A algunos les puede resultar desmesurado que llame Revolución al camino que emprendimos en Mayo de 2003, desde la asunción de Néstor Kirchner.
En especial, para quienes esperan que suceda (la revolución) según los libros que habla sobre ella, sin tener en cuenta la realidad donde transcurre la política. Porque para estas personas, o nunca están dadas las condiciones, o terminan confundiendo “Poder” con “Gobierno”. Entonces acaban extraviados entre las letras de los sagrados libros, que pretenden sean la “receta perfecta” de una revolución que nunca será como alguien la imagina o ha imaginado. Porque las sociedades no son estáticas, y precisamente, el movimiento es producido por el pueblo, marcando el ritmo que dicta su conciencia, respecto de los cambios y la profundidad y alcance de los mismos.
A otros, les puede generar desesperación. A quienes estuvieron acostumbrados a ser la “casta privilegiada”, a quienes boicotearon y atentaron contra los gobiernos democráticos, y principalmente a los que han sido socios y cómplices de la última dictadura genocida cívica, militar y mediática. Porque todos ellos, han estado y están en contra de las mayorías populares, para quienes el peronismo fue y es la identidad que los dignifica, y la herramienta política para erradicar la explotación y la injusticia en nuestra Patria. El instrumento para construir la igualdad de oportunidades, la felicidad del pueblo y la grandeza de
¿Qué es, sino una revolución, el cambio de paradigma social, político económico y cultural que estamos protagonizando?
Hemos logrado borrar el “no se puede” que nos inmovilizó desde 1976 y que se prolongó desde que recuperamos la democracia en 1983. Nos dimos cuenta que sí podemos.
Néstor Kirchner, cumplió lo que prometió apenas asumido: No dejó sus convicciones en la puerta de la casa rosada. Tuvimos un presidente que cumplió con lo que dijo que iba a hacer. Incluso realizó más que lo prometido.
Plantó de manera contundente las banderas históricas del Movimiento Peronista:
Recuperamos lo mejor de la historia peronista, la que hizo feliz al pueblo.
Volvemos a tener industrias, empresas que producen, defendemos las fuentes de trabajo y el salario de los trabajadores. Recuperamos la historia nacional que nos habían negado los historiadores que comulgaron siempre con los explotadores del pueblo y los genocidas de los pueblos originarios.
Recuperamos el estado, como articulador del bienestar de TODOS los argentinos. Se acabó el país para pocos. La Nación vuelve a ser mirada con respeto en todo el mundo (incluso por el imperio que aún busca la manera de someternos con los cipayos de siempre).
Nuestra Presidenta es reconocida internacionalmente en su estatura de estadista, y la palabra de Argentina es escuchada en todos los foros internacionales.
Hemos vuelto a ser ejemplo en recuperación de derechos humanos, sociales, políticos, económicos.
Latinoamérica está unida y nuestro país ha sido uno de los motores de esa unidad con el liderazgo irreemplazable de Néstor Kirchner.
Hemos logrado desenmascarar a los poderes corporativos que jaquearon y extorsionaron a los gobiernos democráticos desde que recuperamos la democracia. Y a los dirigentes que son lacayos de esos poderes.
Recuperamos la palabra y la voz va camino de ser plural gracias a la Ley de de Servicios de Comunicación Audiovisual.
Las decisiones ya no se toman en las oficinas de las corporaciones. Se toman en
El gobierno nacional, en palabras de
Hemos logrado repatriar más de 800 científicos que habían sido expulsados por las políticas que sometían a la Nación a ser meros apéndices de las necesidades de terceros países.
Con una política clara en materia de Ciencia y Tecnología, vamos agrandando el camino hacia la liberación nacional, que han ido perfilando el resto de las medidas tomadas desde Mayo de 2003.
¿Qué es sino una revolución, haber recuperado todos y cada uno de los resortes que hacen al crecimiento y desarrollo de
Porque sin Ciencia, Tecnología y Conocimiento propios no podemos ser libres.
Lo que quedó plenamente demostrado cuando salimos por millones a festejarnos para el Bicentenario, y para recorrer Tecnópolis.
Por estas razones, que no son todas, sostengo que estamos llevando adelante una Revolución.
Escribo, desde mi pertenencia orgullosa a este proyecto nacional, popular, soberano y revolucionario.
Daniel Mojica
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