CORTE SUPREMA CORPORATION – SOCIEDAD VITALICIA
El fallo de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) sobre la elección popular del Consejo de la Magistratura. El comunicado anunciando que no van a hacer declaraciones. El avance en los juicios sobre violaciones de los derechos humanos.
No quedan dudas sobre las pretensiones de una mayoría de los jueces de la CSJ de gobernar sin el voto popular.
Esta soberbia actitud corporativa, no hace más que clarificar la existencia de una “justicia de clase” que defiende privilegios e intereses ajenos a la voluntad popular.
Más que nunca resalta la necesidad de apoyar desde todos los frentes posibles la democratización de la justicia. Que ya es un reclamo mayoritario.
Lamento profundamente el ¿sorpresivo? alineamiento de esa mayoría de la CSJ con las corporaciones que fueron socias y cómplices del genocidio.
Esas corporaciones forman parte del sistema de poder que tiene las manos manchadas con la sangre de treinta mil hermanos y de las madres asesinadas luego de dar a luz a los hijos que aun buscamos.
Lo lamento, porque como muchos argentinos, creí, que esta Corte Suprema estaría a la altura de lo que la historia le reclama. Esto es, ponerse en línea con el reclamo de Memoria, Verdad y Justicia.
Los últimos gestos y actitudes del Dr. Ricardo Lorenzetti traen a mi memoria la visita que le hiciera Héctor Magneto antes de la promulgación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
¿Será por eso que lanzaron la operación “AFIP investiga a Lorenzetti” las corporaciones sucias de sangre?
¿Tendrá Lorenzetti y Cía. Algo que ocultar?
¿Por qué se puede pedir declaraciones juradas de cualquier funcionario de gobierno, incluso de la Presidenta y no de un juez?
En otro orden de cosas ¿qué significa emitir un comunicado que dice que no harán comentarios? Es como llamar a una conferencia de prensa para decir que no van a hacer declaraciones.
Si ponemos en contexto estos hechos, con la creación de la nueva Procuraduría de Delitos de Lesa Humanidad, desde donde se busca avanzar sobre las complicidades civiles con el terrorismo de Estado, tal vez encontremos la punta del ovillo que une las cuentas de un collar donde la impunidad resalta con brillo propio.
Como sociedad no podemos permanecer indiferentes.
Tenemos que dejar claramente expresado que pretendemos y merecemos un Poder Judicial a tono con la historia que estamos construyendo.
Queda demostrado palmariamente que esta Constitución tan “reformada” no representa los intereses populares de este cambio de época.
Tenemos una Constitución “depuesta” que es un piso adecuado para incluir las transformaciones que hemos construido desde el 25 de Mayo de 2003.
Es la Constitución de 1949.
Vamos por su plena vigencia.
Daniel Mojica
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