miércoles, diciembre 02, 2009

PERIODISMO DESTITUYENTE

LA MOVIDA DESTITUYENTE NO ES UN FANTASMA Algunos escribas cipayos, que se autotitulan “periodistas independientes” y escriben o modulan para “el partido mediático opositor” que les paga el sueldo, niegan que ese accionar esté sucediendo ¿tal vez porque forman parte de la misma? Llenan espacios en revistas y diarios con notas que alguien paga, vaciando de contenido hechos recientes y tergiversando su significado ¿acaso son idiotas útiles del golpismo solapado? ¿son tan ignorantes? ¿o juegan a conciencia? ¿negar es su trabajo, confundir a los lectores y/o televidentes? EJEMPLO: hace poco en una nota de la revista “23” TNembaum mencionó como una simple cena de camaradería, una reunión llevada a cabo en el Regimiento Patricios en Mayo de 2004: Va nota de la época: Por Horacio Verbitsky El jueves 20, el ministro de Defensa, José Pampuro, visitaba los talleres de la Brigada Aérea I, en El Palomar, donde tiene la central operativa la red de control del espacio aéreo por radar, que permitirá saber en tiempo real si un avión que vuela en los cielos del país tiene o no su matrícula en regla. En ese momento sonó su teléfono. Era el presidente. Pampuro se preocupó. Cuando Néstor Kirchner llama después de las diez de la noche, algo pasa. –Pepe, andate ya mismo al regimiento Patricios –le ordenó. –¿Qué pasa en Patricios? –Hay unos muchachos que se juntaron para comer y charlar. Fijate en qué andan. Como el Jefe de Estado Mayor del Ejército, general Roberto Bendini, comía con un enviado del Ejército de Francia y no era oportuno interrumpirlo, Pampuro se hizo acompañar por el subjefe, Mario Chretien, y por el Comandante del Cuerpo I, general Carlos Antonio Esteves. Llegaron a Patricios a las diez y media de la noche. La playa de estacionamiento lucía abigarrada de vehículos. Al entrar al casino de oficiales vieron las mesas tendidas y todos los comensales vestidos de civil. La única excepción era Chretien, quien ante la sorpresa general introdujo a su acompañante: “Señores, el ministro de Defensa”. El silencio era insoportable. Biblias y calefones Pampuro tomó la palabra. Dijo que con los dos generales estaba haciendo una recorrida de las unidades, que habían estado antes en el vecino regimiento de Granaderos a Caballo y que al pasar habían visto los autos estacionados y entraron para enterarse de qué actividad se trataba. Los recién llegados se repartieron la tarea de identificar a los asistentes. Sólo detectaron a un general en actividad, Francisco José Goris, un protegido del ex jefe de Estado Mayor, Ricardo Brinzoni, quien durante el gobierno de la Alianza usó el ascenso de Goris para postergar al actual jefe Bendini. Un traficante de armas intentó escabullirse de la vista. Como dueño de casa oficiaba el general Ernesto Juan Bossi, quien convoca desde la mutual militar. Es el más persistente ideólogo de la recuperación de funciones policiales para las Fuerzas Armadas. También participaron el ex Jefe de Estado Mayor Conjunto Juan Carlos Mugnolo, el ex subjefe del Estado Mayor del Ejército con Brinzoni, Eusebio Jurczyszyn, investigado en Córdoba por espionaje a los tribunales federales, y el general Hernán Olmos, otro de los purgados en 2003 de la cúpula de Brinzoni. Entre los civiles se destacaban la eminencia gris oscuro del radicalismo, Enrique Nosiglia, y el pelo engominado y la barba roja de Vicente Gonzalo Masot. Nosiglia y Jaunarena fueron los impulsores de las leyes de punto final y de obediencia debida, a cuya nulidad declarada por la justicia y el Congreso no se resignan porque compromete la evaluación histórica de sus actos. Masot fue en la década de 1970 un destacado militante de la Falange Restauradora Nacionalista que inspiraba el profesor Jordán Bruno Genta. Veinte años después debió renunciar como viceministro de Defensa de Carlos Menem por defender en público la aplicación de torturas a detenidos. Entre los empresarios llamaba la atención la presencia de Miguel Angel Iribarne (socio de Aldo Ducler en Mercado Abierto, sociedad investigada por lavado de dinero); del ejecutivo del banco chino de Hong Kong y Shangai (HSBC), Emilio José Cárdenas (el autor de la precisa definición del gobierno menemista como una cleptocracia, designado de inmediato embajador ante las Naciones Unidas) y de otro hombre de principios, el banquero Jorge Brito, a quien Kirchner señaló primero como financista de la campaña de Menem y luego como modelo de burgués nacional, expresiones sólo en apariencia contradictorias. Junto a nacionalistas como Gustavo Breide Obeid asistían ex funcionarios menemistas de Defensa, como Jorge Domínguez y Juan Ferreyra Pihno; el peronista bonaerense Manuel Urriza; el ex secretario del sindicato del Seguro y del Registro Nacional de Armas, José Genaro Báez (responsable de la introducción en la escena política en 1975 del joven arribista Carlos Rückauf); almirantes retirados en disgusto con decisiones de conducciones anteriores, como Horacio Fisher, el cuñadísimo Basilio Pertiné, y Carlos Alberto