jueves, julio 11, 2013

LA UNASUR Y UN NUEVO DISEÑO DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES


LA UNASUR Y UN NUEVO DISEÑO DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES

 

El cambio de época que estamos protagonizando en nuestra América, ya trasciende el continente. Una clara demostración de esto es la preocupación que despierta en quienes han manejado hasta ahora, la política internacional a su antojo y sin cuestionamientos. Más allá de formalismos e hipócritas declaraciones vacías de contenido que sólo han servido para los titulares de los medios de comunicación que responden a los mismos intereses. Sosteniendo de esta manera un sistema de relaciones de poder internacional, inamovible desde mediados del siglo XX.

La sumisa respuesta colonial, de antiguas potencias coloniales, y la digna actitud del Presidente Evo Morales, no ha hecho más que resaltar la humillación europea y la hipocresía norteamericana.

Como región dimos una contundente demostración de soberanía y coraje. La gran mayoría del resto de las naciones respaldó y valoró nuestra solidaridad e independencia. El mundo ya no será el mismo. El mundo ya no es el mismo.

De esto, todos han tomado nota.

Ahora vendrá una etapa de darle forma orgánica a este soberano reclamo de trato igualitario y respeto sin excepciones a las normas internacionales establecidas, y las que deberán establecerse a partir de la nueva realidad que presenta el mundo. Habrá que generar los mecanismos y herramientas institucionales para este nuevo mundo que está naciendo. Que de manera inevitable deberá traducirse en reformas jurídicas imprescindibles e impostergables.

El mundo ya no es el que dio a luz a los organismos internacionales existentes: OEA, UN, FMI, etc. Cuyas resoluciones no son cumplidas por quienes las diseñaron de acuerdo a sus intereses y a la relación de fuerzas emergente de la segunda guerra.

El mundo tampoco es el de la “guerra fría”, consecuencia de la bipolaridad que consagró a dos potencias mundiales que se repartieron el planeta en áreas de influencia para cada uno. La bipolaridad murió al nacer la década de los 90.

La caída del sistema socialista soviético, generó el espejismo de que había una sola visión de la realidad. Este paradigma ha sido sostenido por el tremendo aparato comunicacional de la potencia hegemónica que “ganó la guerra fría”.

A partir de entonces la voracidad de esta potencia no tuvo, ni tiene límites. Al punto de sentirse dueña de todos los recursos naturales y riquezas del planeta. Así como de la vida, historia, intimidad y suerte de todos los habitantes de la tierra. Como lo demuestra el espionaje planetario al que somete a las naciones, sin importarle más que sus propios intereses. En defensa de los cuales invade y arrasa países ante la impotencia, cuando no aquiescencia de los organismos internacionales que financia de forma mayoritaria.

Aquí está la raíz del paradigma con el que se mueve esta potencia, cree que el poderío económico y militar le otorga legitimidad de liderazgo.

Este paradigma es sostenido por el inmenso aparato comunicacional que maneja y sustenta. A quien se le suman los medios hegemónicos del resto de los países que no trepidan en atentar contra los intereses de sus propias naciones y pueblos.

Esta realidad es la que tendrá que modificar la UNASUR, la CELAC, el ALBA y los organismos y herramientas que se den los países no sólo de nuestra América, sino todos aquellos que deseen vivir en un mundo previsible, que no esté atado a los caprichos de conquista de ningún nuevo César, Nerón o Hitler del siglo XXI.

Esta es la ardua tarea que tienen por delante los líderes de nuestros gobiernos, que no por casualidad se parecen, como nunca a sus respectivos pueblos.

 

 

Daniel Mojica



 

    

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