SOBRE EL DOCUMENTO “MALVINAS: UNA VISION ALTERNATIVA”
(A LA NACIONAL)
Ayer esbocé algunas reflexiones sobre el documento
firmado por una serie de personalidades de la cultura (colonial). Luego de leer
con más detenimiento la declaración (de sometimiento y genuflexión) considero
pertinente agregar algunos comentarios. Como simple ciudadano de a pie. Ya que
no pertenezco a la Academia
(soy un sufrido riverplatense) ni poseo pergaminos ni blasones de los que
algunas elites se vanaglorian para no debatir con nosotros, los simples
ciudadanos que ejercemos nuestro inalienable derecho (gracias a la Ley de
Servicios de Comunicación Audiovisual) a expresarnos. Ley, que dicho sea de
paso es denostada y vituperada por los “iluminados” que nos miran desde sus
cúpulas de cristal, como quien te mira por sobre el hombro, enarcando las
cejas. Como muchos de los firmantes del mencionado documento.
¿Tal vez porque la nueva Ley de Medios de la
democracia, apunta a la desmonopolización de la información, y de esa
manera aprendimos a poner en su lugar a
los tecnócratas de la palabra? De la misma manera que desde Mayo de 2003 ya no
dependemos de los tecnócratas de la economía.
Paso a mis comentarios.
Ya desde las primeras líneas del documento se nota que
la realidad les es esquiva. Arrancan diciendo “…carecemos aún de una crítica
pública del apoyo social que acompañó a la guerra de Malvinas”…
Salvo que por crítica pública entiendan que todos los
que fueron a Plaza de Mayo en aquel momento se convoquen al mismo lugar para pedir
disculpas, así los firmantes del documento se sienten un poco mejor. La Presidenta de la Nación
en el acto en el que convocó a todos los representantes de la sociedad,
diferenció con meridiana claridad el justo sentimiento nacional por la causa
Malvinas, del mesiánico y criminal hecho cometido por los genocidas.
O sea desde el Estado se dejó en claro (para los que
hablan y piensan en castellano) ese tema.
En un segundo párrafo critican que se hace “…de su recuperación una cuestión de
identidad…” y la coloca “…al tope de nuestras prioridades nacionales y de la
agenda internacional del país.”
Por lo visto tienen un problema con la identidad que
asumimos la enorme mayoría de los argentinos respecto de este tema. Pero
además, no observan el panorama internacional: las invasiones y matanzas
cometidas en nombre del petróleo y otros recursos en Afganistán, Pakistán,
Irak, entro otros. Las amenazas a Irán.
La necesidad de las potencias imperialistas de
garantizar el paso de “sus” barcos por “sus aguas navegables” ante el posible
cierre del estrecho de Ormuz. La necesidad de apropiarse del territorio
antártico además de las riquezas de los mares que circundan nuestras Islas.
Ahora tenemos en nuestra América del Sur una base de la OTAN (NATO para ellos)
(Tratado del Atlántico Norte (¿))
Haciendo gala de la misma miopía política (¿o mala
fe?) dicen que la “…cuestión Malvinas…” tiene “…escasa relación con los grandes
problemas políticos, sociales y económicos que nos aquejan…”
¿Desde cuando en un país colonial “tienen escasa
relación con los grandes problemas políticos, sociales y económicos” que una
potencia colonial se lleve nuestras riquezas (petroleras, pesqueras) construya
un enclave militar con armas nucleares en una zona declarada libre de armas
nucleares, y los medios hegemónicos hagan causa común con la potencia
colonialista para socavar, cuando no desestabilizar al gobierno nacional?
Acaso las riquezas que nos saquean ¿no podrían ayudar
a una mejor distribución de la riqueza?
Luego en un
alarde de tergiversación digno del Cártel Clarín dice que estamos maduros como
sociedad para darnos una estrategia que “…concilie los intereses nacionales
legítimos con el principio de autodeterminación sobre el que ha sido fundado
este país.”
No queda claro de qué intereses nacionales habla, ni
la autodeterminación de quién. Porque nuestros intereses nacionales son
legítimos y los habitantes de las Malvinas, no tienen derecho a la
autodeterminación, así lo ha consignado la ONU en reiteradas oportunidades.
