Un espacio para el cambio desde la política y la cultura. Correo: danielmojica@cuestioncultural.com.ar
jueves, abril 21, 2011
LAS CORPORACIONES Y EL GOLPISMO
REFLEJOS GOLPISTAS DE UN ESPEJO EXTEMPORANEO
Parece que los nuevos tiempos políticos que inauguramos en Mayo de 2003, incomodan de manera creciente a las corporaciones que conforman el sistema de poder imperante en el país.
La pregunta que debemos hacernos es ¿por qué los incomoda?
Para acercarnos a la respuesta, digamos que a esas corporaciones les llevó décadas instalar en la conciencia colectiva la idea de “impotencia nacional”.
Para ello debieron valerse de manera recurrente a golpes de estado, cuando esa “idea” amenazaba con cuestionarse. Tanto es así, que el último recurso que usaron para sostener semejante impostura fue recurrir al genocidio, al robo de bebés. A la instalación del terrorismo de estado.
Semejantes acciones criminales ponen de manifiesto cómo subestiman al pueblo argentino.
Aunque, de alguna manera, lograron una cierta aceptación generalizada y tal vez inconciente, de que el sistema de poder maneja al Poder Ejecutivo, al Poder Legislativo y al Poder Judicial. Y que eso era imposible modificarlo.
Porque demostraron ser capaces de cometer un genocidio para sostener sus privilegios de clase.
Sólo así, podemos llegar a comprender la virulencia, el odio y la ceguera con que atacaron a Néstor Kirchner y atacan a Cristina Fernández de Kirchner.
Es que el 25 de Mayo de 2003 se comenzó a desarticular ese asfixiante fantasma que nombré “impotencia nacional”.
El “no se puede” instalado durante décadas se empezó a desmoronar, gracias a ese presidente informal, que se parecía “peligrosamente” a su pueblo.
Entonces, el sistema de poder, desde los medios hegemonizados por el Cártel Clarín y su socio encubridor de genocidio “La Nación”, comenzaron a tildar al presidente Néstor Kirchner de “autoritario”. Cuando en realidad lo que estaba haciendo era ni más ni menos, recuperar la autoridad del Poder Ejecutivo que habían resignado todos los presidentes, desde que recuperamos la democracia.
Pero no sólo fue atacado, Néstor Kirchner, por lo más representativo del sistema opresor. También sufrió ataques, que todavía debe soportar la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, de la izquierda extraviada sin remedio.
¿Por qué? Porque sigue confundiendo al gobierno con “el poder”.
No entiende, y a esta altura ya no quiere entender, que desde Mayo de 2003, la lucha es por RECUPERAR EL PODER para el gobierno votado por la mayoría.
Sucede que a esa izquierda, le venía bárbaro el “no se puede”. Porque de esa manera podían elaborar y tirar al voleo las consignas más alejadas de su posibilidad de concreción. Para seguir manteniendo la ilusión de que “son revolucionarios” y que “son obreros esclarecidos”.
Esta es la simple explicación, desde mi humilde opinión, de la coincidencia en los hechos y en las calles de la Sociedad Rural y esas expresiones testimoniales de los partidos “de izquierda”.
El proyecto nacional y popular que pusimos en marcha en Mayo de 2003, vino a desenmascarar a tanto pescador de río revuelto, que sacudió la modorra de una sociedad que parecía resignada a que nada podía cambiar.
Sólo parecía resignada.
Porque cuando percibió que sí se podía, comenzó a participar e integrarse de diferentes maneras al proyecto puesto en marcha.
Entonces apareció la otra etiqueta con la que quisieron deslegitimar al ex presidente y al proyecto nacional y popular. Lo tildaron de “hegemónico”.
No quisieron “ver” que cada vez más personas comprendieron la profundidad de los cambios producidos, y que manifestaban su apoyo a esos cambios.
Es así, como fueron destilando su odio, los escribas y comunicadores a sueldo de las corporaciones.
El mismo odio que no tardaron ni un segundo en manifestar hacia nuestra presidenta, desde que asumió el cargo para el que fue votada por la mayoría del pueblo.
No es casual, que esto suceda. Como nada es casual en la lucha de los pueblos por su liberación.
Y esta es la esencia del problema. Aunque lo quieran disfrazar con títulos mentirosos y tapas golpistas.
Somos un pueblo en camino hacia la liberación nacional, y ellos representan la dependencia a la que nos sometieron a lo largo de la historia.
No hay otra cuestión.
Resulta lamentable que los dirigentes políticos que se disgregan en una oposición que no es “una” ni es “oposición”, defiendan de manera tan descarada a los gestores históricos de los crímenes que enlutaron nuestra nacionalidad. Esto es, el genocidio que arrasó a los pueblos originarios, comandados por la Sociedad Rural; y el genocidio que se llevó a nuestros treinta mil hermanos y se robó a nuestros pibes.
¿Por qué no es “una”?
Porque es una multiplicidad de egoísmos e individualidades.
¿Por qué no es oposición?
Porque no tiene argumentos políticos. Sólo hace de comparsa de las corporaciones que no quieren resignar el poder arrebatado al pueblo en la mesa de torturas y en las masacres disfrazadas en sus titulares mentirosos.
Este es el contexto por el que transitamos hacia las próximas elecciones nacionales.
Un gobierno cada día más soberano y más popular, que va cosechando adhesiones con cada medida instrumentada. Una presidenta que a cada minuto demuestra su condición de estadista y de conductora del movimiento nacional. Pero sobre todo y en primer lugar pone en evidencia sus valores humanos, su sensibilidad y su entereza. No sólo para ser la conductora natural e indiscutida por el pueblo que la votó y que la volverá a votar, sino para no responder de igual manera a las injurias, agravios e insultos a que la someten de manera casi cotidiana.
Completan el contexto las corporaciones que no se resignan a cumplir las reglas de la democracia, las leyes y las normas constitucionales que el gobierno nacional tiene la obligación de hacer respetar.
Esta lucha será larga.
Estemos alertas y serenos. No caigamos en las provocaciones que serán cada vez más descaradas.
Pero sepan todos, que quienes apoyamos este proyecto nacional, popular y soberano, lo vamos a defender en todos los terrenos, con la misma convicción que ponemos en cada movilización.
Esa misma convicción que los medios bastardean, cuando dicen que nos pagan para manifestarnos.
Esta gente, confunde valor con precio.
Por eso nunca van a comprender esto de las convicciones. Las que Néstor dijo que no dejaría en la puerta de la casa rosada.
Las mismas que Cristina dijo, que son imprescindibles. Más que las personas.
Convicciones, señores. Ideas. Y pasión, para llevarlas adelante.
Daniel Mojica
http://hayotramirada.blogspot.com
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