LA
JUSTICIA NO ES CIEGA
Una canción de
Patricio Rey dice en uno de sus párrafos “todo preso es político”.
De la misma manera
podemos decir que “todo fallo es político” porque como los jueces se expresan
“mediante sus sentencias” dicen ellos. Muchos también se expresan
políticamente, a través de los medios, o desde sus conferencias o desde
comunicados que no firman. Aunque lo nieguen.
Uno de los dichos
populares “colonizantes” nos han hecho creer durante muchos, muchos años que
“la justicia es ciega”.
Pretendiendo con
esa frase, convencernos que “la justicia” no mira la condición social de
quienes llegan a sus estrados para ser juzgados.
Basta con haber
leído el “Martín Fierro” o visto “Juan Moreira” del querido Leonardo Favio,
para certificar que nunca ha sido “ciega” la justicia.
O también,
recordar algunos juicios emblemáticos de los últimos años (cada quien tendrá
más de un ejemplo para aportar) para terminar de convencernos de la buena vista
de la Justicia
nacional.
No cuestiono la
práctica política de los jueces de la Nación.
Porque todo acto humano, es político, como también es
cultural.
Lo que me parece
cuestionable es que en esas decisiones políticas que se llaman “sentencias”,
“fallos”, “dictámenes”, “resoluciones”, “acordadas” y demás, se privilegien
intereses corporativos antes que el bien común.
Entendiendo como
bien común, el de la mayoría de la sociedad.
Hay una
característica que nuestra realidad aporta desde el 25 de Mayo de 2003.
¿Cuál es?
Que a medida que
avanzaba el proyecto nacional, popular y democrático, se iban cayendo las
máscaras de aquellos que tenían un discurso a contramano de sus propios hechos.
Durante todo este
tiempo hemos ido echando luz donde reinaban las sombras que cobijaban a
nefastos personajes que asolaron la democracia, desde que la recuperamos. Para
no ir más atrás (que no es el motivo de esta nota)
Es así que han
quedado a la intemperie muchos personajes que han sabido mover los hilos de sus
marionetas o fantoches. Los hemos descubierto.
En lo personal,
creo que una divisoria de aguas importante se produjo con la recordada votación
por la resolución 125.
Allí quedó
delimitado en trazos gruesos, quienes defienden los intereses nacionales, y
quienes los privilegios de unos pocos.
Esto no quiere
decir que no haya habido muchos más hitos. Menciono a mi juicio los
emblemáticos.
Otro de esos
hechos ha sido la sanción de la
Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
Si bien es algo
harto conocido que aún perviven en los pliegues de la Justicia muchos
magistrados que han jurado por las sangrientas actas de la genocida dictadura.
Estos personajes
han ido mostrando sus uñas en numerosos fallos en contra de los intereses
nacionales y de la igualdad ante la ley.
Sin contar con los
últimos manejos de Héctor Magneto, para conseguir el favor de diversos Jueces y
Cámaras que han acompañado y seguido al pie de la letra la estrategia de este
señor de burlarse de los tres poderes del Estado y en definitiva de la Soberanía Popular.
Lo que realmente
me ha sorprendido, en cuanto al tema específico de la Ley de Medios de la Democracia, es la
postura de la Corte Suprema
de Justicia de la Nación,
como integrante de uno de los poderes del Estado. Que junto al Poder
Legislativo y al Poder Ejecutivo, son parte del Gobierno Nacional.
¿Cómo puede el
máximo órgano de Justicia del país, beneficiar con el alargamiento de los
tiempos que favorecen a la corporación económica empresaria con intereses en
medios de comunicación, en contra del bien común?
¿Dónde queda la
igualdad ante la ley?
¿Qué ciudadano común
puede recurrir a tantas argucias para no cumplir con las leyes del Estado?
Había un
periodista de policiales que tenía una frase, que creo viene al caso: “a medida
que pasa el tiempo, la verdad huye” no sé si es textual.
Señores de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, no dejemos que la
verdad huya. No le inoculen al ciudadano común el veneno de que “la justicia no
existe”.
Está en sus manos,
no sólo un fallo.
Sino la
credibilidad que nos asegura que la sociedad siga siendo democrática.
Daniel Mojica
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