HEBE. LAS PALABRAS Y LOS HECHOS
Qué tremenda realidad.
La que estamos viviendo. La que estamos construyendo.
La que vamos dejando de a poco. Muy lentamente. Mientras construimos. Venimos de un genocidio. Cuyos culpables, socios y cómplices, civiles, militares, mediáticos, aún no han recibido el castigo que la justicia les tiene reservado.
Hay hechos incontrastables: aquí se secuestró, se torturó, se asesinó, se violó, se desapareció, se robaron criaturas. Estos hechos fueron cometidos por personas. Civiles, militares, eclesiásticos, jueces, empresarios.
Las consecuencias de esos crímenes atroces nos acompañarán de manera implacable, como un estigma, mientras quede un solo nieto por recuperar. En tanto se esclarezca el destino de cada uno de los 30 mil desaparecidos. De nuestros 30 mil. Porque esos militantes, nos los han desaparecido a todos y cada uno de nosotros.
A sus padres, madres, hermanos, hijos, amigos, conocidos, esposas. Pero también a quienes nunca los conocieron. Porque como sociedad, nos los han arrancado. Somos un cuerpo social al que nos han amputado 30 mil partes.
Estos hechos, a un número “X” de personas no les preocupa. No les quita el sueño. Tal vez ni siquiera ocupe un espacio en sus ajetreados días. Quizás no tengan el tiempo de ocuparse de “esas cosas”.
Pero estas mismas personas, cuando escuchan, leen o ven palabras como “genocidio”, “dictadura genocida”, “apropiadores”, “violadores”, “torturadores”, “crímenes de lesa humanidad”, “jueces cómplices”, “civiles socios de genocidas”, “empresarios y periodistas cómplices”, desaparecidos”, reaccionan airadamente. Dicen estar hartos de que “se hable de cosas que pasaron hace 34 años”.
¡Qué cosa! Les preocupa más “la palabra” que nombra el hecho, que el hecho en sí mismo.
Es en este contexto que quiero colocar las reacciones de algunos grupos de personas ante las palabras pronunciadas durante la manifestación en reclamo de la plena vigencia de la ley de democratización de medios, por Hebe de Bonafini. BONAFINI, Macri. BONAFINI.
Nada dijeron sobre el hecho concreto consumado, de la reunión de Héctor Magneto con el titular de la Corte Suprema de Justicia, Dr. Ricardo Lorenzeti, semanas antes del envío de la mencionada Ley al Congreso de la Nación. Mas, cuando alguien comentó con preocupación semejante hecho. Preocupante por donde se lo quiera ver, salieron prestos a cuestionar “el comentario” y su análisis.
¿Por qué sigue siendo preocupante el tema de esa reunión?
Porque el titular de grupo Clarín fue a preguntarle al presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, si estaba dispuesto a asumir su responsabilidad constitucional “en caso de acefalia”. Dando por sentado con esa pregunta, que sacando del medio, vaya a saber por cuales oscuros mecanismos, a la Presidenta en ejercicio de su mandato, tampoco asumirían ni el vicepresidente, ni quienes siguen la línea sucesoria que regla la Constitución Nacional.
Recordemos el golpe institucional perpetrado en Honduras contra el Poder Ejecutivo, con la anuencia cómplice del resto de los poderes.
Más cercano en el tiempo, ya sancionada la ley de democratización de medios. Luego que la Corte Suprema anulara por unanimidad, una aberrante medida cautelar dictada por una jueza de Mendoza, y cuando está pendiente, en manos de los jueces de la Corte Suprema, el análisis de una nueva cautelar que apunta al núcleo del espíritu de la mencionada ley (el artículo 161, que habla del período de desinversión de aquellos que tienen más licencias de las permitidas por la ley, y le otorga el sentido de ley anti monopólica) nuevamente el Dr. Ricardo Lorenzeti recibe otra sospechosa visita de un alto directivo del grupo Clarín, principal interesado en que la ley no sea instrumentada.
¿Por qué son sospechosas estas visitas?
Porque nos son anunciadas, públicas, de frente a la sociedad.
De estos hechos no se cuestiona nada. Pero cuando Hebe lo pone en palabras viene la catarata de cuestionamientos a sus palabras.
¿Qué sociedad estamos construyendo si no cuestionamos semejantes hechos, pero sí las palabras que las nombran?
¿Qué cultura es la que estamos sosteniendo?
Preocupante contradicción entre el pensar, el decir y el hacer.
Se cuestiona a la Presidenta Cristina Fernández, como antes a Néstor Kirchner por supuestas “formas” desagradables. Se la combate por sus logros reconocidos internacionalmente. Por sus políticas en beneficio de las grandes mayorías.
¿Quieren una sociedad prolijita, silenciosa, consensuada, condicionada y dependiente de los grupos de poder, como desde 1983 hasta Mayo de 2003?
Hay dirigentes que llegan a la impostura demagógica de proponer medidas que no fueron capaces de instrumentar cuando fueron gobierno. Estos dirigentes son los que tienen espacio en esos medios que cuestionan la ley de servicios de comunicación audiovisual. Estos son los que cuestionan “palabras”, “formas”.
Pero hasta en ese cuestionamiento se les nota la mentira, porque lo que les molesta es el fondo, el núcleo, la sustancia.
Como con las palabras de Hebe. Palabras que iban al hueso del asunto. No se quedaban en la periferia. No estaba tan lejos Hebe con su propuesta de hacer una movilización por mes si es necesario.
Dos días después sucede el intento de golpe contra el compañero Rafael Correa en Ecuador. Cuando ha mandado un proyecto de ley de medios. La excusa ha sido un supuesto recorte de beneficios a las fuerzas policiales, por otra ley. Ley que los medios dominantes se encargaron de tergiversar, para malquistar a algunos miembros de esa fuerza que ni siquiera habían leído la mencionada ley.
Observemos: manipulación de los medios de comunicación dominantes, con un dirigente opositor que pretendió capitalizar ese descontento, y como no pudo se fue del país.
Para resaltar, el funcionamiento a pleno de los medios públicos de comunicación en el hermano país, que sirvieron para tener informada y movilizada a la ciudadanía en defensa de su presidente y de su democracia.
¿Se puede negar la semejanza de lo que pretende el grupo Clarín en nuestro país, con sus tergiversaciones, manipulaciones y mentiras? ¿Con sus constantes ataques a los medios públicos? ¿Con su infructuosa búsqueda de un dirigente que haga las veces de Lucio Domínguez de Ecuador?
Este y no otro es el contexto de las palabras de Hebe de Bonafini.
Daniel Mojica
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