ANGLOFILIA INTELECTUAL
Si existe un hecho que encolumna a la inmensa mayoría
de los argentinos, sin distinción alguna, es la reivindicación de la soberanía
sobre las Islas Malvinas, Georgias, Sándwich del Sur y sus mares circundantes.
Es una certeza que atraviesa la patria de norte a sur
y de este a oeste.
Cuestión de conciencia, convicción y espíritu
emancipador.
Claro que existen excepciones. Como en toda causa
nacional en la que la mayoría del pueblo se encolumna en defensa de sus
intereses y valores, existen también, quienes han cruzado el Río de la Plata para subirse a la
flota invasora anglo francesa.
El maestro don Arturo Jauretche, utilizaba una
expresión para estas gentes.
Este grupo de intelectuales, defensores del argumento
de Gran Bretaña, han manifestado que se respete el derecho “…a la
autodeterminación” de los isleños. Argumentación que las mismas Naciones Unidas
NUNCA han reconocido, por ser una población trasplantada, luego de expulsar por
la fuerza a los argentinos que habitaban las islas.
Se me ocurre un ejercicio “intelectual”. Supongamos
que a Beatriz Sarlo o a Roberto Gargarella, o al mismo Jorge Lanata un grupo de
delincuentes se apodera a punta de pistola de la casa en la que viven, o mejor
aún sólo del living, la cocina y el baño. Entonces, hacen la denuncia en la
justicia, que como todos sabemos, no es muy veloz. Mientras los damnificados,
recurren a su círculo de amistades, vecinos y admiradores para que los
acompañen en su reclamo.
En tanto, los usurpadores, recurren a otros socios de
tropelías y a los mediáticos abogados que los defienden. Luego, los
profesionales en manipular la ley, le plantean a los legítimos dueños de las
propiedades que tienen que respetar los deseos e intereses de los malhechores
para solucionar el entredicho.
No creo haberme alejado demasiado de la esencia de lo
que plantean.
Hubo un hecho político, que al poco tiempo de asumir la Presidenta Cristina
Fernández de Kirchner, dividió aguas entre quienes están del lado de una más
justa distribución de la riqueza y quienes siempre han defendido los
privilegios de unos pocos.
El conflicto por la Resolución 125, sirvió
para identificar, en una pincelada gruesa quienes están dentro del campo
nacional y quienes no.
El tema de la Soberanía de nuestras Islas Malvinas, es como una
pincelada más fina. Que viene a demarcar quienes defienden los intereses
nacionales, y quienes pretenden seguir siendo esclarecidos colonizados.
Hay lugares de los que no vuelve.
Uno de ellos es el de traidor de lesa patria.
Otra de las falacias argumentativas es la siguiente:
“…Respetar su modo de vida…implica abdicar de la intención de imponerles una
soberanía, una ciudadanía y un gobierno que no desean…”
Ni el gobierno nacional, ni ninguno de los que
reivindicamos la soberanía de nuestro suelo arrebatado se nos ocurre la
peregrina idea de imponerles un “modo de vida” determinado a los habitantes de
nuestras Islas. Como no lo hacemos con la inmensa cantidad de hermanos de
países vecinos que vienen a nuestro país a construir su futuro.
El argumento que sigue es delirante, o como mínimo
muestra de una ignorancia sublime, como corresponde a tan insignes personajes,
que tal vez aspiran ase nombrados “Sir” o “Lady” por la Reina Madre, en virtud de
semejante alineamiento colonial. Argumentan que debemos “abdicar de imponerles
una soberanía…que no desean”.
Muchachos y chicas, la soberanía que reclamamos es
sobre el territorio de las Islas Malvinas, no soberanía sobre los Kelpers. ¿Qué
se supone que haríamos siendo “dueños” de 3000 británicos que viven en nuestras
Islas Malvinas?
¿Tal vez como estos intelectuales colonizados piensan
que el legítimo reclamo de soberanía es retroceder “casi dos siglos”, lo que
queremos es inaugurar una nueva esclavitud con los Kelpers?
Muchachos, chicas, sepan que hay ingleses y habitantes
de Malvinas más dignos que ustedes.
Daniel Mojica
1 comentario:
Supongamos otra cosa, supongamos que estos engendros SON ingleses y se les diera por argumentar a favor de Argentina (o de cualquiera) contrariando la postura oficial inglesa. ¿Cómo serían tratados?
De los Beatles para acá, no es dificil ser "anglófilo", y no está mal; lo malo es ser traidor, y traidor enfático, mucho peor.
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