viernes, julio 18, 2008

Elegir mejor a los aliados

Este conflicto entre un sector privilegiado de "ese" campo y el gobierno democrático ha dejado varias enseñanzas. La principal, en mi opinión, para el gobierno democrático es afinar la puntería a la hora de elegir aliados. Si de algo tambien sirvió es para establecer una notoria divisoria de aguas y dejar a la vista de todos, quienes apoyan al gobierno elegido y están por la construcción de un proyecto nacional y popular; y quienes están por la defensa corporativa de intereses contrarios a una distribución más justa de la riqueza. Entre estos últimos se encolumnaron tambien quienes intentan desestabilizar al gobierno democrático (que no son pocos, ni es una fantasía paranoica como pretenden invisibilizar desde los medios que los apoyan) El conflicto ha servido tambien para que se cayeran muchas máscaras y quedaran a la luz ciertos rostros y las verdaderas causas que defienden. Nada es casual en la historia de las luchas populares. Esta es sólo una batalla más, que devino punto de inflexión. A partir de aquí hay que reconfigurar alianzas y profundizar el camino que nos lleve al proyecto nacional y popular. Decía que nada es casual. La historia la definen hechos concretos, las acciones y omisiones de los hombres y mujeres que atraviesan y son atravesados por la realidad. Hay causalidades que definen rumbos. Ante esta etapa signada por el mencionado conflicto quedaron perfectamente delineados dos proyectos antagónicos: de un lado el modelo de país para unos pocos (modelo que tratan de imponer ante cada muestra de debilidad o duda de los gobiernos democráticos, como en 1930, 1955, 1966 y 1976) esos pocos que manejan grandes medios (económicos, financieros, periodísticos, audiovisuales, radiofónicos, eclesiásticos) y apoyados por camaleónicos dirigentes que sólo piensan en sus propios beneficios personales/familiares, entre quienes sobresalen los desestabilizadores profesionales de los gobiernos democráticos desde 1983 a la fecha, y una oposición oportunista y patética que sólo sabe maquillarse para aparecer ante todas las pantallas y micròfonos que los dueños de los medios ponen a su disposición, sabiendo que si consiguen rapiñar alguna cuota de poder, sabrán devolver los favores recibidos. Del otro lado, está el modelo de país que aún no ha logrado consolidarse y echar raìces perdurables, pero que persiste en su intento de construir un proyecto nacional y popular, en el cual los desposeídos, los que menos tienen, los marginados, sean de una vez y para siempre incluidos como parte de la fuerza de trabajo y se constituyan en columna vertebral de la lucha por la emancipación que está más cerca que lejos, junto a una latinoamérica unida en pos del mismo objetivo y junto al gobierno democràtico que ha sido elegido para lograr ese cometido. A mitad de camino, y algo confundida en su afán de escalar a posiciones que los poderosos nunca le concederán, una parte de la clase media arrobada por los cantos de sirena. Si tardan mucho en darse cuenta de cual es su lugar, tal vez se queden sin ninguno, salvo que acepten las migajas que la voracidad deja caer y acepten ser esclavos de lujo. Hago votos porque seamos capaces de aprender de los errores. Por la memoria, la verdad y la justicia. Por nuestros queridos treinta mil compañeros de militancia. Daniel Mojica Integrante del Espacio Carta abierta

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