¿LANZAMIENTO POLITICO DE HUGO MOYANO?
En democracia son válidas las ambiciones políticas de los ciudadanos. Más aún desde Mayo de 2003, cuando el ex presidente Néstor Kirchner, precisamente ha recuperado LA POLITICA, para la sociedad en su conjunto.
Porque había sido secuestrada, torturada y asesinada en la mano de los genocidas civiles, militares y mediáticos. La política y quienes la ejercían desde su militancia y vocación solidaria, participativa y revolucionaria, fueron masacrados. Con la secuela de temor provocado, por el terrorismo de estado, sustentado desde las páginas cómplices de los que se quedaron con Papel Prensa, temor, que quedó en la sociedad, hacia el compromiso político con la realidad.
El 25 de Mayo de 2003, marca el comienzo del proyecto nacional y popular, que viene a recuperar no sólo el valor de la política, sino el rol del Estado, como regulador de las diferentes actividades dentro de la sociedad. Vino a restaurar derechos cercenados que fueron ignorados por los gobiernos democráticos elegidos desde 1983.
Así es, como de la mano del crecimiento que poco a poco fuimos construyendo, se generaron puestos de trabajo, se rehabilitaron las paritarias, se fue recomponiendo el poder adquisitivo del salario de los trabajadores.
Tarea que fue apoyada, acompañada y sostenida por la dirigencia de la CGT, con su dirigente Hugo Moyano, a la cabeza.
Todo proyecto nacional y popular, va cumpliendo sus metas de manera poco lineal, y según las relaciones de fuerza de cada momento. Con la plena conciencia de que el avance del proyecto, va a generar tensiones y enfrentamientos, con los intereses corporativos, que se resisten a distribuir las utilidades hacia el conjunto, y en especial a los menos favorecidos por el reparto.
La responsabilidad de quien conduce el proyecto, que abarca no sólo al gobierno nacional, sino al conjunto de fuerzas políticas que conforman el Movimiento Nacional, del cual el peronismo es parte fundamental, así como también el Frente para la Victoria y las agrupaciones que lo conforman, digo, la responsabilidad de la conducción, es armonizar y equilibrar los intereses del conjunto, para el logro de los objetivos. Que, como a todo gobierno peronista le corresponde, es construir una Patria, justa, libre, soberana y profundamente latinoamericana.
Para lograr ese objetivo estratégico, se deben encadenar una serie de medidas y acciones de gobierno, que tengan en cuenta numerosos factores internos y externos, para que no obstaculicen la tarea para la que fuera re-elegido el gobierno.
Quien conduce, la Presidenta Cristina Fernández, debe visualizar la totalidad del panorama, interno, externo, y tomar las decisiones necesarias.
Cuando se toman decisiones, no se puede conformar a todos los sectores. Por eso, esta Presidenta, ha manifestado en diferentes discursos, que su gobierno no es neutral, que está del lado de los menos favorecidos.
Hay ocho años de gestión, que avalan ese discurso con los hechos.
Precisamente, al privilegiar los intereses de los muchos que tienen poco, se lesionan privilegios de los pocos que tienen mucho.
También, es lógico y válido que cada sector, corporación o grupo de intereses, quiera obtener beneficios para ellos. Pero los tiempos, el cómo y de qué manera lo decide quien conduce el proyecto.
Para los que somos peronistas, y que aspiramos a una patria socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana, camino a la liberación nacional, que ya estamos transitando, tenemos claro uno de los principios rectores que simbolizan el ideario de nuestras convicciones, que es: PRIMERO LA PATRIA, LUEGO EL MOVIMIENTO Y POR ULTIMO LOS HOMBRES.
Parece que hay dirigentes, que hasta ayer acompañaron este proyecto, con toda la dignidad y el respeto que les confiere el hecho de haber resistido al neoliberalismo, y la entrega del patrimonio nacional, en el pasado reciente, que no están de acuerdo con las prioridades que fija la conductora del proyecto.
Entonces, como si esos blasones fueran eternos y relucieran bajo cualquier circunstancia, y fueran a prueba de errores tácticos, políticos y estratégicos; hoy esos dirigentes le otorgan más preponderancia al impuesto a las ganancias, que al blanqueo del 35% de trabajadores en negro; le dan prioridad a la distribución de las ganancias de las empresas, que a rebajar el nivel de desocupación que está en 7,2%.
¿Quién se va a ocupar de esos compañeros marginados hoy del sistema productivo?
La compañera Presidenta.
Pues la dirigencia sindical está más preocupada en los intereses (justos, que duda cabe) de quienes tienen trabajo, y dentro de ese segmento de los que sufren descuentos por el impuesto a las ganancias, que aunque sea un porcentaje bajo respecto de los trabajadores ocupados, no por eso se debe ignorar su reclamo.
La pregunta es ¿es este el momento?
En mi opinión, el modo elegido por Hugo Moyano, para realizar su (entendible) aspiración de político, no ha sido el más feliz.
Porque lanzar amenazas, acusaciones y diatribas contra el proyecto político que hasta ayer igualaba a los del primer peronismo, para ahora negarle esa condición, es por lo menos, difícil de entender y explicar.
Sobre todo, por los apoyos que cosechó al hacerlo. Léase: Luis Barrionuevo, Gerónimo Venegas.
Un detalle más, el secretario general de la CGT se quejó también de las investigaciones sobre el manejo de fondos y medicamentos en las obras sociales, en algunos casos sospechadas de negociados contra la salud de los trabajadores. Investigaciones que motivaron que se frenara el flujo de dinero que el Estado le gira a las obres sociales.
Esa queja encierra una paradoja, quien realizara esa denuncia cuando era funcionaria de este proyecto, es Graciela Ocaña. Esa ex funcionaria, hoy milita en el llamado Peronismo Federal, aliada de la CGT Azul y Blanca que conduce Luis Barrionuevo (uno de los presuntos implicados de aquellas investigaciones) que hoy manifiesta haber encontrado a su secretario general de la CGT en Hugo Moyano.
Creo que, siendo generoso y nada conspirativo, fue muy mal asesorado.
Salvo, que lo haya asesorado Héctor Magneto.
Daniel Mojica
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