En todo caso si habla de los intereses legítimos de
los Kelpers, esos valen en Gran Bretaña. Si tan importante es el principio de
autodeterminación de los pueblos, para el Reino Unido, allí están Irlanda y
Escocia esperando por ellos. Tal vez quieran elaborar un documento al respecto.
Más adelante, en este manifiesto que parece haber sido
escrito por súbditos de la corona
británica, expresan “…no consideramos tener derechos preferenciales, que nos
permitan avasallar los de quienes viven y trabajan en Malvinas desde hace
generaciones, mucho antes de que llegaran nuestros ancestros…”
Parece un deliberado intento por desviar el eje de la
discusión, que siempre es la soberanía sobre nuestros territorios australes, y
no acerca de los derechos de quienes las habitan. Que si están por generaciones,
es precisamente porque en 1833 expulsaron por la fuerza de las armas al pueblo
y gobernante argentino que las habitaban originariamente.
Además, el actual gobierno no se caracteriza
precisamente por avasallar derechos. Antes bien ha ampliado derechos para
minorías siempre postergadas o ignoradas.
Luego en una evidente manipulación de los términos
(para lo que son muy avezados) escriben “…La sangre de los caídos en Malvinas,
exige sobre todo, que no se incurra nuevamente en el patrioterismo que los
llevó a la muerte ni se la use como
elemento de sacralización de posiciones que en todo sistema democrático son
opinables…”
La manipulación que advierto es sobre “la sangre de
los caídos” estableciendo una semejanza entre la decisión tomada por la dictadura
genocida cívica, militar y mediática que describe acertadamente como
“patrioterismo” porque hubo una utilización demagógica de un sentimiento
nacional, aviesamente utilizado por el Cártel Clarín y los medios para los que
muchos de los firmantes del documento trabajan y/u operan tomando posiciones
que “en todo sistema democrático son opinables” y además publicables gracias a
la nueva Ley de Medios de la democracia, que la mayoría de los firmantes (sino
todos) execran.
No es ingenuo comparar el sentido clamor patriótico de
la amplia mayoría de argentinos, con el patrioterismo de los genocidas, que
también condujo al robo de bebés, violaciones, torturas y crímenes de lesa
humanidad.
Atrocidades de las que fueron socios y cómplices, los
medios en los que cumplen tareas muchos de estos intelectuales y periodistas
que se expresan mediante el escrito mencionado.
En una nueva muestra de ingenuidad (o manifiesta mala
fe) o quizás como argumentación premeditadamente falaz escriben “…La afirmación
obsesiva del principio “Las Malvinas son argentinas” y la ignorancia o
desprecio del avasallamiento que este supone debilitan el reclamo justo y
pacífico de retirada del Reino Unido y su base militar, y hacen imposible
avanzar hacia una gestión de los recursos naturales negociada entre argentinos
e isleños.”
Para este grupo de intelectuales reclamar lo que por
historia y derecho nos corresponde supone ignorancia, desprecio y
avasallamiento (¿) vaya a saber a qué cosa. Pero la muestra de mala fe está
dada en “…avanzar hacia una gestión de los recursos naturales negociada entre
argentinos e isleños…” porque una vez reconocida y recuperada la soberanía que
nos corresponde, la “gestión de los recursos naturales” tendrá el mismo
protocolo administrativo y de gestión que con el resto de las provincias que
componen nuestra patria.
En uno de los últimos párrafos dicen algo que es
razonable: “…Los principales problemas nacionales y nuestras peores tragedias
no han sido causados por la pérdida de territorios ni por la escasez de
recursos naturales, sino por nuestra falta de respeto a la vida, los derechos
humanos, las instituciones democráticas y los valores fundacionales de la República Argentina,
como la libertad, la igualdad y la autodeterminación.”
La pregunta que me surge ante esta aseveración, es
¿qué sentirán los firmantes, que defienden la postura de una potencia colonial
que ha mostrado a lo largo de su historia pasada y reciente “falta de respeto a
la vida, los derechos humanos, las instituciones democráticas…la libertad, la
igualdad y la determinación…” de los países que ha sometido y cuyos pueblos ha
masacrado?
Contradicciones, de quienes hacen de la palabra su
herramienta, sucede que los conceptos, muchas veces se vuelven contra quien los
esgrime, o muestran la incongruencia entre lo que se dice/escribe y lo que se
hace.
Daniel Mojica
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