SIN ASCO.
Asco. Esa palabreja ha generado variadas polémicas. En muchos casos, como suele suceder para la prensa “oficialista” del Cártel Clarín, esas polémicas suelen alejar del núcleo del debate.
Pero, para ponerme a tono con cierto segmento afín al jefe de gobierno de la ciudad autónoma de buenos aires, no voy a hablar de política.
Recuerdo, cuando orillaba los 10 ó 13 años, había una expresión que se escuchaba bastante era, “darle sin asco”. Con esa expresión se aludía, a darle sin límite.
Tanto se podía usar en código de potrero, para frenar a un habilidoso del equipo contrario: “al 9 ese dale sin asco”. También para memorar un encuentro amoroso, en barra de amigos se solía escuchar “nos dimos sin asco”.
En realidad, hablar de límites, no es hablar de política.
Uno puede pensar que ciertos personajes no tienen límites, en los actos que competen a la esfera pública. Ya que lo privado, es sagrado.
Si lo sabrán ciertos monopolios.
Hablo de Murdoch, de Inglaterra, a 14 mil kilómetros de distancia.
¡Qué tipo! ¿no? Espiar de esa manera. Y además no hacerse cargo.
Porque, bueno. Si vas a darle sin asco al espionaje, lo que uno espera es que se haga cargo. Es como darle sin asco al marketing, a las encuestas. Telefónicas o no. No es cuestión de discriminar, tampoco.
Pero, bueno. Es sabido que alguna gente no tiene límites a la hora de obtener un logro. Una duda ¿será lo mismo? “no tener límites” a que “el fin justifique los medios”.
Es una duda. Porque ya vivimos una época así.
Es cierto que dije que no iba a hablar de política. Qué difícil.
Hay personajes que convocan a la prensa para mentir descaradamente.
Dicen “yo no conozco a esa empresa”, y resulta que hace un año le firmó un contrato de más de un millón de pesos.
¿Esto también es darle sin asco? ¿o no tener límites?
¿O será sólo falta de memoria?
Esto de no hablar de política, me confunde un poco.
Pero bueno, si hay un candidato a gobernador que dice no conocer los problemas de la provincia que pretende gobernar ¿no se me puede perdonar un poco de confusión?
¿Acaso uno tiene que saber de todo?
Bueno, de todo no. Pero al menos saber de qué se trata, sí.
Digo, para gobernar ¿no? En fin.
No sé para que me meto en estos bretes. Si ya del asco hablaron por todos los canales, las radios, los diarios, la tele.
Pero esos mismos no hablaron de los límites que algunos no respetan.
¿Será porque se agotaron con el asco?
Vaya a saber.
¿Ahora cómo salgo de acá?
Igual, creo que política no hable ¿no?
Hasta la próxima.
Daniel Mojica
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