento.
Sigamos imaginando que los que deciden en los centros de
poder mundial se dieron cuenta que por las buenas no iban a lograr su cometido.
Entonces deciden implementar un sangriento plan de represión, muerte, torturas,
robo de bebés y producen un genocidio en aras de lograr los objetivos que se
propusieron.
Imaginemos que con la masacre producida matan a gran parte
de la dirigencia política y social más lúcida de ese país generando además un
incremento abismal de la deuda externa.
Imaginemos que un grupo de Madres de aquella generación
masacrada empieza a reclamar respuestas a las autoridades y generan un amplio
arco de solidaridad internacional.
Imaginemos que la situación política y social de la
dictadura genocida se hace insostenible y para ganar más tiempo deciden
recuperar un territorio usurpado por una potencia extranjera siglos atrás
creyendo contar con la neutralidad del aliado histórico de aquel país
colonizador. Consecuencia: guerra y derrota, un apurado y negociado llamado a
elecciones previo dictado de un decreto que declara la impunidad por los
crímenes cometidos.
Imaginemos que gana las elecciones un espacio político
diferente al que fue desalojado por el golpe genocida y que nace condicionado
por los asesinos que siguen acechando.
Imaginemos que este nuevo gobierno luego de tímidos intentos
de dictar medidas populares los medios de comunicación que apoyaron y se beneficiaron
con el genocidio y las corporaciones económicas mediante extorsiones y corridas
cambiarias logran arrinconarlo hasta que consiguen que se vaya antes de
terminar su mandato constitucional.
Imaginemos que un dirigente disfrazado de nacional y popular
logra vencer en las elecciones y asume de manera anticipada el gobierno
poniendo en marcha el experimento mencionado más arriba nombrando al sicario
económico de los poderes internacionales para conducir el experimento.
Sigamos imaginando que como consecuencia de estas políticas
el país se queda sin el patrimonio nacional, acrecienta la ya inmensa deuda
externa y genera una bomba de tiempo con efecto retardado que bautiza
“convertibilidad”.
Imaginemos que uno de los integrantes de ese gobierno
colonizado pergeña dos leyes que crearán el andamiaje jurídico que además de
profundizar la dependencia atará de pies y manos a la justicia nacional. Se
promulgan, a saber: “Ley de Reforma del Estado” (que posibilitó el gran negocio
antinacional de las privatizaciones) y “Ley de Emergencia Económica” (que
permite gobernar con “Decretos de Necesidad y Urgencia”).
Imaginemos que lo primero que se privatiza son los medios de
comunicación que sirvieron para convencer a la población de las bondades de las
privatizaciones.
Imaginemos que este gobierno negoció con el ex presidente
que lo precedió una reforma constitucional que posibilitó que fuera reelecto y
el partido del anterior gobierno logró que se sumara un tercer senador para
quien fuera minoría en las elecciones legislativas.
Imaginemos que el finalizar su segundo mandato el presidente
de las relaciones carnales con la potencia del norte, la desocupación era
insostenible, no había producción industrial porque casi terminó con la
industria ya que no hacía falta si se importaba lo que necesitaban. El panorama
económico y social era desolador.
Imaginemos que en las nuevas elecciones presidenciales gana
una alianza de partidos diferentes al que se va del gobierno, compuesta por el
partido que pactó la reforma constitucional y otro que se creyó progresista.
Imaginemos que lo más importante que sucedió durante ese
breve gobierno antes de irse por los techos ha sido el Mega canje, el blindaje,
estafas que sirvieron para incrementar sideralmente la deuda externa, sancionar
mediante coimas una ley de reforma sindical, declarar el estado de sitio sin
pasar por el Congreso Nacional y desatar una represión con numerosos muertos.
Imaginemos que le sucedieron en el lapso de una semana
varios presidentes uno de los cuales decretó alegremente el no pago de la deuda
externa y renunció desde su casa al día siguiente. Más tarde el Congreso
designó a un Presidente interino hasta que se produjeran las nuevas elecciones
presidenciales.
Imaginemos que mientras tanto hubo una feroz represión que
causó la muerte de militantes sociales a manos de la policía y que los
dirigentes con responsabilidad política por el hecho no fueron llamados por la
justicia.
Imaginemos que ese presidente interino dictó una ley a
medida de uno de los medios de comunicación que veía peligrar la continuidad de
los actuales dueños a manos de capitales extranjeros con los que tenía una
deuda importante. Tan a medida fue esa ley que se la conoce con el nombre del
medio beneficiado.
Imaginemos que se produjeron las elecciones y el ganador fue
el que disfrazado de nacional y popular vendió al país y que no se presentó a
la segunda vuelta necesaria ya que ninguno de los candidatos logró el 50% más
uno. Así que quien salió segundo con menos porcentaje de votos que de desocupación
asumió el gobierno.
Imaginemos que el día de su asunción el nuevo presidente se
reconoció como hijo de aquellas Madres, integrante de la generación masacrada y
dijo que no iba a dejar sus convicciones en la puerta de la casa de gobierno.
Imaginemos que en representación del sistema de poder fue a
verlo a poco de asumir su mandato un ejecutivo de uno de los medios de
comunicación que fue socio, cómplice y beneficiario de la dictadura genocida
antes mencionada y lo conminó a cumplir un plan de gobierno que proponía
básicamente olvidar el pasado y seguir siendo colonia para contar con el apoyo
de los medios corporativos y el sistema de poder establecido. De lo contrario
le auguró que su gobierno duraría sólo unos meses.