Frasch; generales que se fueron a su casa por propiciar la salida de tropas a la calle en los meses calientes de 2002, como el ex jefe de paracaidistas Emilio Nazar; inveterados conspiradores como el almirante Miguel Troitiño, el general Carlos Matalón y el brigadier Luis Villar (fundadores del pintoresco partido militar Nueva Opción Republicana, NOR, Troitiño fue arrestado varias veces por impugnar en tono poco castrense las extradiciones solicitadas por el juez Garzón y otras decisiones judiciales); el coronel Gustavo Gorriz, edecán de Menem y operador de Brinzoni para la fallida Mesa de la Reconciliación; el Capitán de Navío Nolte Polledo, quien fue secretario de los últimos Jefes de Estado Mayor de su arma durante la dictadura militar y dijo que se habían sacado listas y documentación a Suiza; el coronel Alberto Jorge Crinigan, quien debió pasar por los tribunales en la causa del Batallón de inteligencia 601 y acusó de traidor al ex Jefe de Estado Mayor Martín Balza; el capitán de navío Jorge Perren, el temible Puma de la ESMA; el capitán de navío Norberto Varela, despedido como interventor de la policía municipal de Buenos Aires, acusado por presunta privación ilegítima de la libertad de un empleado de la comuna, y definidor de la Conadep como “un grupo faccioso”; el brigadier Francisco Serrat, en cuya dependencia se realizaron tareas de espionaje sobre organizaciones políticas; el ex jefe de inteligencia del Ejército, Jorge Pedro Miná, acusado por violación a la ley de Defensa en la investigación del asesinato del último conscripto; el ex jefe de escuchas de la SIDE, Julio C. Sarmiento; el ex jefe de Gendarmería Hugo Miranda y el coronel Rubén Víctor Visuara, ex jefe operativo de la banda de Aníbal Gordon y del centro clandestino de detención Automotores Orletti. También estaban algunos colaboradores de Jaunarena en el nuevo grupo Seguridad en Democracia (Send) que se acaba de crear: el ex director del Estado Mayor del Ejército con Brinzoni, general (OD) Alfredo Lafuente, el contraalmirante Uberti y su ex jefe de gabinete, el periodista Raúl García. Sapo de otro pozo, el diputado kirchnerista cordobés Eduardo Di Cola, interventor en el Correo Argentino, comenzaba a preguntarse qué hace en este lugar un hombre como yo. Con el pretexto del locro y la empanada lo había invitado su amigo el coronel Ochoa, de Río Cuarto como él. Descubiertos con las cucharas en el plato, los asistentes justificaron que se habían reunido allí para celebrar el Día de la Patria. No atinaron a explicar por qué lo hacían el 20 de mayo. Tampoco dijeron cuál había sido la razón de los encuentros similares que mantuvieron en los últimos meses (el anterior en Granaderos) a los que asistieron dos generales que no estaban el jueves: Ricardo Brinzoni y Daniel Reimundes. Pampuro y Chretien se sentaron a la mesa de Jaunarena y Nosiglia. El operador radical intentó otra disculpa: –Ojo que no estamos conspirando. –Eso que decís me garantiza que sí –le respondió Pampuro con sonriente conurbanidad. (“Página 12” H. Verbitzky- Mayo 2004) ¿Qué fin persigue el periodista al traer del pasado un hecho preocupante, tal como se desprende de la nota de la época, y pretender que en ese hecho (como en otros que presenta de la misma manera en esa nota y en sucesivas entregas para la misma revista) sólo hay paranoia oficial? ¿Acaso le pagan para licuar la memoria de los hechos, quitarles el real sentido que han tenido, para abonar la idea que se trasunta en varias notas del mismo autor, en el sentido que Néstor Kirchner en particular, y quienes apoyan en general el proyecto iniciado en Mayo de 2003 y que continúa la presidenta Cristina Fernández, crean enemigos donde no existen? Así llegan a la otra instalación que se hace desde el grupo Clarín y sus “periodistas independientes” a sueldo: “buscan generar caos”. Cuando en realidad el CAOS es ver la sangre que hacen fluir desde todos sus canales de difusión el “partido mediático opositor” para INTRANQUILIZAR, ATEMORIZAR, MALQUISTAR a la población que sintoniza sus canales y radios. Otra instalación es la de “crispación en el gobierno/funcionarios/oficialistas”. Cuando en verdad la CRISPACION es la del monopolio que va perdiendo credibilidad a medida que la desmesura va ganando sus titulares, sus tapas, sus zócalos, sus pantallas y micrófonos. Esa pérdida de credibilidad genera un círculo vicioso dentro del grupo Clarín: MAS MIENTEN=MAS PERDIDA DE CREDIBILIDAD=MAS TERGIVERSACIONES Y MENTIRAS= MAS CRISPACION=MAS MIENTEN Entonces los escribas y charletas a sueldo proyectan en el gobierno lo que les sucede a ellos y tratan de ejercer la desmemoria citando hechos sucedidos fuera de contexto, para CONFUNDIR Y CREAR LA SENSACION DE UN GOBIERNO QUE NO VE LA REALIDAD. Cuando en verdad el gobierno y una gran cantidad de personas NO COMPRAN LA REALIDAD QUE CONSTRUYE EL MONOPOLIO UNIFORMATIVO. Esto los pone nerviosos. POR ESO ESTAN JUGADOS A UNA SALIDA ESTILO HONDURAS. En eso también se equivocan. Daniel Mojica

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