CAMINO A LA INIMPUTABILIDAD
En una democracia es función de quien fue elegido para regir los destinos del país que elabore y ponga en marcha las medidas necesarias para llevar adelante su plan de gobierno votado por la ciudadanía.
Como es función de la oposición controlar que se ejecute lo que la ciudadanía votó. Primera confusión nada ingenua, la oposición no está para imponer sus ideas que no fueron votadas para llevarlas adelante, sino serían oficialismo. Tampoco el rol de la oposición es impedir que el gobierno ejecute su plan de gobierno.
Aunque parece que en este bendito país los dirigentes de la oposición y la corporación mediática del “periodismo independiente” quieren impedir que el gobierno lleve adelante su plan de gobierno. Para eso le mienten a la población diciendo que el gobierno no tiene un plan. Pues sí lo tiene, la ciudadanía lo votó y lo están implementando pese a la obstinada y pertinaz gama de tácticas y chicanas que los mediocres dirigentes opositores se empeñan en poner en práctica para impedir el normal funcionamiento de las instituciones. Segunda confusión menos ingenua aún, vilipendiar, agraviar y ofender la primera magistratura de la nación pretendiendo defender las instituciones. Descalificar a legisladores, intendentes y diferentes funcionarios elegidos democráticamente para cumplir con sus funciones, precisamente porque llevan adelante las medidas por las cuales fueron votados, todo en nombre de las instituciones y por el bien de la república. Cuando no pasan de la amenaza a la acción.
Hay disparates para todos los gustos que salen de las bocas de esos dirigentes que sólo piensan en sus futuras candidaturas, sin importarles el destino del país en las presentes circunstancias enmarcadas en la colosal hecatombe que el capitalismo inocula a lo largo del planeta. Para ellos sería una gloria que el gobierno actual fracasara en su intento de hacer que la crisis nos golpee de la manera menos dura posible. Por supuesto que no lo van a decir de manera clara y precisa. Pero de sus discursos y acciones surge de manera contundente que ese es su objetivo.
Siempre hay alguien que se destaca en este afán destructivo. Se destaca por mérito propio pues sobreactúa de manera ostensible, pero además las cámaras y micrófonos la tratan con especial deferencia, como si hubiera un acuerdo tácito, ya que es una habitual proveedora de títulos catástrofe cuando del gobierno en general se trata, o de la presidenta y el ex presidente en particular.
Ha llegado a hacer comparaciones, hablando de la presidenta y el ex presidente, que si hubieran sido dichas por algún funcionario de gobierno acerca de algún dirigente opositor, la corporación mediática del “periodismo independiente” no hubiera parado hasta lograr el juicio político de semejante personaje. Pero como son dichos por esta señora que hace guiños simpáticos a cámara y les garantiza audiencia por su incontinencia verbal, hasta buscan que profundice sus absurdas predicciones, falacias que dice como sesudos análisis proféticos.
Es lamentable el nivel de las argumentaciones de la dirigencia opositora en general, ya que hablan como si hubieran llegado a la política hace cinco minutos. Pero en particular las de este personaje que entre tanta verborragia inconsistente llegó a decir luego del discurso presidencial del primero de marzo pasado “…la presidenta no anunció una sola medida concreta para enfrentar esta crisis, y la verdad que esta crisis la va a tropellar…”
Cuando en realidad hace semanas que la presidenta viene haciendo anuncio tras anuncio y poniendo en marcha medidas para proteger el empleo, el salario y el consumo interno.
Otra de sus absurdas aseveraciones “…uno de los países a los que más fuerte le puede tocar la crisis productiva por la ausencia de política es claramente la Argentina…” tal vez confunde su deseo con la realidad, pues la opinión de especialistas no contaminados por la enfermedad del mercado y la especulación financiera que llevó a este caos, pronostican todo lo contrario para la argentina en particular y para América Latina en general.
Quizás debería buscarse un trabajo para que su febril mente se ocupe en algo productivo, no es bueno el ocio en aquellas personas que no tienen en el arte, en cualquiera de sus expresiones, su vocación, su forma de embellecer este mundo desde algún tipo de creación.
Caso contrario creo que va camino a la inimputabilidad.
Daniel Mojica
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