Imaginemos que este nuevo presidente cumplió con lo que dijo
al asumir. Renovó la Corte Suprema adicta al gobierno del disfrazado de
nacional y popular, inauguró una política de Derechos Humanos que sería ejemplo
mundial, y anunció que encararía una negociación de la deuda externa cosa que
hizo con una quita histórica. Decidió aumentar el porcentaje asignado en el
presupuesto a la educación y redujo el que correspondía al pago de los
servicios de la deuda externa.
Imaginemos que la renegociación de la deuda fue un éxito y
que al terminar su mandato la desocupación se redujo a menos de la mitad de la
que recibió. Lo que posibilitó generar nuevos emprendimientos productivos que
generaron mayor empleo y creó las condiciones para la incorporación de millones
de jubilados que no reunían los requisitos que marca la ley.
Imaginemos que hubo nuevas elecciones y ganó la esposa de
quien no dejó sus convicciones en la puerta de la casa de gobierno. La nueva
presidenta asume con las mismas convicciones que su predecesor y profundiza las
políticas económicas y sociales generando más encono y odio en los sectores de
privilegio quienes a través de los medios de comunicación ligados al poder real
hacen lo imposible por denigrarla, desgastarla buscando provocar sus
destitución.
Imaginemos que antes de la finalización de su primer mandato
muere el ex presidente y un océano de dolor y desolación recorre la Nación.
Ningún alma medianamente sensible podría imaginar las barbaridades que se
dijeron y publicaron sobre la muerte de este hombre providencial.
Imaginemos oleadas de jóvenes y no tan jóvenes que desfilan
su llanto por la Plaza de Mayo pariendo una nueva era de participación política
en el país.
Imaginemos que la sociedad fue tomando paulatina conciencia
de que se está cambiando la época.
Imaginemos que la Presidenta elegida retempló su ánimo ante
las manifestaciones de apoyo, afecto y amor popular. El dolor inenarrable no le
impidió tener la lucidez necesaria para tomar medidas que fueron articulando
una política de desarrollo y crecimiento con una fuerte presencia internacional
que fue creciendo de manera paulatina y contundente.
Imaginemos que luego de soportar vanos intentos
destituyentes y bajezas mediáticas de toda laya fue reelecta con la consigna de
profundizar el proyecto en marcha e ir por más. Incrementó su estatura de líder
internacional y de manera proporcional aumentaron los ataques mediáticos.
Imaginemos que hizo una segunda reestructuración de la deuda
externa y que así se llegó al 92,4% de aceptación de las condiciones negociadas
entre el gobierno nacional y los tenedores de bonos de la deuda.
Ahora imaginemos que de ese poco más del 7% que no aceptó
entrar en las reestructuraciones mencionadas el 1% inicia juicio en los
tribunales de Nueva York (producto del andamiaje jurídico que posibilitó las privatizaciones
mencionadas) y la justicia del país que propició los golpes genocidas en
nuestra América avala las pretensiones de esos capitales especulativos que
además son apoyados por los mismos medios que fueron cómplices del genocidio
nombrado más arriba.
Imaginemos que el sistema judicial del país que estamos
imaginando hace silencio ante el artero ataque de este conglomerado de poder
extranjero.
Imaginemos que nos preguntamos el por qué de ese silencio
¿Cuál sería la respuesta?
Imaginemos.
Imaginemos que hay un mundial de fútbol y que el técnico del
país que imaginamos se dice afín al gobierno de esta presidenta que pretenden
destituir.
Imaginemos que los periodistas y comunicadores de los medios
que apoyaron el genocidio y todas las movidas destituyentes de los últimos años
denigran y menosprecian al entrenador y a los jugadores elegidos.
Imaginemos que esa selección llega a la final y entrega todo
lo que tiene sobre el verde césped y no logra el ansiado triunfo que le daría
la copa como premio.
Imaginemos ese mismo país volcado a las calles y plazas de
todo el territorio manifestando su inmenso agradecimiento a la entrega y el
amor que se siente con los valores compartidos. Imaginemos el regreso de ese
equipo a su patria luego del no triunfo y el cariño de los simpatizantes
volcado en las calles y las redes sociales.
Imaginemos que la multitud de orgullosos subcampeones espera
la presencia de sus héroes deportivos en la plaza emblemática de los festejos
deportivos y un pequeño grupo organizado de delincuentes se hace presente para
empañar e impedir la llegada de los jugadores y el cuerpo técnico. Imaginemos
que los medios socios y cómplices del genocidio resaltan sólo el vandalismo.
Imaginemos que la presidenta recibe a los deportistas y se
habla del trabajo en equipo para lograr objetivos y de los valores que puso en
juego este grupo de deportistas. Valores que son reconocidos por la sociedad
que se volcó masivamente a agradecer lo hecho por este equipo. Como dijo uno de
los emblemáticos integrantes del plantel “no pudimos volver con la copa, pero
volvimos con valores de cómo se debe trabajar para conseguir un objetivo”.
Imaginemos que ese mismo pueblo que salió a convalidar esos
valores que pusieron en juego estos muchachos se vuelca a las calles a lo largo
y a lo ancho del país imaginado para que el mundo se entere que este pueblo le
dice ¡NO PASARÁN!! A esos buitres que quieren terminar con la soberanía
nacional.
Imaginemos.
Daniel Mojica
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