jueves, julio 31, 2014

COHERENCIA




COHERENCIA

Asistimos a una nueva etapa de este cambio de época que estamos protagonizando. El pueblo argentino se ha dado un gobierno que encarna un proyecto iniciado el 25 de Mayo de 2003. Se puede decir que la consigna inaugural de este proyecto ha sido y es “no dejar las convicciones en la puerta de la casa de gobierno”. Otra de las reglas autoimpuestas fue y es “que las decisiones se toman en la casa Rosada o en la quinta de Olivos” y una tercera que no agota las premisas que este proyecto lleva adelante es “no tomar medidas en contra de los intereses del pueblo”.
Con seguridad esta simple enumeración no agota la cantidad de acciones y medidas tomadas para llevar adelante un proyecto que restauró la soberanía política, la independencia económica y va en camino de la justicia social. Lo que no se puede poner en tela de juicio es que desde que recuperamos la democracia no hubo un gobierno que defendiera con tanta coherencia y contundencia la soberanía popular. Esta es una diferencia fundamental con los anteriores gobiernos democráticos que han dejado la nefasta herencia de la deuda externa.
Por eso el actual gobierno se ha ganado el odio de los sectores del privilegio que históricamente han tratado que la Argentina se someta a los imperialismos coloniales de turno.
Estos sectores corporativos (empresarios, mediáticos, gremiales, judiciales, políticos, económicos) se han beneficiado siempre que la mayoría del pueblo ha sufrido las consecuencias de las políticas entreguistas que han aplicado siguiendo las directivas de los poderes externos.
No ha sido fácil el tránsito de estos 11 años lidiando con los sectores de poder que se subordinan  a las exigencias foráneas con una sumisión que avergüenza.
Han sido varias las batallas libradas contra esos sectores. Pero el resultado ha sido promisorio en materia de derechos ganados, autoestima y esperanza de un futuro mejor.
Cada una de esas escaramuzas ha tenido la virtud de sacar a la luz del día a aquellos personajes de carne y hueso, con nombre y apellido que permanecían escondidos en los pliegues de la realidad que sus propios medios de comunicación ocultaban a la sociedad.
La más reciente de esas batallas es la que acaba de cerrar ayer en los estrados de Nueva York y una vez más ha quedado claramente expuesta la connivencia y complicidad del juez Thomas Griesa y de la Corte Suprema de EE. UU. con los fondos piratas que litigan contra la Nación Argentina intentando violar las leyes y compromisos nacionales.
Nuevamente los sectores corporativos autóctonos se han puesto del lado de quienes quieren someter a la Argentina a un destino de padecimientos y desgracias ya vividas y que ellos mismos provocaron.
Esta vez se han encontrado con un gobierno cuyo Poder Ejecutivo y Poder Legislativo han estado a la altura de las circunstancias en que la historia los ha puesto. No se puede decir lo mismo del Poder Judicial, que hasta el momento de escribir estas líneas ha mantenido un estruendoso silencio cuando la soberanía nacional estuvo en juego.
Estamos protagonizando un momento histórico que podemos definir como fundante de un nuevo orden internacional, que quizás tarde un poco más en plasmarse. Pero estamos en la antesala de ese suceso.
Nos queda como sociedad estar a la altura de tan inmensa responsabilidad acompañando esta nueva batalla que es económica, política, social pero fundamentalmente cultural.
Los organismos regionales y la mayoría de las naciones del mundo han comprendido el momento que atraviesa la humanidad y especialmente esta parte del planeta.
No será fácil. Como no lo ha sido nunca en cada encrucijada histórica.
Celebremos que hoy el Estado y la Nación están en manos de un gobierno que está a la altura de las exigencias que la historia impone.
No perdamos la conciencia ganada en estas novedosas circunstancias.
De esto depende nuestro futuro como Nación independiente.

Daniel Mojica
  

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