jueves, enero 29, 2009

¿Nuevos aires?

AQUÍ ESTAN LOS NUEVOS DE LA POLITICA, O LA NUEVA POLITICA. COMO SER PANQUEQUES Y PRETENDER OTRA COSA La realidad de este bendito país no deja de sorprender a quienes hurgamos en sus pliegues, ya sea porque nos duele, porque nos apasiona la política, porque queremos cambiarla o por todo eso junto. La sorpresa, a veces tiene que ver más con “¡no puedo creer que se animen a tanto!” que con “ya me lo imaginaba”. Hay dirigentes de toda laya en estas tierras y muchas veces los ciudadanos no ponemos la lupa sobre ellos, para no conformarnos sólo con el discurso y la foto que los muestra sonrientes besando a la criatura de turno. Porque esta raza es muy hábil para decir lo que supuestamente quiere escuchar la población, además de ser buenos actores y respetar el guión que le escriben los publicistas, para venderse como si fueran un producto. Y como a los ciudadanos nos vienen formateando cada vez más para que seamos fieles consumidores, muchas veces entramos en el juego y compramos “el producto”. Y ya sabemos lo que sucede cuando de hacer reclamos a defensa del consumidor se trata. El caso es que yo me resisto a formar parte de la multitud de “consumidanos” que en la playa miran su celular para ver hacia donde tienen que ir corriendo todos como rebaño, porque hay fogata, playa, bikini open o lo que sea. Y tampoco me sumo a los que van como vacíos de voluntad con sus tremendas tarjetas de plástico bajo el brazo, al supermercado que digita que los jueves compro esto con 15% menos o los lunes aquello con 10% de descuento. Aunque parezca, no me estoy yendo del tema. Quiero hablar de cierta dirigencia que nos quiere vender un caballo viejo y cansado como si fuera un potrillo, porque le han puesto un correaje diferente. Hay algunos dirigentes que se fueron del partido que los vió nacer porque no le gustaron algunos manejos, algunas actitudes o ciertos discursos o postulados de quienes lo conducían en aquel momento, o porque las alianzas que hicieron no eran de su agrado. Así es que forman su propia agrupación a medida de sus particulares intereses y ambiciones personales. A partir de ese momento se transforman en expertos en ver la paja en el ojo ajeno. En cuestionar en los otros, actitudes y gestos que ellos mismos tienen dentro de su misma agrupación. De a poco a fuerza de perseverar en denuncias altisonantes que nunca son probadas, y apocalípticas admoniciones sobre el futuro del país si ellos no lo gobiernan, se hacen un lugar en los medios de difusión de la corporación de “periodistas independientes”. Llegan a ocupar cargos legislativos construyendo una imagen de éticos e impolutos. Lanzan diatribas e insultantes adjetivaciones hacia quienes gobiernan, acusándolos de cuanto se les pase por su afiebrada cabeza. Luego de varios desfiles por los programas de opinión de la corporación mediática de “periodistas independientes” en cuyas entrevistas jamás le repreguntan ni incomodan, a tal punto de parecer (los “periodistas independientes”) parte de la campaña personal de la persona entrevistada, se autoproclama líder de la oposición y empieza tener las mismas actitudes, gestos, manejos, discursos y postulados que criticaba en los dirigentes que hicieron que se fuera de su partido. Haciendo que muchos dirigentes de la agrupación que hizo a su imagen y semejanza se fueran, denunciando el mismo trato autoritario, con el que a su vez dicho dirigente estigmatiza al gobierno. Entonces, se erige en el faro ético que debe iluminar la oscuridad que, proclama, invade al país con este gobierno, y sólo ven sus ojos. Pero cuando una vez alguien le preguntó de qué vive desde que dejó la legislatura de la Nación, quien paga sus vacaciones fuera del país, y sus continuos viajes, se le achicaron los ojitos que guiña constantemente frente a las cámaras de TV, y atina a contestar algo acerca de un o unos amigos. Desde entonces ningún “periodista independiente” siente esa curiosidad típica de la profesión, para indagar acerca de su fuente de ingresos. Aún cuando sigue teniendo el mismo espacio y la misma fuerte voz para denunciar ante cámaras y micrófonos cuanta corrupción ve en todos los demás. Ahora, en tiempos preelectorales, se esfuerza en el ser el centro de alianzas de todo pelaje, hasta de aquellas que denunciara antes de irse de su partido original, partido con el que está armando un “fuerte núcleo opositor”, al que esperan convidar al fundador del “no positivismo” para que a la ética se sume la lealtad. No quiero olvidarme de mencionar que en la agrupación fundada por este dirigente casi eclesial, hay quienes han pasado por todas las agrupaciones posibles, dando muestra de una maleabilidad digna de mejores fines. No dejemos que la hipocresía nos pase por arriba. Porque estos son los manejos que pretenden ensuciar a la política, para que las nuevas generaciones no se acerquen a los partidos porque “la política es sucia”. A todos los que hayan llegado hasta estas líneas les digo que los sucios son ciertos políticos, que en su afán de quedarse con “la política” y alimentar el apoliticismo con que algunos lograron llegar a la ciudad autónoma de buenos aires para seguir haciendo sus negocios personales y corporativos. Hay que refundar la pasión militante y sólo desde ahí, en mi humilde opinión, nacerán los nuevos dirigentes que nos conduzcan hacia un país que merezca la pena ser vivido. Y siempre poner la lupa sobre los que elegimos y sobre los que pretender ser elegidos. El ejemplo en la acción es la mejor fórmula para no equivocarnos tanto. Soy de los que creen que todo futuro debe ser mejor. Y que depende de nosotros. Daniel Mojica

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